“¡Lo queremos mucho Papa!”, ha exclamado una de las religiosas
Francisco reza ante el Sagrario en la capilla de las Hermanas de la Caridad
M. PÉREZ | El papa Francisco ha comenzado su tercera y última jornada en Ecuador visitando un asilo de ancianos regentado por las Hermanas de la Caridad en el extrarradio de Quito. Acompañado por la superiora, la Madre María Magdalena, el Papa ha visitado las instalaciones, ha bendecido a los ancianos, y ha bromeado con las religiosas.
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Ataviado con un collar floral blanco y azul, los colores representativos de las Hermanas de la Caridad, Bergoglio ha llegado al asilo, donde ha sido recibido por todas las religiosas, visiblemente emocionadas. En los exteriores, el grito de “¡Francisco te queremos!” era unánime entre los cientos de fieles esperaban la llegada del Papa.
Francisco ha entrado en la capilla, donde, tras unos momentos en silencio ante el Sagrario, ha llevado una ofrenda floral a la imagen de la Virgen.
Seguidamente, ha bendecido uno por uno a los ancianos de la residencia, muchos de ellos en silla de ruedas; y se ha reunido brevemente con las religiosas, con quienes ha bromeado. Una de ellas ha exclamado: “¡Lo queremos mucho Papa!”.
Antes de salir de la residencia, ha recibido unos pasteles como regalo. Francisco, entre risas, ha exclamado: “¿Para mí? ¡Me voy a empachar!”.
En esta ocasión, el Papa no ha pronunciado una homilía ni un discurso oficial; pero ha regalado unas palabras de aliento a cada persona que a él se acercaba.
Tras despedirse de las religiosas, ha puesto rumbo a su último destino de esta estancia en Ecuador: el Santuario de la Virgen de Quinche. Como viene siendo habitual desde la llegada de Francisco a Ecuador el pasado domingo, esta visita ha congregado a cientos de fieles en las calles para ver pasar al Papa a los sitios programados en su agenda.
