Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga: “La sinodalidad no es un invento del Papa”

arzobispo de Tegucigalpa

El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, asegura a Vida Nueva que el proceso de renovación y reestructuración del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) es irreversible, por cuanto tiene como horizonte la sinodalidad, donde laicos, vida consagrada y obispos confluirán en una nueva forma de ser Iglesia. No en balde, Francisco ha puesto fecha al Sínodo sobre sinodalidad, que comienza en octubre de este año y culmina en 2023.



Quizá se trate de mera casualidad o un golpe de timón para aquellos obispos que aún tienen sus reticencias del camino sinodal, por ello a quienes en el seno del CELAM han pedido más tiempo para mirar comedidamente la nueva estructura pastoral, el purpurado responde: “Pueden simplemente seguir opinando o dando sus aportes, porque se trata de una reforma aprobada ‘ad experimentum’, la cual puede ser enriquecida y evaluada”.

PREGUNTA.- Entonces, ¿en qué estatus queda el proceso de renovación y reestructuración del CELAM tras la celebración de la 38ª Asamblea?

RESPUESTA.- El proceso de renovación y reestructuración después de esta 38ª asamblea ha sido aprobado en líneas generales, lo cual quiere decir que se sistematizará y será presentado a la Santa Sede. No nos debemos olvidar que la Comisión de América Latina, instrumento de la curia vaticana, estaba presente a través de su prefecto, que tiene toda la información y está de acuerdo con esta renovación y reestructuración.

P.- En este proceso se ha establecido la sinodalidad como horizonte, donde religiosos y laicos han participado con aportes sustanciales. ¿Se perderá la identidad episcopal?

R.- No se pierde, porque básicamente el CELAM está constituido por los presidentes y delegados de 22 conferencias episcopales. El secretariado general se estructuraba en distintos departamentos y secciones que se fueron transformando a lo largo de los años y que actualmente, con la reforma, quedan de otra manera, pero la identidad episcopal no queda comprometida; sí enriquecida por la mayor participación del pueblo de Dios.

P.- ¿Puede una mujer laica estar en puestos claves en el CELAM sin que esto cause molestias  o sea incomprendido por algunos grupos?

R.- Muchas veces el problema venía de considerar que son estructuras de poder,  el CELAM está para servir y, por consiguiente, siempre hemos tenido mucha participación de la mujer, no solo como secretarias, sino en puestos directivos, por tanto ese problema está más que superado.

Aportaciones del Papa

P.- ¿Qué aspectos pueden ser mejorables en esta propuesta de renovación?

R.- La propuesta tiene que ser puesta en práctica en algunos aspectos. Este año ha sido ya como un experimento, aunque para opinar qué puede ser mejorable o no, debemos darle tiempo para evaluar. Esto se haría en la próxima asamblea.

P.- ¿Cómo ha seguido el papa Francisco este proceso de renovación y restructuración?

R.- El Santo Padre ha estado al tanto y ha seguido de cerca esta renovación, porque la presidencia ha tenido el cuidado de visitarlo permanentemente o reunirse a través de los medios electrónicos para tenerlo informado. Él también ha dado sus aportes, por ende, esto es un signo de esperanza.

P.- El cardenal Mario Grech, secretario del Sínodo, dice que “la comunión sin sinodalidad no es comunión”. Todavía hay quien ve en la sinodalidad una moda. ¿Soplará el Espíritu en el futuro por otros lugares y se diluirá este impulso del Papa?

R.- Los dones de Dios son irreversibles, la sinodalidad no es un invento del Papa, es algo que lo encontramos en este tiempo Pascual. Ya lo vimos en el primer Concilio de Jerusalén, en la sencillez de los Hechos de los Apóstoles, que dijeron: “El Espíritu Santo y nosotros”. Por supuesto, ahí no había ni colegio de cardenales ni colegio episcopal, eran discípulos misioneros de Cristo. La sinodalidad muchas veces quedó opacada en la historia, pero llega el momento en que el Espíritu los renueva y los sacude.

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