Francisco tiene un resfriado común, nada más. El Papa ha evitado esta mañana, durante la audiencia a la delegación de la Conferencia de Rabinos de Europa, leer el discurso que tenía preparado para la ocasión para no forzar la garganta. “Gracias por esta visita que tanto me gusta. Pero sucede que no estoy bien de salud y por eso prefiero no leer el discurso, sino entregárselo y que se lo lleven”, ha señalado excusándose.
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El resto de la mañana, Francisco ha continuado con la agenda prevista, que ha incluido otra audiencia a miembros de la Casa de la Misericordia de Gela (Sicilia) o la visita de Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña. Así, esta tarde se verá con miles de niños en un encuentro multitudinario.
En el texto que se han llevado los rabinos, el Pontífice comenzaba hablando sobre la situación en Gaza. “Una vez más la violencia y la guerra han estallado en esa Tierra que, bendecida por el Todopoderoso, parece continuamente opuesta por la bajeza del odio y el ruido fatal de las armas”. Asimismo, resaltaba que “es preocupante la proliferación de manifestaciones antisemitas, que condeno firmemente”.
Construir la paz
Al mismo respecto, agregaba: “No las armas, ni el terrorismo, ni la guerra, sino la compasión, la justicia y el diálogo son los medios adecuados para construir la paz”.
Por otro lado, sobre el diálogo con el judaísmo, reconoce que “es de particular importancia para nosotros los cristianos, porque tenemos raíces judías. Jesús nació y vivió como judío; Él mismo es el primer garante de la herencia judía dentro del cristianismo y nosotros, que pertenecemos a Cristo, os necesitamos, queridos hermanos, necesitamos del judaísmo para comprendernos mejor a nosotros mismos”. Por lo tanto, “es importante que el diálogo judeo-cristiano mantenga viva la dimensión teológica mientras continúa abordando cuestiones sociales, culturales y políticas”, añadió.
