Pasado y presente de las Jornadas Mundiales de la Juventud

mapa histórico con todas las JMJ

Un itinerario del que podemos y debemos aprender

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FREI RUBENS NUNES DA MOTA, OFMCap., asesor de Juventud de la Conferencia de Religiosos de Brasil | Mi experiencia en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) se limita a la 26ª edición en Madrid (2011). Como asesor de la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB) para el Sector de Juventud, participé en varias discusiones sobre la preparación de este evento en Brasil, y esa ha sido mi principal motivación para la elaboración de este breve documento.

Una de las grandes preocupaciones de quienes formamos parte del proceso de preparación de la JMJ tiene que ver con el hecho de que este acontecimiento no llegue a ser solamente un evento más, ni llegue a “atropellar” los procesos pastorales de los jóvenes; sino que sea posible aprender del itinerario recorrido, para que las JMJ fortalezcan nuestra “caminada” como Iglesia, Vida Religiosa y juventud, en diversos escenarios y articulaciones: diócesis, arquidiócesis, provincias, pastorales y movimientos.

Conocer la historia es mucho más que recopilar datos sobre acontecimientos. Es percibir y reflexionar sobre el movimiento de la vida. El término “proceso” es el que mejor expresa este movimiento, cuando hablamos de las JMJ.

Comprendiendo la historia de las JMJ como un proceso, podemos iluminar el camino que será construido, considerando la experiencia vivida, con sus virtudes y limitaciones. Así, resulta factible también edificar una nueva historia, un sueño posible, valorando la vida y el vigor de la juventud.

A lo largo de la historia, algunas actitudes e iniciativas han marcado asertivamente cada período, permitiendo que emerja el clamor propio de cada contexto histórico. Las JMJ han logrado, como evento de masa, con una tonalidad de fe, esperanza y comunión, poner de relieve el papel de la Iglesia en la juventud. En este sentido, prestar atención al proceso histórico de las Jornadas, actualizado de acuerdo con las señales de los tiempos actuales, es valorar uno de los eventos que edifican y evidencian la unidad en la Iglesia.

Un primer desafío es insistir e invertir
en la continuidad de una Jornada
que no puede finalizar el 28 de julio,
y por eso la comisión de esta JMJ ha pensado
en un proyecto que dé continuidad hasta 2015.

Sin embargo, reflexionar y valorar la historia no significa ser negligente ante las limitaciones. Por el contrario, para avanzar es necesario reconocer los errores y aprender de ellos. El término “proceso” implica, entonces, la comprensión de que a cada generación le es confiada la responsabilidad de dar su contribución a la historia.

Por otra parte, no basta con revisar los acontecimientos pasados, pues un proceso implica asumir y aprender de los hechos. Es asumiendo la historia como se puede llegar a resignificarla. ¿Por qué no asumir la JMJ como un evento de Iglesia que nos ayude a buscar las respuestas para los actuales clamores de la juventud? Siendo así, estos pocos datos sobre las JMJ nos pueden ayudar a percibir el proceso que se ha recorrido hasta el día de hoy, de modo que sea posible impulsar nuevos aprendizajes que inspiren el camino que estamos construyendo en la pastoral de la juventud.

Posibles desafíos

La historia de las JMJ está marcada por grandes movilizaciones que tienen una connotación misionera, al impactar al mundo con su noticia y, particularmente, al país sede. Es verdad también que, con el paso del tiempo, las pos-Jornadas revelan que, con frecuencia, se retorna a la eclesialidad cotidiana, poco atractiva para la juventud, con lo cual las JMJ caen en el olvido.

Sin embargo, aunque las JMJ sean eventos que “vienen y van”, como momentos históricos que tocan la vida de la Iglesia, es importante no caer en la cómoda posición de quien solamente observa y critica. Esta postura fue rechazada por Jesús, cuando Zaqueo quiso verlo de lejos, desde la cima de un árbol, alejado de la realidad de la multitud y distante de una postura discipular.

Por eso, la comisión de esta JMJ ha pensado en un proyecto que dé continuidad a la Jornada hasta 2015. De este modo, las iniciativas y las reflexiones propuestas del 22 al 28 de julio, tendrán resonancias más allá de la Jornada. Este es un primer desafío: insistir e invertir en la continuidad de una Jornada que no puede finalizar el 28 de julio.

Otro de los desafíos tiene que ver con la acogida y el acompañamiento a los jóvenes que no tuvieron posibilidades de ir a Río. Es necesario crear oportunidades para que esta gran población juvenil no se sienta excluida del proceso, que es mucho más que el evento en la ciudad de Río de Janeiro.

Pliego publicado en el nº 2.858 de Vida Nueva. Del 27 julio al 2 agosto de 2013.

 

ESPECIAL JMJ RÍO 2013

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