Tribuna

El católico ante el voto, la Iglesia ante la política… a examen

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Me sorprendió el título de la revista ‘Vida Nueva’ (8-14/7/2023): “Los católicos apuntalan el cambio de Gobierno”. Con estos caracteres venía el título. Se basan en los resultados de la encuesta NC Report sobre las elecciones. Al fin y al cabo, era una aportación más a la ola informativa que habían venido sosteniendo los altavoces mediáticos de la derecha y los medios de la Iglesia (TRECE TV y COPE). La tertulia de la noche coordinada por el Sr. Antonio Jiménez (‘El Cascabel’) en TRECE TV y el espacio matutino llevado por el Sr. Carlos Herrera han estado día tras día apuntando monotemáticamente en la dirección a favor del PP (y su aliado necesario), sin asumir el pluralismo de opiniones entre los ciudadanos en general y los cristianos en particular. El sectarismo ha sido evidente.



Me sorprende que personas de nuestras parroquias, tienden a identificar fácilmente una opción política como la más católica. ¿Cómo hacer para discernir mejor las opciones políticas a las que votamos? Y ahora, tras el desconcierto inicial por los resultados del 23 de julio, los medios de la Iglesia han vuelto a tratar el asunto del futuro gobierno con la misma óptica y sesgo que antes de las elecciones. Hay que asumir la realidad y, en el juego democrático, aceptar los resultados. En los regímenes parlamentarios gobierna el que logra más votos para la investidura, no la lista más votada. Y si no que se lo pregunten al PP de antes y ahora en varias autonomías y muchísimos gobiernos municipales recientemente constituidos.

Análisis “fino”

Está claro que el único que se ha aproximado más a los resultados del 23J ha sido el CIS del denostado y estigmatizado sr. Tezanos. Narciso Michavila, el presidente de la empresa de encuestas GAD3 y experto en elecciones, cree que los sondeos fallaron en sus previsiones en este 23J, y él ha salido esta vez por la “enfermería”. ¿Qué ha pasado? Sin duda que la respuesta a esta cuestión necesita un análisis “fino” al que deberían aplicarse las casas encuestadoras, los medios y revistas de Iglesia, los señores obispos que nos dieron orientaciones (unas genéricas, otras muy concretas a favor de un partido y alguna, me refiero al obispo de Bilbao, muy acertada).

Me dejó un tanto perplejo que las consideraciones de los representantes eclesiales, después de las elecciones, haya sido “que se entiendan los políticos”; quizás deberían haber hecho también autocrítica del proceder de los medios de Iglesia durante los meses previos a las elecciones.  “Ahora toca analizar mucho”, ha dicho el Sr. Michavila, pues estamos sorprendidos por el aguante del PSOE, y el premio de los catalanes al Sr. Sánchez.

Encuestas fallidas

Está claro que si la mayor parte de las encuestas previas a las elecciones, y que apuntaban en una dirección, han fallado se debe a una de estas tres cosas: a) no estaban bien hechas y no captaban adecuadamente la realidad, algo no compatible con un método científico; b) hacían una interpretación sesgada e interesada para apuntalar un cambio de gobierno, cosa que sería muy preocupante; c) o bien, se ha producido una reacción ciudadana ante lo que estaba pasando, cosa que ha clarificado el panorama social y político.

Me refiero a los pactos del PP con VOX en autonomías y ayuntamientos y las preocupantes decisiones que han tomado apenas asumido el cargo, a la zafiedad con que se atacaba al adversario con slogans indignos, las mentiras y manipulación de los datos, el olvido de los logros sociales conseguidos en esta legislatura, etc.

“Quisieron creer y hacer creer que la hegemonía ideológica de la derecha era incontestable y se ha constatado que solo era un ejercicio de confusión de los deseos con las realidades. Las certezas de la derecha se han llevado a tal extremo que una parte de la ciudadanía se ha sentido amenazada, generando una oleada de complicidad en la resistencia… Dando al mismo tiempo una inesperada lección a Europa dónde pocos confiaban en que fuera España quien rompiera la dinámica reaccionaria en curso.” (Josep Ramoneda, El País, 4/8/2023).

Avisos al votante

La “alerta” ha funcionado ante los hechos concretos promovidos por VOX donde gobiernan, y que están sucediendo con el beneplácito y colaboración del PP como demuestran los pactos de gobierno hechos después del 23J. El elector de izquierdas que se quedó en casa en las municipales y autonómicas ha ido a votar; lo cual es muy de agradecer, pues una mayor participación siempre es positiva y ayuda a expresar mejor cuál es la voluntad popular.

El segundo dato significativo, apuntado por Víctor Lapuente es que el voto femenino ha impedido el triunfo de la derecha, y el “supremacismo machista” ha votado más a VOX y, en parte, al PP. El resultado final es que el PP ha ganado las elecciones, pero seguramente no podrá gobernar por la soledad y dificultades para conseguir apoyos: sólo VOX y 1 diputado de UPN; y con poquísima base electoral en País Vasco, Navarra y Cataluña es difícil la gobernabilidad de la nación. Para poder hacer los pactos de Estado que pide el Sr. Núñez Feijóo hay empezar por reconocer su realidad plurinacional en los términos que permita la Constitución. Amenazar y meter miedo al votante de izquierdas y nacionalista no da resultado, señores del PP y VOX.

“En este sentido, las votaciones las ha perdido el discurso bronco y desquiciado que el bloque conservador ha cultivado durante toda la legislatura, el que sigue el manual propagandístico de los populismos, los eslóganes construidos sobre la crueldad o los editoriales sustentados en el insulto personalista; un discurso muy similar, con matices, al que fracasó antes en las opciones de izquierda” (Beatriz Gallardo, El País, 2/8/2023).

¿Futuribles derogaciones?

Además, muchos españoles han premiado al Gobierno por los logros sociales que ha conseguido para la sociedad española. No pocos se habrán preguntado si las leyes más conflictivas, desde el punto de vista moral, ¿serían derogadas por el PP si llegara a gobernar? Experiencia tenemos de que esto no ha sido así; como mucho algunos leves retoques, o la dilación durante años, por ejemplo, del pronunciamiento sobre la Ley del Aborto que ellos mismos llevaron al Tribunal Constitucional, y que desactivaron mientras gobernó Mariano Rajoy.

Un punto nuclear de cara al futuro gobierno está en la capacidad de integrar y vertebrar la gobernabilidad del Estado a partir del partido mayoritario, PP o PSOE, los socios preferentes, VOX/ Sumar, y el resto de los partidos. Tan importante es sacar adelante las iniciativas legislativas como asegurar su continuidad; por lo mismo, importa, y mucho, que los logros sociales sigan avanzando en favor de la mejora y dotación de los servicios sociales (educación, sanidad, asuntos sociales y dependencia), del salario mínimo y de las pensiones más bajas, impuestos a las grandes empresas, medidas para erradicar la violencia de género, acogida de inmigrantes y regularización de los “sin papeles”, el futuro de los jóvenes, la vivienda, la solución política de los problemas…

Tensiones varias

La paz social y el encauzamiento de las tensiones territoriales pasa por el diálogo social y el manejo de la política, no de la judicialización de todos los conflictos. Y evitar, unos y otros, por todos los medios intentar imponer ideologías que lo único que hacen es crear enfrentamientos y fisuras sociales. “Si uno es obispo…debe escuchar y establecer un diálogo con todos. Pero luego está la dimensión social, en la que oyes planteamientos como las condiciones de trabajo, los salarios de los jóvenes, la vivienda, etc. y uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador, porque el cristianismo te obliga a tomar en serio la situación de las personas que no tienen la suerte que tú has tenido”. Son las palabras del obispo de Bilbao, Joseba Segura, al ser preguntado por el diario elEconomista.es si se definía como liberal o conservador.

Por muy verano que sea, ante los inminentes pasos para poner en marcha la legislatura, los medios de Iglesia, por la parte que nos toca, tendríamos que afinar en el análisis de los resultados, en los subrayados y en las orientaciones para asegurar una legislatura en paz, positiva, y en diálogo. Todo esto tiene un previo: analizar lo que ha pasado para que no se repitan comportamientos e intereses poco confesables de tratar de favorecer una u otra opción. Muchas personas de dentro y fuera de la Iglesia tienden a identificar lo cristiano y lo católico con la derecha política; esta relación tendría que revisarse desde los comportamientos de estos partidos políticos.

Iglesia y política

Un estudio reciente titulado “La ola de la secularización: una nueva línea de división en la política estadounidense”, escrito por profesores de la católica Universidad de Notre Dame llega a la siguiente conclusión: la irreligiosidad se ha cuadruplicado en los últimos treinta años como reacción a la convergencia entre iglesias y derecha política. Los resultados electorales del 23J apuntan en tres direcciones de cara al futuro próximo: el rechazo al autoritarismo que restringe derechos y libertades, el reconocimiento de la realidad plurinacional del Estado español, y el protagonismo de la mujer en la vida sociopolítica.

Los españoles somos personas maduras; lo que necesitamos para decidir son hechos, datos y propuestas, no mentiras, slogans, tretas y grupos de presión que recuerdan las técnicas trumpistas. Y los cristianos deberíamos hablar con más normalidad de nuestras orientaciones políticas en un intercambio enriquecedor que nos ayude a discernir de manera crítica, con libertad y en conciencia. La COPE, TRECE TV, los representantes de la Iglesia, así como medios afines, tendrían que revisar cómo han procedido en estas últimas elecciones y si es buena línea seguir así en el futuro o tienen que cambiar para percibir mejor los movimientos sociales y de opinión, y hacer un servicio más crítico e imparcial a los ciudadanos, católicos y no católicos.

La antropología cristiana es unitaria; por lo mismo debe armonizar los temas relacionados con la vida y los temas sociales. Clarificadoras son estas palabras del papa Francisco: “También es nocivo e ideológico el error de quienes viven sospechando del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista, populista. O lo relativizan como si hubiera otras cosas más importantes o como si solo interesara una determinada ética o una razón que ellos defienden. La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte. No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente” (Gaudete et exultate, 101).