Vocación vs mercado laboral: la lucha de los jóvenes para elegir qué estudian

Según un estudio de la Fundación SM, un 54% de los jóvenes españoles reconoce que habría elegido otro tipo de formación si tuviese su futuro asegurado económicamente

La vocación y las oportunidades profesionales son los dos principales motivos que mueven a los jóvenes para elegir sus estudios. Esta es una de las conclusiones que se recoge en el estudio demoscópico realizado por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, perteneciente a la Fundación SM. El informe, realizado a partir de 400 encuestas a jóvenes de entre 15 y 29 años, se ha presentado esta mañana en el Colegio Corazón Inmaculado de Madrid, en vísperas de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU).



Aterrizando en los datos concretos, el 26% de los jóvenes consideran que la vocación es la razón prioritaria de la elección de su formación, seguido muy de cerca de un 21% que prioriza las oportunidades profesionales. Sin embargo, un 54% de los jóvenes españoles reconoce que habría elegido otro tipo de formación si tuviese su futuro asegurado económicamente.

Perspectiva pragmática

“Tienen una perspectiva pragmática sobre el estudio, se forman pensando en el mercado laboral”, explica Adriana Pérez, coordinadora del informe que justifica esta mirada, en tanto que se trata de una generación que “ha concatenado tres crisis económicas seguidas, lo que desemboca en un impacto directo en cómo se sitúan ante una realidad complicada”.

“Por supuesto que he mirado las salidas laborales de lo que quiero estudiar, pero no me ha condicionado a la hora de elegir”, plantea Carmen Marcos, alumna de bachillerato del colegio católico concertado Corazón Inmaculado de Madrid, perteneciente a la Fundación Educación y Evangelio. Con la mirada puesta en estudiar el doble grado de Administración y Dirección de Empresas con Ingeniería Informática, se muestra preocupada por la nota de corte, aunque convencida de que “con la buena media que tengo, lo alcanzaré”.

Realmente formados

Sin embargo, los jóvenes son críticos con la realidad laboral en el que les toca moverse. Así, cuatro de cada cinco creen que la sociedad da más importancia a tener un título que a ser una persona realmente formada. En esta misma línea, el 61% de los entrevistas asegura que tener conocimientos o destrezas sobre una materia para un trabajo no sirve de nada si no se puede demostrar una titulación académica.

“Hoy nadie se forma ni puede demostrar que verdaderamente se ha formado con un mero título, nos formamos en la vida”, apunta Maite Ortiz, presidenta de la Fundación SM, que por eso, reivindica que la escuela tiene que ser un ecosistema en el que “enseñemos a aprender, a aprender a apasionarnos”. Así lo cree Toñi Urquidi, directora del Corazón Inmaculado: “Desde el aula, buscamos transmitirles emoción en el aprendizaje para que puedan elegir desde su propia vocación y no desde lo que les marque el contexto social”.

Titulitis presente

Para Adriana Pérez, “la titulitis sigue estando bastante presente en el imaginario de los jóvenes”, en tanto que “una titulación académica ya no es un símbolo de estatus, pero ellos saben que entre los empleadores priman los requerimientos por encima de la verdadera valía”.

Aun así, sí se percibe un salto respecto la consideración de la Formación Profesional como una apuesta prioritaria y de calidad, frente a una salida alternativa de segunda categoría frente a las carreras universitarias. “Aunque aún queda mucho por hacer, ha mejorado la percepción porque también ha mejorado la calidad de la oferta formativa. Cuando desde los equipos de orientación compartes con ellos y les vislumbras distintas vías de futuro, sienten que es una opción potente que combina lo vocacional con una vinculación directa con el mercado laboral”, aprecia Urquidi.

El estudio del Observatorio de la Juventud lanza además una voz de alarma, al constatar que la clase social sí puede llegar a condicional la elección de los estudios. “Los y las jóvenes con menores recursos escogen en mayor proporción itinerarios formativos por la facilidad de obtener un título”, comenta la coordinadora del informe. “Viene motivado -argumenta Pérez- por la complejidad y tiempo que requieren, puesto que tienen que compatibilizar el estudio con un empleo, les frena el coste de las carreras universitarias y la necesidad urgente de insertarse lo antes posible en el mercado laboral”.

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