Tribuna

Santiago Madrigal: comprender, amar y servir a la Iglesia

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El pasado 7 de septiembre nos dejó una de las grandes figuras de nuestro panorama teológico: el jesuita Santiago Madrigal Terrazas. Riojano de nacimiento, Santiago vio la luz en 1960, cuando ese acontecimiento al que dedicaría gran parte de su producción teológica, el Concilio Vaticano II, se encontraba en su fase preparatoria.



Sus años de estudio en la Universidad Pontificia Comillas y en la Facultad de Teología de Sankt Georgen en Fráncfort, donde se formó con H. J. Sieben, K. Schatz y M. Kehl, culminaron en el año 1995 con una tesis dedicada a uno de los primeros tratados sobre la Iglesia, del dominico Juan de Ragusa, surgido en el marco del debate conciliar. Con ello dejaba trazada una de sus principales líneas de investigación: “El otoño de la Edad Media fue un tiempo fuerte para la reflexión eclesiológica que puede iluminar este otro tiempo fuerte resultante de la celebración del Concilio Vaticano II en muchas de sus cuestiones nucleares”, escribía recientemente.

El jesuita Santiago Madrigal

Desde que en el año 1995 se incorporó a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, tomando el relevo al jesuita J. Losada, compaginó durante tres décadas sus clases de las materias de Eclesiología, Teología Ecuménica e Historia de la Teología con sus responsabilidades como decano de la Facultad (2003-2009), director de la revista ‘Estudios Eclesiásticos’ (2011-2017), académico de número de la Real Academia de Doctores, donde presidió la Sección de Teología (2002-2012), consultor de la Subcomisión de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española (desde 1999) y miembro de la Comisión Teológica del Sínodo de la Sinodalidad (2020).

Agudeza y erudición

Con una penetrante agudeza teológica y una gran erudición histórica, a lo largo de su extensa producción teológica, ha recorrido las grandes cuestiones eclesiológicas, ha profundizado en la comprensión ignaciana de la Iglesia y, más recientemente, ha abordado el pensamiento del papa Francisco (‘De pirámides y poliedros. Señas de identidad del pontificado de Francisco’, 2020) y ha trabajado en la cuestión de la sinodalidad.

Pero si por algo ha sido reconocido es por sus investigaciones sobre el Concilio Vaticano II: el profesor Madrigal estudiado a fondo el acontecimiento conciliar y su recepción, ha seguido de cerca a sus principales protagonistas y ha profundizado en el sentido teológico de sus textos. Prueba de ello son sus numerosas obras sobre el Concilio: ‘Vaticano II: remembranza y actualización’ (2002), ‘Memoria del Concilio. Diez evocaciones del Vaticano II’ (2005), ‘Tiempo de Concilio. El Vaticano II en los diarios de Yves Congar y Henri de Lubac’ (2009), ‘Unas lecciones sobre el Vaticano II y su legado’ (2012), ‘No apaguéis el Espíritu. Dos evocaciones del Concilio’ (2015), ‘El giro eclesiológico en la recepción del Vaticano II’ (2017) y el primer volumen del ‘Comentario teológico a los documentos del Concilio Vaticano II’ (2023).

Merecido homenaje

Trabajador incansable, ha desarrollado su labor docente e investigadora con pasión, intensidad y rigor. A lo largo de tres décadas, han sido numerosas las generaciones de estudiantes a las que ha ayudado a creer, conocer y amar a la Iglesia.  A finales de julio, la Facultad le rindió un merecido homenaje con motivo de la publicación del libro ‘Non omnis moriar’, que recoge algunos de sus trabajos más destacados. En el prólogo que le dedica el papa Francisco quedan esbozadas las claves de su pensamiento: “En su magisterio se descubren entrelazadas diversas claves de acceso a la compresión del misterio de la Iglesia, que tejen una eclesiología con raíces históricas, ignaciana, misionera, contemporánea, alentada por el Concilio Vaticano II, ecuménica y romana, que constituye una suerte de mistagogía eclesial ignaciana”.

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