Sí hay alternativas al aborto

Centros civiles y religiosos  apoyan a las embarazadas

(Marina de Miguel / Victoria Lara– Fotos: Fundación Madrina) La anunciada reforma de la Ley del Aborto por parte del Gobierno prevé despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo, así como ampliar los plazos máximos permitidos para abortar sin que sea preciso justificación, entre otras cuestiones. El informe inicial ya ha sido aprobado por la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, pasando ahora al Gobierno, que será el encargado de elaborar el proyecto de reforma de dicha ley. No han sido pocas las personas y colectivos, tanto religiosos como civiles, que se han mostrado en contra de esta medida, ya que consideran que agravaría el crecimiento de abortos registrado en los últimos años. Según el Instituto de Política Familiar (IRPF), durante 2007 se practicaron 112.138 abortos en España, lo que supuso un incremento del 10,4% respecto a 2006 y un 45,5% desde 2002. Desde 1985, año en el que se aprobó la ley actual, se han registrado un total de 1.234.682 abortos. 

Frente a ello, estos colectivos exigen que el Estado ofrezca otras alternativas a las mujeres que se quedan embarazadas de forma imprevista o a aquéllas que se encuentran en riesgo de exclusión social y que contemplan la posibilidad de abortar. Porque esas alternativas existen, aunque en la mayoría de los casos no tienen ningún tipo de ayuda pública.

De hecho, la experiencia de quienes trabajan con estas mujeres embarazadas nos demuestra que, cuando a éstas se les presta ayuda, casi ninguna de ellas aborta. Algunos van incluso más lejos y aseguran que “tres de cada cuatro chicas que tienen dudas, si se les informa de las alternativas que existen, deciden seguir adelante con su embarazo”. Así lo asegura Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina y una persona comprometida con la defensa de la vida. En España existe actualmente un importante número de recursos para estas mujeres embarazadas repartidos por toda la geografía, promovidos, en muchos casos, por fundaciones sin ánimo de lucro, asociaciones civiles y también por entidades eclesiales a través de congregaciones religiosas y la red asistencial de Cáritas.

Las Hermanas Terciarias Franciscanas del Rebaño de María cuidan a las mujeres acogidas en el Hogar Madre Encarnación, de Lugo, como “el tesoro más preciado que les ha propiciado Jesús“. Esta obra social “sí a la vida” se inició en 1986 para dar respuesta a una carta de la Conferencia Episcopal en la que pedían alternativas al aborto. Los dos pisos de la calle Armando Durán pronto se quedaron pequeños, por lo que, en 1993, inauguraron un gran edificio de 479 metros cuadrados con habitaciones individuales. “Con este cambio -explica la hermana María Belén, directora del centro- nuestro campo se abrió no sólo a las embarazadas con problemas sociales, sino también a las víctimas de malos tratos, con hijos o sin ellos, y a las que están en proceso de rehabilitación, bien por su adicción al alcohol o las drogas, que ya están en la fase de reintegrarse en la sociedad”.

La mayoría, extranjeras

Tienen, a su vez, un convenio con la Xunta de Galicia por el que atienden a menores en situaciones precarias, tanto en régimen de día como interno. El edificio cuenta con diez plazas para niños internos y cinco de día, mientras que puede albergar hasta veinte usuarias.

El perfil de las beneficiarias es muy amplio, aunque la mayoría son extranjeras -colombianas, rumanas, bolivianas-, frecuentemente introducidas en España a través de redes de prostitución. Los servicios sociales, las asociaciones o las delegaciones de Cáritas las suelen dirigir al centro y, en el caso de que hayan dado a luz, esta labor la realizan los hospitales o servicios de menores. 

En el hogar encuentran todo el cariño y el apoyo médico y psicológico para que pasen el embarazo de la forma más saludable posible. Una protección que se extiende al primer año de vida del bebé. 

Vivimos como una pequeña familia”. Así explica la hermana Elena Aparicio el estrecho vínculo que se crea entre las Religiosas Oblatas del Santísimo Redentor y las mujeres que, en grupos de seis, acoge la Residencia Virgen de Murillo (Granada) desde 1985. “Llegan desamparadas, perdidas, algunas con algún riesgo de aborto natural, pero enseguida se recuperan. Su estancia aquí es como un oasis”, señala. Es tal el apoyo que encuentran que algunas confiesan que no hubieran abortado  si hubieran conocido la existencia de este centro.

A través de cursos de formación y español que imparten voluntarios, se otorga a las madres herramientas con las que forjarse un futuro digno: “Si las hemos recogido cuando no tenían nada, no vamos a ser tan inhumanas de dejarlas cuando tienen una criatura”. 

En muchas ocasiones la amistad no concluye cuando finaliza la estancia, ya que se suelen reunir en fechas señaladas, como cumpleaños o Navidad. “Las puertas de la casa siempre estarán abiertas para ellas”, reclaca la religiosa. 

Nuestras labor no se conoce lo suficiente, quizás porque estamos volcadas en la actividad cotidiana”, reconoce. Por esa razón, considera interesante participar en charlas de divulgación o que en los mismos centros médicos se puedan encontrar folletos en los que se promocionen alternativas como la ayudas existentes o la adopción, opción cuyos trámites se facilitan en los centros de acogida.

Una apuesta decidida por la vida es el lema de la Casa Santa Isabel, que las religiosas filipenses gestionan en Sevilla desde hace siete años. Con plazas para seis personas, acogen a madres gestantes de 18 a 25 años, normalmente derivadas a través del Instituto de la Mujer y los servicios sociales. “Solemos tener lista de espera”, explica su responsable, la madre Aurora Sánchez. Se trata de la única casa con la que cuenta la congregación y, además de los aspectos sociosanitarios habituales, ofrece la posibilidad de realizar cursillos para encontrar trabajo.

Un lugar en el que puedan compartir su vida y sentirse apoyadas, que les permita empezar un proyecto de vida tanto individual como familiar”. Esto es lo que ofrece, en palabras de Mónica Blanco, educadora social, el proyecto que Cáritas tiene en San Sebastián. Desde hace más de 15 años, esta iniciativa facilita “una acogida temporal de larga estancia, por un tiempo máximo de un año”, a mujeres de entre 18 y 30 años. Su contexto de exclusión obedece a razones muy diversas: parejas que no asumen sus responsabilidades, malos tratos o prostitución. Puesto que también acuden extranjeras sin los papeles en regla, se ayuda a normalizar la documentación, además de asesorar en asuntos judiciales y sociales.

Existe una lista de espera que se ha incrementado con la crisis económica. “A veces es la pareja la que da de lado a la mujer, pues al quedarse embarazada se la considera una carga económica”.

Cáritas cuenta en San Sebastián con dos pisos, uno dedicado a la acogida, con capacidad para cinco familias y otro dirigido a la fase de inserción, donde pueden alojarse tres. Mientras que en el primero cuentan con educadoras las 24 horas del día, en el segundo ya están solas y así pueden ver cómo se desenvuelven en la sociedad.

El centro se da a conocer a través de las campañas de Cáritas y cuenta con la colaboración de la Diputación de Gui- púzcoa y los Servicios Sociales, que ven cuándo un caso se ajusta al perfil de las usuarias y las envían allí, para que los responsables les realicen una entrevista.

Ya fuera del ámbito religioso, encontramos a la Federación Española de Asociaciones Pro Vida, que es una Organización No Gubernamental de voluntariado que promueve el respeto a toda vida humana desde la concepción hasta su extinción natural, y que cuenta con 26 colectivos federados en toda España. El primero nació en 1977 en Barcelona, antes de que existiera incluso la Ley del Aborto. La labor de estas entidades, que funcionan gracias a la colaboración desinteresada de muchos voluntarios y con las aportaciones económicas de particulares, colectivos y empresas, es la divulgación de “la cultura de la vida”, pero en lo que se refiere a la atención a las embarazadas, el trabajo se centra fundamentalmente en ayudarles en lo que puedan necesitar: atención médica y psicológica, alojamiento, ayuda en casa, empleo, material para su bebé… También les proporcionan información sobre lo que es el aborto y lo que supone para la mujer y para su hijo. “Es un apoyo real y efectivo y nuestra experiencia es que, con ayuda, casi ninguna aborta y, además, ni una se ha arrepentido de tener a su hijo porque ellos son a veces el punto de inflexión para empezar una vida más responsable, ilusionada y con mayor sentido”, explica Alicia Latorre, presidenta de la Federación.

Atajar las causas

Asimismo, realizan campañas de prevención del aborto, pues están convencidos de que si no se atajan las causas, el problema nunca se solucionará: “Hay que saber qué es el aborto, sus consecuencias para la mujer, gestionar ayudas reales. Pero hay que luchar por cambiar hábitos y valorar adecuadamente la sexualidad”, añade Latorre. “Tenemos cada vez más personas (hombres y mujeres) arrepentidas de haber practicado o influido en la realización de un aborto. Esa ayuda es principalmente psicológica y moral, a veces psiquiátrica y algunas se convierten en voluntarios incondicionales y valiosísimos que ayudan a salvar muchas vidas”, añade. 

Conscientes de la importancia que tiene para una mujer embarazada sentirse acompañada en su decisión, sea cual sea, surgió en el año 2007 la Fundación Redmadre con el lema Nunca estarás sola. Esta entidad, creada por el Foro Español de la Familia, pretende activar en la sociedad una red solidaria de apoyo, asesoramiento y ayuda a la mujer embarazada, y cuenta con delegaciones en prácticamente todas las comunidades autónomas. “La mujer debe sentirse libre para enfrentarse a una decisión que le va a afectar el resto de su vida, para bien o para mal”, apunta Carmina García-Valdés, su presidenta, y añade: “Estamos a su lado en esos momentos duros, y sea cual sea la decisión que tome”. Si la opción que elige es continuar con su embarazo, la Fundación le ofrece el acompañamiento de una persona voluntaria durante el resto del embarazo y el parto, pero también le proporciona, en función de sus necesidades, una vivienda, un hogar de acogida, enseres para el cuidado del bebé (que son cedidos por muchos donantes), orientación legal y laboral… 

¿Y si decide abortar? “Si decide abortar, tras haberle informado de todo, también estaremos a su lado, porque entonces nos va a necesitar mucho más, aunque no sea de forma inmediata. Tenemos mujeres que han acudido a nosotros tras 9, e incluso, 30 años de haber abortado”. En cuanto a las ayudas que las Administraciones dan hoy por el nacimiento de un hijo, como los 2.500 euros del Gobierno central, el cheque bebé de la Comunidad de Madrid o la paga de 100 euros que da la Junta de Andalucía a las madres trabajadoras, cree que son “insuficientes” y que se deberían potenciar otras alternativas, como la acogida y la adopción. “Hay que adoptar medidas creativas y constructivas de apoyo a la mujer embarazada para que no se la engañe y se la obligue a abortar como si esa fuera la única solución ante un embarazo imprevisto”, subraya García-Valdés.

Tan importante como proporcionar a una embarazada el material necesario para criar a su hijo es enseñarle a ser madre y “crear familia”, pues muchas de estas jóvenes no disfrutan de un entorno familiar. Así lo creen desde Fundación Madrina, una organización aconfesional y apolítica creada en el 2000, que cuenta con una línea de ayuda a través de la cual madres con experiencia se convierten en “madrinas” de chicas jóvenes a las que aconsejan y acompañan durante el embarazo y el parto. Esta iniciativa forma parte del llamado Programa Madre, que tiene una duración de 18 meses. Este programa, a su vez, se divide en tres proyectos: el ‘Proyecto Carla’, de contención, información y prevención a través de un servicio telefónico y una web llamado contact-center; el ‘Proyecto Lucía’, de acogida y acompañamiento a través de madrinas, hogares-madrina y abuelos-madrina (se acoge a la mujer y al bebé temporalmente); y el ‘Proyecto Sandra’, de orientación, formación y primer empleo de las jóvenes madres. 

La Fundación también ofrece la posibilidad, a quienes quieran colaborar, de “amadrinar una madre”, haciendo una donación económica -desde un euro al mes- para apoyar el acogimiento y manutención de una madre (el coste de cada madre y su bebé está entre los 300 y los 400 euros mensuales). También se puede aportar ayuda en especie (pañales, carritos, cunas, ropa, canastillas, juguetes, etc.), además de colaborar como voluntario. Muchas empresas también participan cediendo enseres para el bebé o material de oficina para la Fundación. Existe otra iniciativa que se está poniendo en marcha actualmente y que se denomina “hogares guardería”, que explica el presidente de la entidad, Conrado Giménez: “Una familia ofrece su casa para acoger a bebés en el caso de madres que no disponen de medios para llevar a su hijo a una guardería”. La actividad de Fundación Madrina comenzó en Madrid y ya cuenta con implanta- ción en las comunidades de Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha.

DIRECCIONES

Hogar Madre Encarnación (Lugo)             Tlf. 982 225 370

Residencia Virgen de Murillo (Granada)  Tlf. 958 200 549

Casa Santa Isabel (Sevilla)                         Tlf. 954 218 917

Cáritas de San Sebastián                            Tlf. 943 482 500

Federación de asociaciones Pro Vida

http://www.provida.es; info@provida.es

Fundación Redmadre

Tlf: 902 188 988 – info@redmadre.es

Fundación Madrina

Tlf: 91 449 06 90 – fundacion@madrina.org 

‘DEBERÍA HABER UNA LEY PARA PROTEGER A LAS EMBARAZADAS’

Mario Iceta, obispo auxiliar de Bilbao, ofreció recientemente en Ávila una ponencia titulada Acoger la vida, a la que ha tenido acceso Vida Nueva. En ella, se abordó el “drama” del aborto, afirmando que “no se debe juzgar a ninguna mujer, aunque hay que dejar claro que no es la solución”. Recordó las palabras de Juan Pablo II, quien en la Evangelium Vitae se dirigió a las mujeres que habían abortado, “recordando que se trataba de una situación dolorosa, dramática; les decía que su acto fue injusto, pero les pedía no perder la esperanza, comprender lo ocurrido y arrepentirse, pues el Padre, siempre misericordioso, perdona en el sacramento de la reconciliación. Y concluía animándolas y explicándoles que nada está perdido, pues su propio hijo abortado las perdonaría, al estar ya en el Señor. Al pedirles su compromiso por la vida, el Papa marcaba el camino  a seguir”. 

Como soluciones prácticas, Mario Iceta enumeró varias acciones: “Lo primero es la prevención y una verdadera educación sexual, enseñando a los jóvenes a amar. Luego hay que acoger y proteger la maternidad. Debemos querer y no juzgar a la mujer que tiene un embarazo no deseado, ayudándola en todo, también económicamente. Debería existir una ley que protegiera a la mujer gestante y le diera soluciones. Hay que acompañar a la madre hasta el final, dándole opciones de entregar al niño a otras familias si al final no quiere tenerlo consigo. ‘Redmadre’ destaca en este sentido. Del mismo modo, es necesaria una protección jurídica del no nacido. Actualmente no se considera a nadie sujeto de derecho jurídico hasta las 24 horas siguientes de nacer. Como ley arcaica, modificarla sería lo progresista. No se debe de dejar de ayudar a la mujer que ha abortado. En este sentido, destaca el ‘Proyecto Raquel’, que desarrolla un acompañamiento efectivo, psicológico y espiritual con esas mujeres”.

En el nº 2.650 de Vida Nueva.

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