Plebiscito con la Tierra

El 22 de abril se celebra el Día de la Madre Tierra. Para esa fecha, la ONU convocó a los presidentes para firmar el Acuerdo de París sobre el Clima, suscrito en diciembre pasado. Quienes aún no lo hagan tienen chance hasta el 22 de abril de 2017. Se espera que sean, al menos, 55 países los que suscriban el pacto, y que entre ellos logren comprometerse a disminuir el 55% de las emisiones de CO2 a la atmósfera para que la temperatura del planeta no aumente más de 1,5°C.

Esta ecuación, para muchos compleja y confusa, refleja lo difícil que ha sido lograr consenso de soluciones frente a este problema común de la humanidad.

Mientras eso sucede, en Colombia ha pasado a segundo plano ese 20% de reducción de emisiones a las que se comprometió el gobierno Santos. El protagonismo lo tiene la preocupación por ratificar el Acuerdo de La Habana con las FARC. Los temores y voces de guerra compiten frente a las esperanzas por dar un paso histórico hacia la paz.

Lo que es ineludible es incluir la posesión y el uso de la tierra dentro de los escenarios del post-acuerdo, enfrentando conflictos que se acrecientan: contra la voracidad de las corporaciones mineras, el ajedrez geopolítico tanto de las FARC como de los paramilitares, el rebelde posicionamiento de las bandas que rechazan el Acuerdo, el reclamo de justicia histórica de los resguardos indígenas y consejos de las comunidades negras. Tras la piñata del narcotráfico y los recursos del subsuelo, se exacerbará la salvaje competencia.

Sea lo que fuera, hay un reto común: la necesidad de impulsar una cultura del cuidado que conduzca al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en cada uno de los territorios de nuestra nación. Hay un plebiscito mayor para afirmar la vida en el Planeta Tierra (Dt 30,19).

Alirio Cáceres

Eco-teólogo

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