Vivir en cristiano las 24 horas del día

La Comisión Episcopal de Apostolado Social presenta su Itinerario de Formación Cristiana de Adultos

(Marina de Miguel) La formación es una de las grandes lagunas de la Iglesia española. Al no haber una formación seria, básica y consistente, parece que los encargados de esta tarea son los medios de comunicación”. Así lo reconoce Antonio Cartagena, secretario técnico de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS) para explicar el propósito del Itinerario de Formación Cristiana de Adultos.

Un instrumento que, coordinado por Elías Yanes, arzobispo emérito de Zaragoza, y recogido en el Plan Pastoral 2006-2010 de la Conferencia Episcopal, se ofrece a las diócesis, parroquias y asociaciones laicales con el objeto de promover la formación de laicos maduros en la fe y responsables en la vida y misión de la Iglesia.

Una vez pasadas la Primera Comunión y la Confirmación, se abandona este proceso. Los conocimientos hay que desarrollarlos y abarcar el Catecismo de la Iglesia Católica, pues, en caso contrario, se está improvisando y cada uno hace un catolicismo a la carta”, prosigue el sacerdote, indicando la necesidad de este compendio de conocimientos básicos que, en ocho volúmenes, está publicando la editorial Edice. 

Beatriz Pascual, integrante del equipo que elabora el Itinerario, considera que su principal riqueza y aportación es que ofrece una “formación integral”, es decir, “no sólo que la fe sea conocida y celebrada, sino también vivida, compartida y comunicada con gozo a los demás”. Para que realmente “ayude a los seglares a vivir en cristiano las 24 horas al día”, debe ser atendida como una tarea “permanente y progresiva”, algo que actualmente no está muy extendido pues, como relata la que fuera secretaria general de la Acción Católica, son pocas las diócesis que cuentan con un plan específico que vaya más allá de cursos, charlas o conferencias esporádicas. No obstante, el Itinerario ya ha sido presentado en 40 diócesis y en algunas -un total de16, apostilla Antonio Cartagena- ya ha empezado a implantarse.

En estos primeros pasos es prioritario dar a conocer este Itinerario y, sobre todo, mostrar que no se trata de una imposición, sino de un ofrecimiento, tanto para las diócesis que no cuentan con un proyecto específico como para las que sí abordan la formación con detenimiento, en cuyo caso podría ser complementario. Con este fin, el 25 de octubre se celebró en Madrid el primer encuentro sobre este Itinerario que, promovido por la CEAS, pretendió mostrar las principales características de este plan, que no es meramente teórico, sino vital y práctico. “En él está presente todo el mundo de la catequesis y el del despliegue de la identidad cristiana”, corrobora Beatriz.

Ser y tarea de los acompañantes fue el lema escogido porque, opina la participante en la elaboración, “hacen falta acompañantes que, tanto a nivel personal como en grupo, tengan una visión de conjunto del Itinerario, de lo que es su espíritu, además de vivir su ser como una llamada y una vocación a realizar este servicio eclesial”.

A partir de una guía para el acompañante y una reflexión conjunta, se esbozaron las principales características de la tarea de acompañar, una labor en la que, rememora Beatriz, Jesús es el modelo por excelencia. Durante su saludo en este encuentro, Julián Barrio, arzobispo de Santiago y presidente de la CEAS, apuntó que quien ha tenido una experiencia de encuentro con Jesús es el que está capacitado para acompañar a los demás en el recorrido y compartir con alegría lo que significa este encuentro.

TAREAS Y DIFICULTADES

“Hace falta una formación sencilla y fundamental de los acompañantes, que nos ponga en sintonía con la llamada y tarea que se nos propone y a la cual se nos invita”, señala Beatriz Pascual como primera etapa para este Itinerario, puesto que de ella depende que se dé una pastoral verdaderamente incisiva y eficaz.

Aunque todavía es pronto para definir problemas concretos, en la jornada de presentación sí que se han referido al ajetreo cotidiano. “El contexto social actual y sus valores -el individualismo, la autosuficiencia o la independencia- parecen chocar con la propuesta del grupo, un proceso de autoformación, pero también compartido con otros”.

De igual modo, Antonio Cartagena advierte que es preciso una disciplina y un esfuerzo para reflexionar de forma personal antes de las reuniones del grupo, en las que no se trata de dar una charla: hay que incentivar la participación de los integrantes.

Necesitamos que sea promovida la presencia pública de los seglares, tener esa voz y una vida cristiana en aquellos lugares donde estamos”, afirma Beatriz, para quien la formación permite vivir desde el Evangelio la vida cotidiana en todos sus ámbitos: la familia, el trabajo, los amigos, etc.

En el nº 2.634 de Vida Nueva.

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