Rafael Salomón
Comunicador católico

Seguimos sin cambiar


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Jamás en la historia de la humanidad habíamos tenido tanta información disponible en la palma de la mano, ahora tenemos los adelantos científicos y tecnológicos a nuestro alcance y aún así, una gran parte de la humanidad sigue comportándose como seres sin inteligencia. Hoy más que nunca abundan los cursos de teología, superación personal, inteligencia emocional, en fin, todos los cursos que pudiéramos imaginar y con todo eso, seguimos sin cambiar.



Parece que la evolución espiritual y mental se nos olvidó. Somos testigos de la barbarie, de actos sanguinarios, falta de amor a nuestro prójimo, en fin; la vida de una gran parte de la humanidad sigue estancada, como si no se tuviera la información necesaria para mejorar, tal vez la respuesta es que no queremos aprender, nos cuesta trabajo la sinceridad, no deseamos parecer débiles frente a los demás y comenzamos a imponer nuestro pensamiento, nuestros intereses por encima.

Todo comienza con nuestro egoísmo y después escala a países y naciones. El verdadero hecho es que no queremos cambiar, ni con todo lo que sabemos, ni con todos los adelantos queremos ver una evolución como humanidad. ¿Por qué lo digo? Basta ver los noticieros y los diarios, mirar un poco a nuestro alrededor, se siguen cometiendo actos que como humanidad deberían hacernos reflexionar acerca de lo vil, inhumano y terrible que podemos llegar a ser.

Un cambio que nos compromete

Robos, muerte, violación, guerras, mentiras; la miseria humana como una constante y el aprendizaje lo hacemos a un lado. Con todo lo que tenemos a nuestro alcance, deberíamos ser la generación del cambio, una nueva versión de la humanidad; sin embargo, se sigue apostando por el odio, la mentira, ignorar al doliente y desechar a quien no nos puede ofrecer nada material.

hombre fuego

Estamos estancados, detenidos y seguimos buscando satisfacer nuestros egoísmos, “dime cuánto tienes, es lo que vales”. Tal vez no queremos cambiar porque eso nos compromete con alguien o con algo. Indudablemente deberíamos ser diferentes por todos los conocimientos que están a nuestro alcance, tenemos todo para transformarnos en nuestra mejor versión, pero algo nos detiene.

Hay acciones y personas que sí están haciendo ese cambio, por supuesto que no todo es negativo, pero son menos, mucho menos quienes apuestan por su crecimiento espiritual, utilizando las herramientas y conocimientos que están disponibles para todos, hay quienes se esmeran por hacer mejor el mundo que tenemos y aprovechar los adelantos para hacer el bien.

En el evangelio según San Mateo encontramos: ¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno? Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en las sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. Así que sobre ustedes caerá el castigo por toda la sangre inocente que ha sido derramada desde Abel el justo hasta Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes mataron entre el santuario y el altar. Mateo 23:33-35

El texto bíblico sigue teniendo algo de novedad. Si quisiéramos realmente podríamos cambiar, en Dios confío.