Un cura gallego, ‘acosado’ por sus feligreses

  • El arzobispado de Santiago defiende a un párroco al que le han impedido la entrada a la iglesia con candados
  • Eliminar el toque de campanas o no bautizar a hijos de familias desestructuradas, entre los motivos del descontento

La misión de Carlos Julio Cárdenas como párroco de Santa María de Caamaño, municipio de Puerto del Son, en la provincia de La Coruña, no ha sido nada serena. Tanto es así que el pasado sábado, 27 de noviembre, medio centenar de vecinos se concentró para mostrar su descontento con el sacerdote. Una concentración que se suma a las peticiones de algunos feligreses a la archidiócesis de Santiago de Compostela su traslado.



El malestar se fue generando a partir de algunas decisiones del párroco en torno a la sepultura de algunos difuntos, eliminar el toque de las campanas, el desacuerdo ante el arreglo de algunos desperfectos del cementerio o la negativa a bautizar a algunos bebés cuyos padres no estaban casados. El sacristán de la parroquia que ha estado durante los cuatro años que lleva Cárdenas en el Caamaño es uno de los que participa en estas protestas.

Llamada a la serenidad

Por su parte, el Arzobispado de Santiago denuncia, en un comunicado, ha denunciado que el cura “ha visto impedida su actuación en dicha parroquia en este momento”, algo que se ha materializado con “la colocación de sendas cadenas con candados en las dos puertas del templo” para impedir el paso del párroco al templo. “Tras denunciar estos hechos, para que se proceda a su investigación policial, y a la espera de conocer a quién corresponde la responsabilidad de este y de otros comportamientos violentos, el Arzobispado confía en recuperar un clima de serenidad en la parroquia, contando para ello con la implicación de los feligreses interesados en normalizar la situación”, recomienda.

Por su parte, el obispado alega que las reclamaciones de los vecinos fueron atendidas por la Vicaría Territorial de Santiago y que el arzobispo, Julián Barrio, “invita a todos a reflexionar sobre la necesidad de restaurar un verdadero clima de comunión eclesial, respetando las funciones y competencias de cada uno y sin excluir a nadie”. Por ello, concluye el comunicado, la diócesis “reclama también que las redes sociales no se conviertan en escenario de desencuentro o descalificaciones personales”.

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