(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)
“Que algunos americanos ‘occidentales’ se cierren a que el continente deje de ser sólo latino está llevando a la obstinación de las culturas populares y a una lucha fratricida en la que todos perdemos”
Afirmar esto es decir lo sabido por los libros, pero no lo real. La tendencia más fuerte entre nosotros es a la homogeneización. No se reconoce en instituciones y símbolos que somos una región multiétnica y pluricultural; hay una tendencia a identificar a los latinoamericanos como seres humanos genéricos, olvidando las especificidades indígenas, afroamericanas y campesinas. Sin embargo, creo que el reconocimiento de este carácter es voluntad de Dios para América y una urgencia política y religiosa.
Ir en esta dirección exige mucha creatividad, pero sólo así América Latina llegará a una inserción alternativa en la mundialización, e incluso propiciará una mundialización alternativa. América no se tiene que definir sólo como latina, sino que le toca expresar su composición pluricultural a nivel institucional, constitucional y simbólico. Esto lleva a un encuentro mutuamente enriquecedor cargado de fecundidad histórica. Esta realidad asumida traerá más humanidad, al reconocer la diversidad e interactuar desde ella.
Que algunos americanos “occidentales” se cierren a que el continente deje de ser sólo latino está llevando a la obstinación de las culturas populares y a una lucha fratricida en la que todos perdemos. La tentación de la dirección dominante a trabajar desde el paradigma de Occidente no sirve. Un aporte cualitativo a la celebración de los bicentenarios sería asumir las consecuencias de lo que realmente se es: comunidades nacionales interculturales. Esta bandera la han levantado, sin duda, algunos líderes políticos, y tienen aceptación; hablan al pueblo en sus culturas e invisten sus símbolos. No entro en la discusión de si la representación es genuina y de si gobiernan conforme a justicia y derecho. Sólo constato que el pueblo siente que les representan. ¿Quienes harán
el aporte auténtico e indispensable?
jmarnaiz@vidanueva.es
En el nº 2.676 de Vida Nueva.
