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Libros

Dios en Jesús


Un libro de Serafín Béjar (San Pablo, 2008), que es recensionado por Alfonso Novo.

 

Dios en Jesús. Evangelizando imágenes falsas de Dios

Autor: Serafín Béjar

Editorial: San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 224

 

(Alfonso Novo) La presentación de la figura de Jesús es un objetivo compartido por muchos de los que se dedican a la teología. Pero no es una tarea fácil. La historiografía parece carecer de herramientas suficientes para diseñar un cuadro satisfactorio del personaje, y, aunque así no fuera, sus presupuestos metodológicos no coinciden con la intención que abriga el teólogo de justificar, explicar y promover la fe. De ahí la desazón que se experimenta con frecuencia ante las obras de este tipo: la búsqueda meramente histórica resulta insatisfactoria para el creyente, mientras que las reconstrucciones teológicas corren el riesgo de fabricar una historia al servicio de una tesis teológica, construyendo la vida de Jesús a partir de presupuestos dogmáticos para, de nuevo, justificar la teología desde una historia así construida.

Para salir de este atolladero, algunos, desde el lado teológico, han recordado que no es lo mismo el Jesús histórico que el Jesús real, puesto que la historia solamente puede llegar a reconstrucciones a partir de los documentos de que dispone, lo cual se vuelve más conjetural a medida que la documentación resulta más fragmentaria. 

Ahora bien, ello no priva de valor a la ciencia histórica, pues lo que ésta pretende es acercarse lo más posible al personaje real, de un modo semejante –aunque no igual– a como la imagen del mundo que proporciona la ciencia no se identifica con lo que es el mundo en sí mismo, pero procura progresar en su conocimiento. Aunque la fe cristológica no depende de los hallazgos y las reconstrucciones de los historiadores, prescindir de unos y otras equivaldría, en cierta manera, a repetir tesis teológicas sobre la creación que ignorasen o, peor aún, contradijesen lo que las ciencias afirman sobre el mundo.

Único criterio normativo

En este Dios en Jesús, Serafín Béjar quiere escapar del pantano metodológico asumiendo que el único modo de encontrar al Jesucristo real es a través de la comunidad creyente, porque el único criterio normativo para nuestra fe es la revelación objetivada en el Nuevo Testamento. El trabajo histórico será, si acaso, preteológico, pero la teología debe elaborarse sobre la verdad de fe. No hace falta especial perspicacia para percibir aquí la influencia de Olegario González de Cardedal, teólogo al que Béjar conoce bien. No se trata de afirmar que la fe eclesial sea más normativa que la propia existencia histórica de Jesucristo, como si el Verbo, en vez de hacerse carne, se hubiese convertido en testimonio de fe. Es más bien la reivindicación de tal testimonio como modo adecuado, más aún, como el único modo adecuado de acceso a aquella existencia.

Con tales postulados, la obra presenta la predicación, la autoconciencia, la muerte y la resurrección de Cristo a través de una “fenomenología de la vida de Jesús”, que es, más bien, una lectura de los evangelios al servicio de una fe cristológica que pretende arraigar la profesión eclesial en la idea de Dios que tiene Jesús y la conciencia que éste posee de sí mismo, aunque no todo lo que expresan los evangelios revela la autoconciencia de Jesús, ya que puede reflejar la fe pospascual de la Iglesia. De ahí el recurso a la cristología implícita que se descubre en las relaciones de Jesús con Dios, con los hombres y con las estructuras (la Ley y el Templo).

A pesar de todas las cautelas, se percibe en la presente obra una visión confiada en la historicidad fundamental de los datos evangélicos. Salvo alguna referencia ocasional a los llamados “criterios de historicidad”, Serafín Béjar da por buena la lectura directa de los textos canónicos, sobre todo los evangelios sinópticos, como fuente para la figura histórica de Jesús. No es casualidad que las autoridades que aparecen citadas sean mayoritariamente teólogos sistemáticos, frente al relativamente escaso número de exegetas. No estamos, pues, ante un libro más sobre el Jesús histórico. Es, más bien, una lectura temática de los evangelios al servicio de un objetivo teológico: presentar a Jesucristo como el Hijo de Dios que pretende “extender a todos los hombres la lógica de su propia autocomprensión”.

En el nº 2.637 de Vida Nueva.

Actualizado
21/11/2008 | 10:03
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