Cristo evangelizador. La forma

grupo de personas creyentes católicos celebran Pascua con antorchas y velas encendidas

¿Cómo evangeliza Jesús y cómo enseña a sus discípulos?

grupo de personas creyentes católicos celebran Pascua con antorchas y velas encendidas

JORGE ZAZO RODRÍGUEZ, director del Instituto de Ciencias Religiosas de Ávila | En la primera parte de esta reflexión, contemplábamos a Cristo evangelizador desde la perspectiva de su misterio. El Señor evangeliza no principalmente por lo que dice o hace, sino por lo que es.

Más correctamente, sus palabras y sus gestos son la transparencia en el mundo de su identidad perfectamente divina y perfectamente humana, de su amor y compasión por quienes nos hayamos sumergidos en las tinieblas de la muerte y del pecado, de la obediencia suprema que como Hijo otorga al Padre y la docilidad con que se deja conducir por el Espíritu Santo que Él, una vez glorificado, envía sobre su Iglesia.

En el ministerio público del Señor podemos distinguir cinco grandes tipos de actuación:

  • 1. En primer lugar, tiene grandes discursos en lugares públicos: el monte, la llanura, sinagogas… En los evangelios sinópticos se nos informa de que, en la primera fase de la actuación del Señor, eran muchos los que acudían a estos sermones. Había un interés general por lo que decía y hacía, que constituye lo que los exegetas han llamado “la primavera de Galilea”, por el marco geográfico donde tiene lugar. Juan presenta algunas de estas predicaciones en la ciudad santa de Jerusalén.
  • 2. A medida que crece la oposición de los fariseos y de los saduceos contra el Señor, va apareciendo otro tipo de exposición de la doctrina. Son las llamadas controversias; discusiones contra los representantes de esos grupos, que en el evangelio según san Juan sirven para transmitir algunas de las doctrinas más importantes.
  • 3. Hay también una instrucción particular a los discípulos. A ellos se les explica el sentido de algunas parábolas, que permanece oculto para la mayoría; y en ellos centra el Señor su enseñanza, sobre todo según avanza hacia Jerusalén.
  • 4. Son importantes los milagros en el ministerio de Jesús. En el evangelio según san Juan, son los eventos que dan pie a una enseñanza –gran discurso o controversia– de Jesús. En los sinópticos, también suele haber discusiones o comentarios que permiten profundizar en su sentido. Podemos agrupar los milagros en tres tipos, aunque en el fondo todos responden a las mismas cuestiones: manifiestan la identidad de Jesús como el Mesías Hijo de Dios; se realizan por la compasión del Señor hacia quien se ve sometido por las fuerzas del mal, físico o espiritual; por sí mismos no suelen suscitar la fe, o existe previamente o comienza a haberla tras el diálogo con el Señor después del milagro.
  • 5. Finalmente, Jesús no solo habla a grupos. Para él tienen gran importancia los diálogos, la conversación personal con personas particulares. Puede tratarse de pecadores, como Zaqueo o la Samaritana; o de fariseos interesados en su persona, como el tal Simón que le invita a cenar o Nicodemo.

Cuidar los cinco ámbitos

Estos cinco ámbitos se han mantenido en la evangelización de la Iglesia. Hay exposiciones de la fe que tienen lugar ante grandes auditorios –clases de Religión, celebraciones especiales, medios de comunicación…–. También se constata la existencia de una labor apologética, de defensa del cristianismo y de manifestación de su coherencia contra quienes abiertamente lo atacan.

Formamos pequeños grupos, comunidades pastorales con quienes hay un trato más cercano. Tratamos de derrotar el mal de este mundo con el ejercicio de la caridad, milagro legado por el Señor a la Iglesia. Y procuramos conversaciones personales de mayor intensidad con aquellos que aceptan un acompañamiento más particular.

La multiplicidad de compromisos pastorales y las propias sensibilidades de cada agente hacen que, en ocasiones, se descuiden algunos de estos ámbitos. Es un error. Desde un trabajo de comunión, se torna indispensable que en toda estructura evangelizadora se den estos ámbitos, que pueden definirse con cinco palabras: propuesta de la fe cristiana, respuesta ante quienes la atacan, formación de quienes aceptan formar grupos más comprometidos, actuación en el mundo y acompañamiento personal.

El elemento común de todas estas actuaciones ha de ser su carácter cristocéntrico. Jesús fundamentalmente habla de Sí mismo, de su misterio de amor a los hombres que el Padre realiza en Él. A pesar de que, en un primer momento, algunas de las palabras del Señor puedan ser malinterpretadas desde una perspectiva exclusivamente moral, en el fondo todas refieren a su persona, y desde ahí se comprende su coherencia y hasta su condición de posibilidad.

Nuestra evangelización, para ser eficaz, no puede obviar este punto. Esto ha sucedido, por desgracia, en algunas catequesis y predicaciones, más centradas en cuestiones éticas que en el Señor. A la misma tentación ha sucumbido a veces también la acción caritativa.

Cristo evangelizador (II). La forma (PDF), Pliego íntegro solo para suscriptores

Cristo evangelizador (I). El misterio [extracto]

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En el nº 2.871 de Vida Nueva. Del 16 al 22 de noviembre de 2013

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