Oswald Gracias: “El Sínodo debe entender el enfado de los divorciados vueltos a casar”

Entrevista con el arzobispo de Bombay y miembro del Consejo de Cardenales

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TEXTO Y FOTOS: DARÍO MENOR | El arzobispo de Bombay, Oswald Gracias, miembro del Consejo de Cardenales, pasó por Roma a medidados de mayo para participar en la reunión del Consejo del Sínodo de los Obispos en la que se preparó la próxima asamblea de octubre, dedicada a la familia.

PREGUNTA: ¿Qué trataron en el encuentro?

RESPUESTA: Estamos terminando el Instrumentum Laboris para el Sínodo. Espero que en junio podamos distribuirlo. Habrá poco tiempo para prepararse para la asamblea; solo contaremos con el verano. El documento es un resumen de las respuestas llegadas de todo el mundo a los cuestionarios. También cuenta con las orientaciones pastorales que les pedimos a las conferencias episcopales. Esta primera asamblea, pues el año próximo habrá otro sínodo, tiene como objetivo identificar los puntos a estudiar más en detalle sobre los que luego el Santo Padre nos dará sus orientaciones.

P: ¿Habrá muchas sorpresas?

R: No lo sé. Estamos estudiando todos el Magisterio sobre este tema, además de cuáles son las dificultades concretas de las familias, tanto debido a la secularización como a las circunstancias locales. Hay muchos desafíos para la familia. Una de las cosas que más me llama la atención personalmente es que se cuestiona la propia institución del matrimonio.

P: ¿También en la India está en crisis el matrimonio?

R: En otros países sucede más que en Asia y África, donde las familias son más fuertes, pero puede llegar por la influencia de la globalización.

P: ¿Cuáles son las inquietudes expresadas en los cuestionarios por los católicos de la India y de Asia?

R: Uno de los problemas que tenemos en Asia es el de los matrimonios mixtos. Hay tan pocos católicos que son muy habituales los casamientos con personas no bautizadas. Es un problema al que hay que responder, para ver cómo cuidar la educación religiosa de los hijos, entre otros temas. Otra cuestión es la de los emigrantes, viendo cómo responder a las necesidades de estas familias partidas. El otro gran problema es la pobreza, que afecta a cómo viven las familias.

P: En los países occidentales se habla principalmente del acceso a la comunión para los divorciados en nueva unión. ¿Les preocupa a los asiáticos esta cuestión?

R: Me hubiera sorprendido si no me preguntara por ello (risas). Personalmente he examinado este tema y creo que debemos estudiar cómo ayudar a quien está viviendo situaciones difíciles dentro de un matrimonio. En Asia no es una prioridad, pero el Sínodo debe estudiar esta cuestión y entender el enfado de estas personas.

P: ¿Cómo ha sido hasta ahora su experiencia en el Consejo de Cardenales?

R: A cualquier grupo le lleva algo de tiempo empezar a trabajar en equipo. Ya lo hemos logrado, nos sentimos como un único cuerpo y nos conocemos bien. Hemos afrontado la reforma de la Curia. La primera gran decisión del Santo Padre ha sido la creación de la Secretaría de Economía, que vino tras el debate sobre este tema en nuestras reuniones y en las comisiones. Otra decisión es la creación de la comisión para la protección de los niños de los abusos sexuales.

P: ¿Qué será lo siguiente?

R: Examinaremos los distintos departamentos de la Santa Sede. La cuestión financiera parece encarrilada y ahora debemos estudiar los organismos de la Curia. No es bueno para las personas que trabajan en ellos estar tanto tiempo con una situación incierta. Depende del Santo Padre la dirección que tomemos. Hay que estudiar la Curia no solo por su funcionamiento interno, sino también por las expectativas que los obispos tienen de ella. Evidentemente habrá cambios para conseguir que los dicasterios se adapten a las necesidades actuales. La idea es hacerlos más efectivos; lo de unirlos o no viene después. Probablemente hay algunas áreas con demasiados departamentos. La Curia tiene que estar al servicio del Santo Padre y de los obispos locales. Tiene que hacerlo teniendo en cuenta las prioridades de la Iglesia y del mundo, así como la cuestión financiera.

P: ¿Cómo es un día de trabajo en el Consejo de Cardenales?

R: La atmósfera es muy buena. El Papa observa con mucho interés cómo vamos debatiendo los temas. A veces hace una pregunta o pide que se aclare algo, pero no debate con nosotros.
 

El Papa es quien decide

P: ¿Cómo se han repartido el trabajo?

R: Con el examen de los dicasterios, cada uno ha elegido un grupo de ellos a su elección. Luego habla sobre ellos y ofrece sus reflexiones. Yo me encargo de los referentes al diálogo. Así es más o menos cómo trabajamos, pero todavía estamos encontrando el camino.

P: ¿Hay mucha diversidad de opiniones?

R: Hay una combinación de diversos puntos de vista. Al estar juntos trabajando y conviviendo en Santa Marta, ha ido creándose un sentimiento muy especial entre nosotros. Nos vamos influenciando. Estamos convirtiéndonos en un equipo. No somos ocho individuos cada uno por su lado. Por supuesto que tenemos mentes distintas, pero no hay puntos de vista radicalmente opuestos ni nadie que se empecine con algunas ideas. Así podemos seguir hacia adelante. Hacemos un buen equipo. Yo siento mucha responsabilidad, pues el Santo Padre depende en parte de tu capacidad para ayudarle. Él busca consejo y pide opinión, pero es quien toma las decisiones. En las reuniones previas al cónclave se dijo que había que crear un grupo de trabajo para ayudar al Papa. Yo pensaba que iba a salir de la Curia, pero el Santo Padre decidió elegir a cardenales de los distintos continentes y con bagaje pastoral.

P: ¿Durante cuánto tiempo seguirán las reuniones del Consejo de Cardenales?

R: No lo sabemos. Lo decidirá el Santo Padre. Tal vez cuando terminemos la reforma de la Curia nos dé las gracias y disuelva el equipo. De momento tenemos fijadas más reuniones. Llevará algunos años ver si nuestro trabajo da buenos resultados. Hay que ver lo que se debe reformar, cuáles son los pasos a dar, qué ayudas se necesitan… Algunos cambios son complicados.

P: ¿Se creará el nuevo cargo de moderador de la Curia?

R: Hemos hablado sobre ello. Existe la necesidad de que alguien coordine y cuide el trabajo de la Curia. Tal vez podría hacerlo el secretario de Estado, pero tiene tantas cosas que hacer… La necesidad existe, pero no está tan claro cómo responder a ella. Debemos aún debatirlo de forma profunda. También será un desafío encontrar a la persona adecuada para el cargo.

P: ¿Qué piensa la gente en la India del papa Francisco?

R: Están muy contentos. La prensa secular está siendo muy positiva con él, lo que resulta sorprendente, pues somos una pequeña minoría de católicos que no llega al 2%. Al menos una vez a la semana, el Papa sale en los diarios. Hay una apreciación general positiva de él.

P: ¿Qué puede aprenderse de la forma de vivir la fe católica de los indios?

R: Principalmente, sobre cómo vivir la fe cuando eres una pequeña minoría en un contexto interreligioso. Para nosotros es una realidad diaria. En la India, la mayoría de la población es hindú y el otro gran grupo es musulmán; los cristianos podemos ser un puente entre ambas comunidades, pues a veces hay tensiones entre hindúes y musulmanes. Ahora hay algo de miedo en algunas personas por la elección del nuevo presidente Narendra Modi [miembro del partido hinduista BJP]. Su formación ya estuvo antes en el poder y colaboramos bien juntos. No estoy excesivamente preocupado, solo inquieto por lo que puede pasar. Seguro que podemos entendernos.

En el nº 2.898 de Vida Nueva

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