Cáritas denuncia el mayor maltrato a la mujer migrante

Un informe analiza los problemas específicos que sufren 104 millones de féminas

mujer con niños inmigrantes

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Cáritas Internacional denuncia en un reciente informe, El rostro femenino de la inmigración, las difíciles condiciones de vida para los 104 millones de mujeres migrantes (un 48,3% del total) que actualmente hay repartidas por todo el mundo. El objetivo final del estudio es llamar la atención sobre las necesidades específicas de quienes se ven obligadas a abandonar sus países, generalmente, con una situación aún más grave que la de los varones.

El estudio señala que las mujeres están expuestas a una mayor vulnerabilidad y discriminación. Una desprotección a la que se añade el que cada vez son más las que emigran solas.

De ahí que Cáritas, además de analizar las distintas problemáticas, opte por demandar a las autoridades competentes políticas concretas para su atajamiento.

Algo que sirve también para congratularse por los avances. Como en el caso del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, publicado el pasado año por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Como explica el estudio, el trabajo doméstico “sigue siendo invisible y excluido del ámbito de la legislación laboral”, dando lugar a todo tipo de excesos.

Bandas clandestinas

Del mismo modo, advierte contra “el enfoque paternalista” hacia la inmigración femenina que se da en lugares como Bangladesh, donde se prohíbe que las mujeres menores de 35 años abandonen el país por motivos laborales. Así, constatan, se “empuja” a muchas mujeres a que recurran a bandas clandestinas, pudiendo caer fácilmente en manos de “delincuentes que se dedican a la trata de seres humanos”.

Algo similar se da cuando “los gobiernos de varios países asiáticos asumen la necesidad de que la migración laboral sea controlada a través de agencias de contratación”, lo que, en la práctica, obliga a las empleadas domésticas “a pagar para poder encontrar un trabajo”.

Sin embargo, “estos costos no incluyen medidas de protección”. En definitiva, esto representa una muestra de que “los gobiernos se preocupan más por el control que de la protección de las trabajadoras migrantes, porque es un negocio proficuo”.

En el nº 2.793 de Vida Nueva. Cáritas denuncia el mayor maltrato a la mujer migrante, íntegro para suscriptores

 

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