Francisco vuelve a la cárcel en la tarde del Jueves Santo

Como ha hecho en el pasado desde que el Papa, Francisco no tiene agenda oficial en la tarde del Jueves Santo. Tras la Misa Crismal de la mañana con los sacerdotes y los fieles de la diócesis de Roma, el pontífice ha celebrado la Misa de la Cena del Señor, en una cárcel como viene haciendo desde que es arzobispo de Buenos Aires, para compartir este momento con los excluidos.

Vuelta a las periferias

En esta ocasión la cárcel nueva de Civitavecchia ha sido la elegida y fueron los propios capellanes de la prisión quienes dieron la noticia este Miércoles Santo. El jefe de los capellanes de las penitenciarías italianas, Raffaele Grimaldi, declaró que “estamos agradecidos al Santo Padre por haber elegido una vez más una periferia existencial para lanzar al mundo un mensaje de cercanía y esperanza”. Esta prisión fue visitada en 1987 por Juan Pablo II. Desde 2013, solo en 2020 Francisco presidió esta celebración de forma pública, aunque los encarcelados estuvieron muy presentes ya que elaboraron las meditaciones del Vic Crucis de ese año.

Esta vez se ha repetido el rito del lavatorio de los pies, omitido en los dos últimos años debido a las restricciones sanitarias. Sin agenda oficial en la Pascua de 2021, fue el cardenal decano del Colegio Cardenalicio el encargado en presidir una celebración solemne en San Pedro, mientras Francisco lo hacía de forma privada en la capilla del apartamento del imputado cardenal Angelo Becciu. Previamente, el pontífice acudió a otras prisiones como el Instituto Penal de Menores ‘Casal del Marmo’, la clásica Regina Coeli, la de Paliano, la de Velletri y Rebibbia –siempre en el entorno de Roma–. También ha presidido esta celebración en el Día del Amor Fraterno en un centro para personas con discapacidad llamado Santa María de la Providencia y en el Centro de Acogida de refugiados de Castelnuovo di Porto, entre cuyos destinatarios había algunos de religión musulmana.

Servir y perdonar

El Vaticano ha informado que el Papa salió del Vaticano poco antes de las 15:00 horas y que una hora después era recibido en la prisión por los reclusos y algunas autoridades como el ministro de Justicia, Marta Cartabia. De forma espontánea, en la homilía ha insistido en el mandado de Jesús de “lavarse los pies unos a otros”. “Uno sirve al otro, sin interés: qué hermoso sería si fuera posible hacer esto todos los días y a todas las personas”, destacó. Un servicio, advirtió, que llega hasta el “traidor” para perdonarle todo”.

“¡Dios perdona todo y Dios siempre perdona! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón“, clamó el Papa. Para el pontífice “cada uno de nosotros tiene algo que ha estado en su corazón durante mucho tiempo, pero pide perdón a Jesús”. Y concluyó: “Hay un Señor que juzga, pero es un juicio extraño: el Señor juzga y perdona” por eso invitó a todos a “servir y perdonarse”.

Durante la misa, se desarrolló el lavatorio a 12 presos, hombres y mujeres, entre los que se encontraban personas de diferentes edades y nacionalidades. Desde la cárcel le dieron como recuerdo al Papa un cuadro del antiguo puerto de Civitavecchia, algunos productos del huerto cultivados por los internos y algunos trabajos realizados por el personal y los reclusos. Francisco saludó a diferentes reclusos, funcionarios y personal de la prisión.