Manuel Bretón: “Mi guerra es contra el hambre”

  • Militar de carrera, es el nuevo presidente de Cáritas Española
  • “La economía está creciendo, pero a base de precariedad”, cuenta a Vida Nueva

Manuel Bretón, presidente de Cáritas Española

Militar de carrera, Manuel Bretón Romero (Madrid, 1946), nuevo presidente de Cáritas Española, desarma al interlocutor con una afabilidad que no parece puesta para la ocasión. Luego le vemos deambular por la sede de esta organización y los saludos y sonrisas se reproducen por aquí y allá. Todos los días, antes de llegar a su despacho, en la última planta, recorre todas la dependencias y va saludando a la gente. Debe ser su particular pase de revista, un gesto que diferencia a las entidades que tienen alma de las que solo tienen objetivos.

Tres meses después de que la Conferencia Episcopal Española ratificase su nombramiento, si hay un dato del que se siente orgulloso es del de los 85.000 voluntarios de Cáritas, ese que marca “la generosidad de nuestra gente”.

PREGUNTA.- Usted es militar de carrera. ¿Qué batalla le gustaría ganar al frente de Cáritas Española?

RESPUESTA.- Lo realmente importante es ganar la guerra contra la pobreza, contra el hambre, contra la injusticia, contra el desamparo y la discriminación. (…)

P.- Cáritas es una de las organizaciones más valoradas por la sociedad y más respetada por las distintas fuerzas políticas. ¿De qué nos habla esto?

R.- Es la labor del día a día durante años, con un ideario muy claro y determinado, y es el prestigio adquirido por una organización que siempre ha hecho lo que ha podido por los demás. Ese es el secreto de la valoración que hace de Cáritas la sociedad. Y lo mismo puede decirse con respecto a los partidos políticos. (…)

P.- Este año se cumplen 10 años de la crisis. ¿Hemos aprendido la lección?

R.- Desde la irrupción de la crisis, Cáritas viene insistiendo en la necesidad de cambiar un modelo económico, basado exclusivamente en el crecimiento económico, para que sean las personas el verdadero centro de cualquier política económica, es decir, un modelo auténticamente social, volcado en la protección de los derechos y la dignidad de todos, especialmente de los más vulnerables. Es verdad que se está creando empleo y que las cifras económicas siguen evolucionando positivamente, y cada vez más. Y es una noticia muy buena que se reduzca el número de hogares sin ingresos o que tienen a sus miembros activos en paro. Pero debería preocuparnos que el discurso vuelva a centrarse en el crecimiento, sin prestar atención a que lo hacemos gracias a empleos precarios, y con unos índices de desigualdad que, en buena parte, siguen siendo los mismos. (…)

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