Mario Piera: “La interioridad cristiana se basa en salir al encuentro del otro”

  • El ponente de la jornada ‘Educar la Interioridad’ habla con Vida Nueva sobre la importancia de contemplar a la persona de un modo “integral”
  • “Actualmente los niños y los jóvenes están muy necesitados de guía para descubrir el sentido de la vida”

Mario Piera

Educar y trabajar la interioridad puede ser la respuesta ante un mundo en el que la tecnología facilita estar cada vez más expuestos y conectados. Ante ello, la Editorial CCS ha organizado la jornada de formación para educadores ‘Educar la Interioridad’, que tendrá lugar en Valencia el próximo 9 de marzo, después de que ya se haya celebrado en Madrid, Sevilla y Santiago de Compostela.

Este curso para profesores, catequistas y monitores de tiempo libre “ha tenido una gran acogida siempre que se ha celebrado”, dice a Vida Nueva Mario Piera, psicólogo y ponente en la jornada, y que se encargará de definir qué es la interioridad “y la importancia que tiene a nivel educativo, relacionándola con la pastoral, es decir, cómo la interioridad es lo que constituye todo el tema espiritual y catequético”.

PREGUNTA.- ¿Vivimos en un mundo en el que se mira poco hacia el interior?

RESPUESTA.- Realmente vivimos en un mundo en el que miramos mucho hacia nosotros mismos, pero con una mirada muy narcisista, intentando agradar a los demás. Me miro a mí mismo para descubrir todo aquello que haga que tenga más ‘likes’ en mis fotos, pero esta no es una mirada de manera interna para descubrir lo que es la persona en sí misma. De alguna manera lo que está haciendo la sociedad es que esa mirada interna se convierta en un simple constructo de la apariencia, y por eso estamos ante la necesidad de recuperar todo lo que significa el ser humano.

P.- En la jornada se habla de interioridad, pero entendida desde una perspectiva cristiana. ¿Cómo trabajar nuestra interioridad nos lleva a salir al encuentro del otro?

R.- Hay corrientes, sobre todo basadas en la ‘New Age’, que buscan una interioridad más intimista, más de cultivar el yo y el bienestar, pero esto se centra en que lo importante eres tú mismo como individuo. Nuestra interioridad se caracteriza por un salto hacia los demás, a un encuentro con el otro. Es una interioridad cristiana que se distingue por lo que es el compromiso con el Reino, trabajando en favor de la ecología, comprometidos con la diversidad y con el otro, que es en definitiva el mensaje de Jesús.

P.- ¿Por qué es importante empezar a trabajar la interioridad desde el colegio?

R.- Cada vez se está dando más importancia a trabajar en la interioridad en los colegios, pero el gran peligro está en trabajar únicamente esa interioridad intimista o de captar la atención porque mejora la capacidad de aprendizaje. Nosotros queremos recordar que entendemos nuestra labor docente de una manera integral, sin descuidar ninguno de los aspectos que tienen que ver con la persona. Actualmente los niños y los jóvenes están muy necesitados de guía para descubrir el sentido de la vida, de todo lo que significa esta y el desarrollo integral como persona.

P.- ¿Qué relación tiene trabajar la interioridad de los alumnos con su desarrollo personal? 

R.- La interioridad está muy unida a lo que es la inteligencia emocional. La inteligencia no es monolítica, ya que las personas tenemos distintas capacidades y cada uno puede desarrollarlas en la medida que las trabaje. Por eso no es tanto algo que se hereda, sino algo que se puede trabajar. Desde ahí podemos cultivar la inteligencia musical, la sensibilidad por la belleza, la capacidad de situarse en el espacio o discurrir en un tema lingüístico.

También se diferencia la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal, que es cómo me conozco a mí mismo y cómo me relaciono con los demás. Todo esto junto forma la inteligencia emocional, que nos permite conocer nuestras emociones y conectar y contactar con el otro de una manera empática y auténtica. A su vez, esto está muy vinculado con el sentido comunitario que hay en la pastoral. Es decir, una interioridad que nos lleva a ponernos en la piel del otro. No es una interioridad mística, sugestiva de uno mismo sino abierta al sufrimiento y a construir la casa común de la que habla el papa Francisco.

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