La gran transformación

El transhumanismo promueve la modificación a conciencia del ser humano a través de la tecnología

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JOSÉ RAMÓN AMOR PAN (DOCTOR EN TEOLOGÍA MORAL Y ESPECIALISTA EN BIOÉTICA) | Desde principios del siglo XX se habla de la nuestra como la era de la técnica. Con esta expresión se quiere dar cuenta de la transformación radical del mundo por medio de la ciencia y la tecnología. Ahora se habla ya de la Gran Transformación o de la Singularidad: los seres humanos vamos a trascender nuestra biología gracias a la Genética, las Neurociencias, la Nanotecnología, la Robótica y el uploading. Una nueva ideología ha nacido: el transhumanismo. Vamos, el paraíso en la tierra.

La Singularidad nos permitirá trascender estas limitaciones de nuestros cerebros y cuerpos biológicos. Aumentaremos el control sobre nuestros destinos, nuestra mortalidad estará en nuestras propias manos, podremos vivir tanto como queramos (que es un poco diferente a decir que viviremos para siempre), comprenderemos enteramente el pensamiento humano y expandiremos y aumentaremos enormemente su alcance (…) La Singularidad constituirá la culminación de la fusión entre nuestra existencia y pensamiento biológico con nuestra tecnología, dando lugar a un mundo que seguirá siendo humano pero que trascenderá nuestras raíces biológicas. En la post-Singularidad no habrá distinción entre humano y máquina o entre realidad física y virtual. Si se pregunta sobre lo que seguirá siendo inequívocamente humano en un mundo así, la respuesta es simplemente esta cualidad: la nuestra es la especie que inherentemente busca expandir su alcance físico y mental más allá de sus limitaciones actuales. [1]

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I. ¿DE QUÉ HABLAMOS?

El transhumanismo se asienta en la premisa de que la especie humana en su forma actual no solo no representa el final de nuestra evolución, sino que –comparativamente hablando– es una fase muy temprana de la misma. Nick Bostrom, uno de sus máximos exponentes, lo define como:

El movimiento cultural e intelectual que afirma la posibilidad y la conveniencia de mejorar esencialmente la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente por medio del desarrollo y la aplicación extensa de las tecnologías capaces de eliminar los aspectos negativos inherentes al envejecimiento y potenciar grandemente las capacidades cognitivas, físicas y psicológicas. [2]

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Su entusiasmo tecnófilo no tiene límites. Prometen una mejor salud, una vida más larga, un intelecto mejorado, el enriquecimiento de las emociones y una felicidad indescriptible. El Parlamento Europeo habla de ideología del progreso extremo [3].

Los transhumanistas defienden la capacidad de tomar decisiones sobre la propia vida y el propio cuerpo conforme al concepto de self-ownership: cada uno de nosotros es dueño de su vida. Esto enlaza con la idea de autonomía como principio absoluto que ha venido defendiéndose en ciertos ámbitos de la Bioética. Las tecnologías de mejora deben estar disponibles para todos; cada individuo debe poder decidir cuáles desea aplicarse a sí mismo (libertad morfológica) y cuáles utilizar para tener hijos (libertad reproductiva).

Aceptan la idea de que su programa desembocará en la creación de un posthumano. Es más, lo desean y trabajan con ese fin. El posthumano sería un ser con unas capacidades radicalmente superiores a las que hoy caracterizan al hombre: expectativa de vida superior a 500 años, capacidad cognitiva dos veces superior al máximo posible actualmente, control emocional total, etc. El transhumanismo es una utopía tecnocientífica, una religión del progreso. El nuevo Big Bang, un nuevo Génesis. Quiere construir en la tierra un hombre nuevo en un mundo nuevo (véase Carta desde Utopía [4]).

De todas esas tecnologías, la última es la que precisa una breve explicación. El uploading es el proceso de escanear y transferir un intelecto con todos sus detalles desde un cerebro biológico a un ordenador. Para la continuación de la personalidad –argumentan– importa poco si la persona está implementada en un chip de silicio dentro de un ordenador o en esa masa gelatinosa dentro de su cráneo.

Esta gente no solo hace filosofía, sino que trata de influir decisivamente en los gobiernos y en la ciudadanía para que la legislación favorezca sus tesis. La publicación de artículos y libros, las actividades de la Asociación Mundial Transhumanista (fundada en 1998)
y los proyectos de numerosos centros de pensamiento van dirigidos a crear una conciencia colectiva de apoyo al movimiento, con una gran presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación.
 

II. PINCELADAS HISTÓRICAS

El término fue utilizado en su actual significado por primera vez por el biólogo británico Julian Huxley (1887-1975), primer director general de la UNESCO:

Si lo desea, la especie humana puede superarse a sí misma, pero no esporádicamente, aquí un individuo, de una manera, allá otro individuo de un modo distinto, sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un nombre para este nuevo credo. Tal vez sirva transhumanismo, esto es, el hombre permaneciendo hombre, pero yendo más allá, superándose a sí mismo al realizar nuevas posibilidades de su naturaleza humana y para su naturaleza humana. Creo en el transhumanismo. Una vez que haya bastante gente que pueda decir esto sinceramente, la especie humana estará en camino de un nuevo género de existencia, tan diferente del nuestro como lo es el nuestro del género de vida del hombre de Pekín. Entonces, por fin, estará cumpliendo conscientemente su verdadero destino. [5]

El título del libro es bien significativo: Nuevos odres para el vino nuevo. Huxley considera que se ha inaugurado una nueva época en la historia de la humanidad, radicalmente diferente a todo lo acontecido hasta ahora y que, por consiguiente, hemos de referirnos a ella de un modo nuevo. Es el destino al que está abocado el ser humano. Deja ver ya ese carácter de movilización y activismo que caracteriza al transhumanismo:

Comenzará con la destrucción de las ideas y las instituciones que hoy cierran el paso a la realización de nuestras posibilidades, y hasta niegan que haya tales posibilidades por realizar, y continuará por lo menos hasta dar con la estructuración real del verdadero destino humano.

En los años 1980, un estudiante británico, Max O’Connor, se interesó por ideas futuristas y las tecnologías de extensión de la vida humana mientras estudiaba Filosofía y Economía en Oxford. Se fue a hacer el doctorado a la Universidad de California del Sur. Pronto se asoció con T. O. Morrow para fundar la revista Extropy, un término contrario al de entropía, como símbolo de sus objetivos: la extensión de la vida humana, la expansión del control sobre la naturaleza, la colonización del espacio y el surgimiento de un orden inteligente. O’Connor cambió su nombre por Max More como muestra de su compromiso total con estas ideas.

Otro transhumanista temprano fue F. M. Esfandiary, que más tarde cambió su nombre por FM-2030. Formó un grupo de futuristas conocidos como los “ascensionistas” (UpWingers):

¿Quiénes son los nuevos revolucionarios de nuestro tiempo? Son los genetistas, biólogos, físicos, criogenistas, biotecnólogos, científicos nucleares, cosmólogos, astrónomos, cosmonautas, científicos sociales, voluntarios de los cuerpos juveniles, internacionalistas, humanistas, escritores de ciencia ficción, pensadores normativos, inventores… Ellos y otros están revolucionando la condición humana de un modo fundamental. Sus logros y objetivos van mucho más allá de las ideologías más radicales del Viejo Orden. [6]

En su libro Are you a transhuman? describió los signos de la emergencia de lo transhumano: prótesis, cirugía plástica, uso intensivo de las nuevas tecnologías de la información, un perfil cosmopolita y un modo de vida trotamundos, andrógino, de reproducción mediada (fertilización in vitro), ausencia de creencia religiosa y un rechazo de los valores familiares tradicionales.

En la actualidad, los principales exponentes del transhumanismo son el sueco Nick Bostrom, director del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford; el médico y filósofo rumano Julian Savulescu, director del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics en la misma universidad; el filósofo británico David Pearce; y James J. Hughes, un sociólogo y experto en Bioética canadiense.

Pearce postula un imperativo hedonista [7]. En su condición de vegano y su idea de una revolución anti-especieísta, defiende un programa para eliminar el sufrimiento tanto en los animales humanos como en los no-humanos. En paralelo a este esfuerzo por abolir el sufrimiento, propone un “paraíso ingenieril” en el que los seres sentientes serían rediseñados para permitir a todos experimentar niveles de bienestar sin precedentes. Producir carne in vitro es una de las propuestas que formula para acabar con la cría de animales para consumo humano (a la que califica como un abominable holocausto).

La Singularidad fue popularizada por el matemático y escritor de ciencia ficción estadounidense Vernor Vinge. Fuera de los círculos literarios es famoso por su artículo The coming technological singularity: How to survive in the post-human era, publicado en 1993, que recoge su intervención en un coloquio en la NASA [ver aquí].

El impulso definitivo lo dio Ray Kurzweil con su libro La Singularidad está cerca. Cuando los humanos transcendamos la biología, publicado en 2005. Licenciado en Computación y Literatura por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Kurzweil tiene en su haber numerosas patentes, es empresario, cuenta con 20 doctorados honoris causa y, desde 2012, es el director de Ingeniería de Google. Fundó con Peter Diamandis la Universidad de la Singularidad.
 

III. BASES IDEOLÓGICAS (1ª parte)

Los puntos fundamentales son: confianza absoluta en las posibilidades de la ciencia y la tecnología; materialismo eliminativo (naturaleza humana reducida a pura materia y la mente humana reducida a neuronas y bioquímica); pensamiento utópico; voluntad de poder. Entre los precursores reconocidos del movimiento, están Hume, La Mettrie, Newton, Hobbes, Bacon y Darwin (los padres del naturalismo y el racionalismo científico). Las premisas éticas son el utilitarismo, el pragmatismo y el liberalismo. No debemos olvidar a Nietzsche, sobre todo su idea del superhombre.

Y Zaratustra habló así al pueblo: Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para superarlo? (…) ¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa (…). ¡Mirad, yo os enseño el superhombre! El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan! (…) El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo. Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso estremecerse y pararse. La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso (…). Es tiempo de que el hombre fije su propia meta. Es tiempo de que el hombre plante la semilla de su más alta esperanza (…). Yo quiero enseñar a los hombres el sentido de su ser: ese sentido es el superhombre, el rayo que brota de la oscura nube que es el hombre. [8]

Para Nietzsche el hombre tiene que ser medida de todas las cosas, crear nuevos valores y ponerlos en práctica sin miedo:

En verdad, los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y todo su mal. En verdad, no los tomaron de otra parte, no los encontraron, estos no cayeron sobre ellos como una voz del cielo. [9]

El superhombre ama la vida y crea el sentido de la tierra, en esto consiste su voluntad de poder. “Dios murió: ahora nosotros queremos que viva el superhombre”. También emplea la figura del dragón como el enemigo a batir:

Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria. ¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? Tú debes se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice yo quiero. [10]

  • III. BASES IDEOLÓGICAS (2ª parte)
  • IV. IMPLICACIONES ANTROPOLÓGICAS Y BIOÉTICAS
  • IV. IMPLICACIONES ANTROPOLÓGICAS Y BIOÉTICAS
  • V. BIOCONSERVADORES
  • VI. LA NUEVA MÍSTICA

[1] KURZWEIL, R., La Singularidad está cerca (Lola Books, Berlín, 2012), pp. 9-10.
[2] BOSTROM, N., The Transhumanist FAQ, accesible en www.transhumanism.org/resources/FAQv21.pdf
[3] COENEN, C. y otros, Human Enhancement (European Parliament, Science and Technology Options Assessment (STOA), Bruselas, 2009), pp. 109-111.
[4] www.tendencias21.net/Carta-de-la-Utopia_a856.html
[5] HUXLEY, J., Nuevos odres para el vino nuevo (Hermes, Buenos Aires, 1959), p. 18. Era hermano de Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, y su abuelo acuñó el término agnosticismo.
[6] Cf. BOSTROM, N., Una historia del pensamiento transhumanista, en Argumentos de Razón Técnica 14 (2011), pp. 157-191.
[7] PEARCE, D. The hedonistic imperative, 2004: accesible en www.hedweb.com/hedab.htm
[8] NIETZSCHE, F., Así habló Zaratustra (Alianza Editorial, Madrid, 2012), pp. 46-57.
[9] Ibid., p. 116.
[10] Ibid., p. 66.

Pliego íntegro, publicado en el nº 2.914 de Vida Nueva. Del 25 al 31 de octubre de 2014

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