La Mercé une a Carles Puigdemont y Enric Millo

  • El president y el delegado del Gobierno en Cataluña asisten a la ceremonia en honor a la patrona de Barcelona
  • “Debemos evitar la confrontación, la violencia y el desprecio por los demás”, ha recordado Omella

Las autoridades en la misa en honor a la Virgen de la Mercé 24 septiembre

“Celebramos la fiesta de nuestra patrona, la Virgen de la Merced, que significa Misericordia”. Así comenzó el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, la homilía en honor a la patrona. “El amor genera esperanza”, continuó explicando el purpurado.

Ante él, además de buena parte de los obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense, que arroparon al arzobispo, el presidente del Govern, Carles Puigdemont, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. Uno de los pocos momentos, o quizá el único, en el que se ha podido ver juntos a miembros del Gobierno central y el catalán.

El cardenal, Juan José Omella, durante la misa en honor a la Virgen de la Merced que llenó la Sagrada Familia / Foto: Ramón Ripoll/Arzobispado de Barcelona

Y, aunque la homilía no se centró en el “delicado momento de la historia” que vive Cataluña, según rezaba el escrito de los prelados de la Tarraconense de esta misma semana, el cardenal no pasó por alto enviar un recado basado en la concordia: “Sé que estamos viviendo momentos complejos, pero no podemos ni debemos ser profetas de calamidades”.

“Pedimos cordura para nosotros y para nuestros dirigentes”

Omella añadió: “Tenemos que trabajar todos para poner ternura y misericordia a nuestro alrededor. Debemos evitar la confrontación, la violencia y el desprecio por los demás”. Por eso, pidió a la Virgen de la Merced que “nos ayude a mantener firme nuestra esperanza también en las personas que nos rodean. Pedimos cordura para nosotros y para nuestros dirigentes, para las familias y los pastores de la Iglesia”, porque “Dios lo puede todo. Confiamos en su ayuda”.

Y continuando por esa esperanza foco de sus palabras, el cardenal explicó que “la esperanza nos lleva a confiar, a esperar, también en los hermanos, los hombres. A veces sentimos voces que nos llevan a desconfiar de todos, a encasillar las personas y no creer que puedan cambiar y ser mejores. Dios siempre confía en el ser humano. Confía en cada uno de nosotros y espera siempre nuestra conversión a Él”.

Así, ha recordado que la Virgen de la Merced “nos pide, a quienes lo honramos hoy, que confiamos más en las personas, que sepamos esperar, que no estemos siempre de vuelta de todo y seamos viejos sin ilusión ni esperanza”. Y remató: “Eso no es ingenuidad”.

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