Tribuna

La tumba con olor a oveja: el lugar de la pascua de Francisco

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Tras la muerte del papa Francisco, se dio a conocer el lugar designado para su tumba en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Un lugar muy especial y de múltiples significados, por ser quizás la segunda basílica más visitada por el pontífice durante su ministerio petrino, en referencia a su singular devoción a María Salus Populi Romani.



La tumba del papa, de diseño sencillo, es como él mismo lo indicó: con solamente la inscripción Franciscus. Pero, a su petición, se ha añadido un detalle particular: la representación del motivo de su cruz pectoral, del Buen Pastor.

Tumba Papa Francisco

El Buen Pastor

La imagen del Buen Pastor es tradicional en el arte y la arquitectura cristiana desde los primeros siglos. Un estudio de Daniélou asegura que, al menos en las catacumbas, existen más de 900 representaciones del Buen Pastor en cámaras funerarias cristianas, adornadas con frescos de motivos florales y paradisíacos.

La imagen del Buen Pastor que se encuentra en la tumba de Francisco evoca justamente esas representaciones simbólicas de los primeros siglos, en las que los cristianos veían el misterio pascual de la fe y de la resurrección, como la salvación y la esperanza de la vida eterna se anticipan con la iniciación cristiana.

Por eso, más que un tema funerario, la imagen pastoril de Jesús era en realidad un tema bautismal: en alusión al salmo 23, donde los pastos de la vida evocan la Eucaristía; la unción con perfume, a la crismación de la Confirmación; y el cayado, a la misma cruz de Cristo.

Pero un detalle más destaca en el Buen Pastor de la tumba de Francisco: lleva sobre sus hombros a la oveja perdida, que —como decían los Padres de la Iglesia— evoca la Encarnación del Hijo de Dios y su misión pascual de descender y ascender para ir en busca de la oveja extraviada.

En esa dinámica de puesta en salida, el Buen Pastor busca a la humanidad caída por el pecado, la cual es rescatada y llevada sobre los hombros. Por eso, dirá una hermosa oración de san Ambrosio: “Coloca, oh, Señor, a la oveja cansada sobre tus hombros, esto es, sobre la cruz, y hazla reposar.”

Donde huele a oveja reposa el pastor

De modo que no hay mejor imagen que sintetice el ministerio del papa Francisco, que la del Buen Pastor “siempre en salida, que no se queda encerrado en su recinto,” sino que va al encuentro, a la búsqueda de la oveja extraviada. Pues “la ternura del pastor se manifiesta cuando cura heridas y se detiene con el más débil.”

El pectoral de Francisco evoca también su ministerio en Argentina, y su misión de salida al servicio de la Iglesia universal, imagen que no solo mantuvo sobre su pecho, sino que ahora le acompaña hasta el lugar de su descanso.
Allí la cruz no muestra a un Cristo clavado, sino a un Resucitado que busca, encuentra y abraza a la oveja perdida en forma de X, o cruz griega.

Una escena que recrea al “pastor que camina delante, en medio y detrás del pueblo: delante para guiar, en medio para escuchar, detrás para ayudar a los rezagados.” En síntesis, la imagen de un pastor en medio de su pueblo.

Una tumba con olor a ovejas, así como fue todo su ministerio y su servicio en el mundo. Y que, en este rincón sencillo de la basílica mariana, será visitado por “todos, todos, todos”. Allí ya no rezaremos por Francisco, como tantas veces él nos pidió. Sino que rezaremos con él, para salir también nosotros en la búsqueda de los que se han alejado.


Por Raymundo Alberto Portillo Ríos. Profesor de arquitectura de la Universidad de Monterrey.

Foto: EFE