García-Gallardo abandona la política: adiós al baluarte “católico” de Vox

El que fuera vicepresidente de la Junta de Castilla y León se erigió a sí mismo como un creyente en la vida pública contra “la industria de la muerte y la Agenda 2030”

Juan García-Gallardo (Vox) deja sus cargos en la Junta de Castilla y León y en Vox (fuente Efe)

Juan García-Gallardo dimitió este lunes de todos sus cargos en la Junta de Castilla y León y en Vox. El que fuera vicepresidente en la región y  que en no pocos foros públicos se presentaba como un referente católico de la formación, argumentó discrepancias con la dirección nacional y falta de reciprocidad en la lealtad, después de negarse a firmar la expulsión de dos diputados de su grupo críticos con el partido. En una carta abierta, criticó que la organización ha dejado de ser un “proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas”. “La dirección nacional ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás”, añadió



García-Gallardo, de 33 años, casado y padre de un hijo, es abogado dentro del bufete familiar. Se define como católico practicante que entró en política para “defender la dignidad de todo ser humano” (refiriéndose a su oposición al aborto) y ha sido uno de los líderes de la formación que ha sido cuestionada por servirse de  la religión como arma electoral.

Respaldo a Luis Argüello

No ha dejado de celebrar en sus redes sociales las onomásticas cristianas y se alineó en marzo del año pasado con la reorganización de la Conferencia Episcopal Española que aupó al arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, a la presidencia de la institución, deseando que fuera el “líder que necesita la Iglesia Católica” para “volver a ser faro espiritual e incómoda para el poder”. Pidió en ese momento que el prelado no tuviera miedo “a nadar a contracorriente, a atacar a la industria de la muerte y la Agenda 2030”. También, apoyó la oposición de Santiago Abascal a que la Iglesia ordene obispas, tal y como defendió el popular Esteban González Pons.

No obstante, García-Gallardo no siempre se ha mostrado de acuerdo con las líneas de acción que plantean la Santa Sede y sus mandatarios. No fue crítico con las críticas al papa que lanzó su partido en 2021, la posición nominalista que les indicaron los obispos frente a la violencia machista o la exclusión del programa electoral de la Religión en los colegios.

Juan García-Gallardo (Vox) deja sus cargos en la Junta de Castilla y León y en Vox (fuente Efe)

Juan García-Gallardo (Vox) deja sus cargos en la Junta de Castilla y León y en Vox (fuente Efe)

El exvicepresidente ha señalado en varias ocasiones a los migrantes como responsables de la inseguridad en las calles, una criminalización que dista de la Doctrina Social de la Iglesia. “Para quienes tenemos conciencia y sensibilidad social es muy doloroso ver a miles de personas tirarse al mar, naufragar en muchas ocasiones y morir, pero también es doloroso ver las consecuencias de los barrios, las consecuencias de la inmigración masiva y cómo está aumentando la delincuencia violenta en muchos de estos, algunos muy cerca de aquí“, declaró en sede parlamentaria y recogió El Norte de Castilla.

En ese sentido, defendió la buena fe de la Iglesia al apoyar el proyecto de regularización de medio millón de inmigrantes, pero criticó que eso pueda favorecer el efecto llamada que “provoca tantas y tantas muertes” en el mar, motivo por el que pidió en las Cortes castellano-leonesas la expulsión de los inmigrantes ilegales, que concitó la oposición unánime del resto de partidos. Fue muy crítico con el falso “buenismo” porque conduce al “desastre”.

Comparativas varias

En declaraciones a Efe indicó que “la tradición de la Iglesia y los distintos papas siempre, sobre todo, es el derecho a no tener que emigrar, o sea, el derecho de una persona a poder permanecer, a tener un arraigo, a quedarse, a vivir en su casa, con su familia, en su patria, en su hogar”.

El ya expolítico aseguró que la Iglesia ha defendido “siempre” el “derecho de todas las naciones a regular los flujos migratorios”, desde Santo Tomás de Aquino, junto al “deber que tiene el que emigra de adaptarse y de respetar las leyes y costumbres locales”.

En ese sentido, diferenció entre inmigrantes por su fe, al considerar que no se puede pretender que el origen de los inmigrantes sea “neutral”. “No es lo mismo traer a un marroquí musulmán que a un argentino católico”, defendió, según informó Europa Press. En esta línea, apoyó declaraciones de su partido en las que se manifiesta que el Islam es incompatible con Europa.

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