El Papa quiere jóvenes “revolucionarios”: “No busquéis la visibilidad de las redes, sino a los invisibles”

El Papa ha concluido su viaje a Grecia y Chipre con un encuentro con jóvenes helenos en el colegio San Dionisio de Marusi, perteneciente a las hermanas ursulinas. Desde el polideportivo del centro educativo, Francisco les animó a que salgan al encuentro de los más vulnerables para ponerse a su servicio.



“¿Quieres hacer algo nuevo en la vida? ¿Quieres rejuvenecer? No te contentes con publicar algún post o algún tuit. No te contentes con encuentros virtuales, busca los reales, sobre todo con quien te necesita; no busques la visibilidad, sino a los invisibles. Esto es original, esto es revolucionario”, expresó en un encuentro con una decena de jóvenes, que dista mucho de las multitudinarias citas con las nuevas generaciones a las que está acostumbrado en su viaje, dada la minoría católica griega.

De lo virtual a lo real

Muchos hoy son ‘de redes sociales’ pero poco ‘sociales’, encerrados en sí mismos, prisioneros del teléfono que tienen entre sus manos”, les explico con un lenguaje fresco, haciendo hincapié en que “en la pantalla falta el otro, faltan sus ojos, su respiración, sus manos. La pantalla se vuelve fácilmente un espejo, donde crees que estás frente al mundo, pero en realidad estás solo, en un mundo virtual lleno de apariencias, de fotos trucadas para parecer siempre hermosos y en forma”.  “¡Qué bonito, en cambio, es estar con los demás, descubrir la novedad del otro, cultivar la mística del conjunto, la alegría de compartir, el ardor de servir!”, añadió a continuación, añadiéndoles un chascarrillo personal: “Ver a un joven en el sofá es de viejos”.

Tras escuchar el testimonio de varios jóvenes que le expresaron las dificultades en el camino de la fe, Bergoglio. Entre ellos, tomó la palabra Aboud, un migrante sirio de 18 años, al que le acompañaba su hermano, de 12, que le relató al Papa “el calvario que tuvimos que soportar antes de llegar aquí”. Este joven fue uno de los miles de exiliados por la guerra que tuvieron que ser rescatados del mar.

Sueños alcanzables

El pontífice no dudó en comparar a Aboud con Telémaco, que fue capaz de salir adelante a pesar de sentirse “desalentado porque no sabía dónde se encontraba y ni siquiera si estaba vivo”. “¡Alimentad la valentía de la esperanza!, la que has tenido tú, Aboud. ¿Cómo se hace? Por medio de sus decisiones”, destacó, lanzándoles un consejo: “Las buenas decisiones incluyen siempre a los demás, no sólo a uno mismo. Esas son las decisiones por las que vale la pena arriesgarse, los sueños que hay que realizar; aquellos que requieren valentía y que implican a los demás. ¡Adelante, todos juntos!”.

Con estas palabras se dirigió Francisco de los jóvenes griegos, dejando caer una advertencia: “Habrá siempre alguien que les dirá: ‘Déjalo, no te arriesgues, es inútil’. Son los anuladores de sueños, los sicarios de la esperanza, los incurables nostálgicos del pasado”.

Vitaminas de fe

“No tengáis miedo de las dudas, las dudas son vitaminas de fe, ayudan a robustecerla, a hacerla más fuerte, es decir, más consciente, más libre y más madura”, compartió con ellos para explicarles que el camino de Jesús “es como una historia de amor” en la que “llegan momentos en los que es necesario interrogarse, hacerse preguntas” para hacer “crecer el nivel de la relación. “No pueden ir en el camino de la fe ciegos, tienen que ir con Dios”, les dijo en un golpe de espontaneidad, para comentarles que no tengan miedo tampoco a caer: “Dios os ama siempre, aunque cometáis un gran pecado”.  “En esto quiero ser muy claro: Dios perdona siempre”, reiteró de viva voz.

El viejo profesor Bergoglio echó mano de la filosofía griega para animarles a recuperar la cultura del asombro: “Así comenzó la filosofía, de maravillarse frente a aquello que es, frente a nuestra existencia, a la armonía de la creación y al misterio de la vida”, les dijo, como punto de partida para encontrarse con Dios. Con una apreciación: “El corazón de la fe no es una idea o una moral, sino una realidad, una realidad bellísima que no depende de nosotros y que nos deja con la boca abierta: ¡somos hijos amados de Dios!”.  Francisco se sirvió de Orfeo, de Ulises, del templo de Delfos y del clásico ‘Conócete a ti mismo’ para empujarles a que no se dejen llevar por “los eslóganes publicitarios que nos echan encima, sino nuestra verdad más profunda, la que ve Dios, aquella en la que Él cree: la belleza irrepetible que somos”.

A partir de ahí, el Papa les instó a “ver la vida como un servicio”. “Dedicarse a los demás no es de perdedores, es de vencedores; es el camino para hacer algo realmente nuevo en la historia”, les recordó, subrayando que “el servicio es la novedad de Jesús; el servicio, dedicarse a los demás es la novedad que hace la vida siempre joven.”

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