Rafael Salomón
Comunicador católico

Reconocer nuestras debilidades


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“No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores“. Mateo 9, 13



Hoy siguen en pie, uno por uno, todos los problemas que Jesús se propuso resolver con su vida y con su muerte. El odio, la venganza, el dominio, el asesinato, la guerra, la usurpación, la explotación del débil por el fuerte, la envidia, la ira, la devastación, la idolatría del oro, el yo centro del universo, el interés, en una palabra, el egoísmo, siguen siendo las plagas de la tierra.

Lo son en mayor escala que en los tiempos de Jesús. Con los avances tecnológicos y las comunicaciones a un nivel exponencial global, hoy podemos darnos cuenta acerca de las miserias de la humanidad en tiempo real, guerras, dolor, hambre, violencia, muerte y un sin fin de aspectos que podrían dejarnos en la más absoluta desilusión.

Pero no, aunque nuestros ojos vean tanto y todo, siempre permanece el mensaje de amor y reparación, el evangelio late de una manera lenta pero segura en nuestras vidas, no lleva prisa y es que el mensaje de la Buena Nueva es lento y pausado, como el crecimiento de esa semilla de mostaza que ante su pequeñez, con paciencia y cuidado alcanza enormes dimensiones, así es el mensaje de Dios para justos y pecadores.

Seguir por el camino del amor

Todos somos invitados, sin distinción, “quien tenga oídos que oiga”, las almas que presten atención no volverán a ser las mismas, ya que el mensaje de amor es tan poderoso que no da espacio, para qué quedarse indiferente, hay un antes y un después.

hombre arrepentido

Quienes somos pecadores lo sabemos, los que hemos fallado y aceptamos nuestros errores, podemos decir sin simulación y sin máscaras que el mensaje es profundamente renovador, abre nuestros corazones y nos transforma, sencillamente nos hace evolucionar en todos los aspectos de nuestra vida. Comprendemos que se trata de un trabajo diario y que depende de nuestras decisiones seguir por el camino del amor.

También entendemos que no debemos ir solos, es importante reconocer que necesitamos la debilidad de nuestros hermanos para seguir perseverando, porque dos débiles hacen un fuerte, ellos son nuestro apoyo.

Caemos y a veces aprendemos

Como pecadores, sabemos que nuestra pureza fue extraviada en el camino y que ahora debemos esforzarnos por volver a descubrir la bondad y misericordia para evitar caer y si eso sucediera, también sabemos que levantarnos es la única opción, porque la presencia de Dios, aún en esos momentos siempre está con nosotros, hasta en nuestros más terribles fallos.

Ser justos es algo que todos deberíamos buscar, pero, como seres humanos imperfectos, nuestro barro del que estamos hechos nos recuerda que caer es parte de nuestra naturaleza, esto sin alarmarnos, caemos y a veces aprendemos. Sin que se alarme nadie, podríamos decir que no hay uno solo que viva como justo, todos tenemos nuestras debilidades y reconocerlas es el primer paso para aceptar el mensaje con humildad: –He fallado, lo sé Señor.

“Desde entonces comenzó Jesús a predicar:  Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca”. Mateo 4,17.