Editorial

La profecía de América

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El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) cumple 70 años de andadura gracias a la visión profética de Pío XII, que intuyó la necesidad de que la Iglesia que peregrina en la región lo hiciera de la mano. Y aquella idea no se quedó en una mera ensoñación: el CELAM es hoy una realidad y un referente para la Iglesia universal. Tanto es así que ese estilo de entretejer una red para avanzar juntos –desde el respeto y la defensa de la idiosincrasia de cada comunidad, pero afrontando los desafíos comunes en fraternidad– se ha convertido en ejemplo para Asia y África.



Estas siete décadas, lejos de uniformizar y encorsetar la acción evangelizadora, han permitido fortalecer la comunión en la diversidad, recogiendo el guante ante los retos que se han presentado y que siguen irrumpiendo en un contexto sociopolítico con la amenaza constante de regímenes dictatoriales, una pobreza enquistada, una violencia latente, unos pueblos originarios hostigados y un entorno natural expoliado. Ante esta situación, no cabe mirar para otro lado o configurar un discurso teorizante ajeno a la realidad.

Por eso, el CELAM se ha erigido en espacio de escucha atenta a los signos de los tiempos, para promover una reflexión capaz de redescubrir el rostro de Cristo en cada una de estas encrucijadas y responder con todas las herramientas teológicas, pastorales y caritativas a su alcance. Esta apuesta integral e integradora, no exenta de dificultades y de resistencias, se ha materializado en cinco conferencias que han sido espacio de discernimiento y diálogo desde Dios para el mundo.

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En ellas se ha ‘cocinado’ esa sinodalidad que hoy se ha contagiado a la Iglesia universal, que habla de corresponsabilidad en la misión de todos los bautizados y bautizadas, de un catolicismo que se sabe misionero y en salida, y que se hace hospital de campaña. Ese caminar juntos ha auspiciado proyectos tan innovadores como la Red Clamor –al rescate de los migrantes, desplazados, refugiados y víctimas de trata–, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) o la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA). Todas ellas no son estructuras anquilosantes, sino que se configuran como organismos con una capacidad propositiva y de reacción inmediata desde las coordenadas de las bienaventuranzas.

Escuela de dos discípulos

Así, no resulta aventurado apuntar que el CELAM ha sido y es la escuela de dos discípulos misioneros llamados Jorge Mario Bergoglio y Robert Prevost. Francisco y León XIV son el fruto más visible de unos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que han sabido volver a Jesús de Nazaret para, desde él, adentrarse en las periferias y ser signo de una esperanza resucitadora que no defrauda cuando se encarna por y para los últimos.

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