El Año del amor eficaz

Ideas de François Houtart a los 50 años de la muerte de Camilo Torres

Con una celebración llevada a cabo el 9 de noviembre en Cali se dio relieve una vez más a la figura del padre Camilo Torres Restrepo, cuando se aproxima la memoria por los 50 años de su muerte. Tomaron parte activa del evento la Arquidiócesis de Cali y varias organizaciones sociales que preparan actividades para 2016: “el Año del amor eficaz”, según fue anunciado.

François Houtart, sacerdote y sociólogo belga, amigo de Camilo en su juventud, afirmó durante la celebración por qué el pensamiento y el ejemplo del cura bogotano son importantes para la expresión de la fe cristiana hoy. “Se necesita una transformación de las estructuras de la sociedad, porque predicar el amor sin transformar la sociedad para permitir que este amor sea real es pura ideología. Si se toma en serio el mensaje de Jesús, la manera como él actuó en su propia sociedad, no podemos pensar que el mensaje cristiano sea un ‘opio para el pueblo’, al contrario, es una base de emancipación y de libertad”.

Más que el cese al fuego

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En su artículo para Unidad en la diversidad: Camilo Torres y el Frente Unido del Pueblo, uno de los libros que han salido a la luz recientemente, Houtart se propone descubrir el aporte del sociólogo colombiano al proceso de paz que en la actualidad se desarrolla.

“La paz se construye sobre la justicia”, asegura. “No hay paz sin reforma agraria, sin reconocer los derechos de los desplazados, sin afrontar la desigualdad social y abrir el acceso de todos a la riqueza nacional; sin acabar con el poder de los paramilitares en la vida política, económica y social; sin un control sobre el sistema financiero hegemónico y alimentado por el narcotráfico; sin un control sobre el capital extranjero y nacional, que destruye el medio ambiente con actividades extractivas y agronegocios; sin asegurar salarios dignos; sin reconocer los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes”. A su parecer, todos los objetivos enunciados antes dialogan perfectamente con la Plataforma del Frente Unido del Pueblo, lanzada hace más de 50 años.

Houtart sostiene que las negociaciones deben ir mucho más allá del cese al fuego y que el proceso de La Habana no significa el fin de la lucha social. Trae a colación cómo diferentes sectores populares siguen sus esfuerzos en el marco de un plan social y político, fuera del conflicto armado: los indígenas del Cauca, que reclaman sus tierras invadidas por multinacionales extractivistas y por bases militares; los campesinos del Catatumbo, que protestan por mejores condiciones de vida en una región abandonada por el Estado y exigen la declaración de una zona de reserva para evitar la profundización del latifundismo, al tiempo que proponen un plan para la sustitución gradual de los cultivos ilícitos; los mineros artesanales, que se defienden contra las empresas extranjeras; los estudiantes de los sectores desfavorecidos, que se organizan contra reformas inequitativas de las universidades.

A su parecer, en este contexto el análisis desarrollado por Camilo Torres sigue siendo válido. He aquí los principios que guiaron la acción del antiguo capellán de la Universidad Nacional, según los enuncia el pensador belga: (i) la unidad en la diversidad, a partir de una conciencia de que la realidad es múltiple y la acción debe unir a diversos componentes de la sociedad. (ii) La necesidad de una base popular. (iii) La cultura como elemento clave de la construcción social, donde la religión es una base de convicciones y una motivación.

Ahora bien, en la cultura cristiana de Colombia el proceso de paz significa aplicar la consigna evangélica del amor al prójimo, aun si este es el enemigo; creer en la posibilidad de conversión de las personas; llegar al perdón y a la reconciliación, pero no sin condiciones: “no hay perdón sin el reconocimiento de la culpa, sin la reparación. En el Evangelio la conversión implica justicia”, apunta Houtart.

Por último, llama a que el proceso colombiano no se quede solamente en las negociaciones de paz, sino que piense en el papel que el país puede jugar en el contexto global, para encontrar soluciones que permitan restablecer las condiciones para el mejoramiento de la vida en el planeta. “Es el gran desafío de todos los movimientos sociales y políticos en el mundo”.

Texto: VNC

Fotos: MARCHA PATRIÓTICA INDEPENDENCIA

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