Francisco planea aunar los asuntos económicos en un solo dicasterio

papa Francisco celebra misa en la parroquia romana de Santo Tomás 16 febrero 2014

Por San Valentín, el Papa se encuentra con 20.000 novios llegados de todo el mundo

papa Francisco con una pareja durante el encuentro con 20.000 novios en San Pedro 14 febrero 2014

ANTONIO PELAYO (ROMA) | No es fácil informar sobre una reunión cuando esta aún no ha finalizado y los datos sobre ella no son abundantes ni concretos. Me refiero al triduo (del 17 al 19 de febrero) que, al cierre de esta edición, celebra Francisco con el C-8, el grupo de ocho cardenales que le ayuda en el gobierno de la Iglesia y en la reforma de la Curia. Aunque, en realidad, habría que hablar de C-9, puesto que asiste el secretario de Estado, Pietro Parolin.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha mantenido con los periodistas dos briefings informativos en los que, una vez más, ha resultado tan admirable como inútil su esfuerzo por dar unas noticias que no existen. En el primero, nos puso al corriente de que esta vez los ocho cardenales no iban a analizar el funcionamiento de las diferentes congregaciones y pontificios consejos. Su atención se ha concentrado en la estructura económica y administrativa de la Santa Sede, en general, y en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), en particular. El Santo Padre erigió en su día dos comisiones encargadas de estudiar ambos temas y de mantenerle informado sobre sus conclusiones. Parece ser que han cumplido su cometido.

En la reunión del día 17, pues, le tocó el turno a la pontificia comisión consultiva sobre la organización de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede. Intervinieron su presidente, el expolítico maltés Joseph Zhara, el español Lucio Ángel Vallejo Balda y el experto alemán Jochen Messner. Al día siguiente, fue llamada a declarar la pontificia comisión consultiva sobre el IOR. Tomaron la palabra el presidente de la misma, el cardenal salesiano Raffaele Farina; el purpurado francés Jean-Louis Tauran (miembro de la comisión de vigilancia del IOR); su coordinador, el español Juan Ignacio Arrieta; y Peter B. Wells, al mismo tiempo en Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Faltó a la cita la profesora norteamericana Mary Ann Glendon. En cambio, sí estuvo Alfred Xuereb, secretario personal del Santo Padre y a quien este nombró su delegado personal en ambas comisiones.

“La comisión –asegura una nota de la Sala de Prensa vaticana– hizo una presentación muy amplia y clara sobre la realidad del Instituto, sobre sus problemas pasados, la lectura de sus causas y la situación actual, indicando algunas posibles orientaciones. Muy importante es la profundización en la misión del Instituto en la perspectiva del servicio religioso y pastoral en la Iglesia. (…) No se ha tomado ninguna decisión”.

Lombardi nos insistió en que había que tener muy en cuenta el contexto en que se sitúan tanto ambas comisiones como el mismo C-8; es decir, que las decisiones que en su día se tomen deben ser contextualizadas a la vista de la reforma que el Papa quiere dar a este aspecto del gobierno de la Iglesia universal, para que sea coherente con el conjunto del proyecto renovador.

El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del C-8, ha hecho unas declaraciones a La Croix que aclaran lo que puede salir como conclusión de estas reuniones: “No hay que esperar que mañana desaparezca el banco del Vaticano para dar paso a otro banco. Pero es cierto que habrá cambios… Más vale curar a un enfermo que rescatar a un muerto. Cortarse un brazo es, yo creo, el tipo de cirugía que evitaremos”.

Según él, en el futuro puede nacer un ministerio vaticano de Hacienda: “Es una idea muy razonable y yo creo que necesaria para estar mejor organizados y finalmente servir mejor. Las finanzas están hoy repartidas entre diferentes dicasterios. Hoy tenemos la APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), la Prefectura para Asuntos Económicos, el Governatorato de la Ciudad del Vaticano, el IOR… Según la actual organización del Vaticano, es probable que un cardenal se encargue de la Secretaría de Hacienda. Pero también se puede pensar en un consejo permanente que le ayude y que incluya a seglares”.

papa Francisco besa a un bebé

Con su habitual llamada a la prudencia, Lombardi insistió en que no hay que esperar decisiones inmediatas y, ni mucho menos, una rápida publicación de una nueva constitución apostólica que sustituya a la Pastor Bonus de Juan Pablo II.

Los próximos días, en todo caso, serán muy intensos en el Vaticano; empezando, los días 20 y 21, por la asamblea plenaria del colegio cardenalicio, dedicada al tema de la familia. El 22 y el 23 estarán consagrados al consistorio para la creación de cardenales. En los días sucesivos, se reunirán la Secretaría del Sínodo de los Obispos y el consejo cardenalicio para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede (conocido como el “consejo de los quince” por su número de componentes, entre los que está Rouco Varela, arzobispo de Madrid).

Audiencia con las parejas de novios

Francisco no deja, sin embargo, que estos problemas monopolicen su tiempo y atención. El 14 de febrero, día de san Valentín, tuvo lugar en la Plaza de San Pedro la audiencia que el Santo Padre quería celebrar con miles de parejas de novios de todo el mundo. El éxito inaudito de esta iniciativa fue tal que obligó a abandonar la idea inicial de celebrarla en el Aula Pablo VI. Acudieron más de 20.000 personas, provenientes de 28 países diferentes.

En una mañana soleada, puede imaginarse la atmósfera que se creó con miles de parejas enamoradas esperando ver a Bergoglio. El lema de la cita era La alegría del sí para siempre, y eso es lo que se palpaba. La espera se llenó con cantos, danzas y testimonios de parejas de diversas proveniencias y edades, pero todo pasó a segundo plano cuando el Papa hizo su entrada a bordo del jeep descubierto.

En vez de dirigirles un discurso, Francisco prefirió responder a tres preguntas que le formularon otras tantas parejas, que versaron sobre el miedo al “para siempre”, el “estilo” de vida matrimonial y la propia celebración del matrimonio. “El ‘para siempre’ no es solo una cuestión de duración –les dijo–. Un matrimonio no es un éxito solo si dura; es importante también su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos”.

papa Francisco celebra misa en la parroquia romana de Santo Tomás 16 febrero 2014

Ceremonia en la parroquia de Santo Tomás

“Vivir juntos es un arte –comentó por la segunda cuestión–, un camino de paciencia, hermoso y fascinante. No se acaba cuando se conquista al otro… Al revés, es entonces cuando comienza. Ese camino de cada día tiene sus reglas, que pueden resumirse en tres palabras (…): por favor, gracias, perdón. Sabemos que no existe la familia perfecta, y tampoco el marido perfecto o la mujer perfecta. ¡De la suegra perfecta ni hablamos! Si aprendemos a pedirnos perdón y a perdonarnos mutuamente, el matrimonio seguirá adelante”.

Con la tercera pregunta, les invitó a que su boda sea “sobria y haga resaltar lo que es verdaderamente importante. Algunos están más preocupados por los signos exteriores: el banquete, las fotografías, los vestidos, las flores… Son cosas importantes, es una fiesta, pero solo si son capaces de indicar el verdadero motivo de vuestra alegría: la bendición del Señor sobre vuestro amor”.

Por otro lado, el domingo 16, el obispo de Roma visitó la parroquia de Santo Tomás Apóstol. Fue un encuentro que reflejó su corazón de pastor: abrazó y besó a niños (a uno de ellos le dijo: “¡Choca esos cinco!”), a sus padres, a los ancianos, a los enfermos; confesó y celebró la Eucaristía.

En su homilía, les exhortó a desterrar el odio y a amar a todos: “El que insulta a su hermano lo mata en su corazón; el que odia a su hermano lo mata en su corazón. (…) Y sobre esto del matar, recordad que las palabras matan. También los males deseos contra uno lo matan. (…) A veces, cuando oímos hablar mal de los otros, parece que el pecado de la calumnia y la difamación hayan sido quitados del decálogo, pero hablar mal de una persona es pecado”.

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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