Teóloga y psicóloga

Todo el bien, todo el mal


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Para los cristianos comienza un tiempo de especial densidad, la Cuaresma. Todas las tradiciones tienen los suyos. De hecho, todos los seres humanos tenemos fechas o momentos de “especial densidad” por el sentido que lleguemos a darle: el recuerdo de un evento decisivo, días dedicados a algo que nos importa… También hay tiempos especiales entre amigos, en pareja o con la familia; es decir, con quienes hemos decidido compartir parte de nuestra vida y ellos nos dejan entrar en la suya, gestamos juntos significados compartidos, esas palabras, imágenes o gestos que no hay que explicar pero que rebosan de contenido para quienes lo entendemos.



En el fondo, nos habla de la potentísima capacidad humana para trascender (ir más allá de lo que hay), para simbolizar (dotar de sentido a un significante que nada tendría que ver en principio) e incluso para sacramentalizar la vida. Gracias a todo ello, hay tiempos y espacios de “especial densidad”. Porque así lo hemos elegido y decidido. Porque nuestra vida se va conformando con diversos vínculos especiales que nos confirman en quién somos y cómo queremos serlo.

Por ejemplo, algunas personas en estos días darán especial sentido a no comer carne los viernes; y no lo harán por cumplir, ni siquiera por tradición acrítica. Lo harán porque le dan un significado tal que les ayuda a vivir, les recuerda qué es importante y qué no y cómo quieren vivir. Otros, se conocieron en primavera y en su primera cita pasearon cerca de almendros. Las florecillas blancas al caer la tarde cayeron sobre sus copas en la terraza donde charlaban; desde ese momento, cada primavera, cuando ven el primer almendro florido, recogen flores y se las llevan uno al otro. No lo hacen para ganar nada ni para perpetuarse; lo hacen porque le han dado un profundo sentido y ya forma parte de su vida. O esa familia que, a pesar de seguir creciendo, reservan tres días al finalizar septiembre porque es un espacio y tiempo casi sagrado que se dedican y que está marcado a fuego en sus agendas.

Imposición de la ceniza por laicos. América Latina

Los tiempos especiales son para eso: para vivirlos de manera especial. Todos los tenemos. Y cada cual decide cómo vivirlos, porque de lo contrario, acabarán dejando de ser “especiales” y se convertirán en mero trámite o directamente en nada.

Yo quisiera que este tiempo especial para los cristianos que es la cuaresma no me pasara superficialmente desapercibido. Y pensaba cómo disponerme para ello en estos días previos: por dónde querría llevarme Dios, el Espíritu, la gracia, la vida… como tú quieras llamarlo. Miles de personas en el mundo orientando su mejor energía hacia el bien, el perdón, el cambio, la compasión… es imposible que pase desapercibido, ¿no te parece? Algunos lo llaman la comunión de los santos, otros simplemente la fuerza de la oración común, otros vibrar en la misma frecuencia energética…

Mejores-nosotros-mismos

Y hoy, hablando con un amigo, que además es sacerdote y buena persona, me ha dicho: “que todo el bien que hagas y todo el mal que omitas, te sirva para el perdón de los pecados y en recompensa la vida eterna”. Este amigo mío es mayor, y el lenguaje es propio del ritual, pero el sentido me ha llegado al corazón: “todo el bien que elijas hacer y todo el mal que decidas evitar, te ayudará a vivir más unificada por dentro, reconciliada contigo y los demás, sabiendo que vas a seguir equivocándote y pidiendo perdón, y que este es el camino más lúcido para vivir bien viva, y no confórmate con ir sobreviviendo. Y ahí siempre estará Dios, empujando y sosteniendo”.

Que cada cual elijamos cómo vivir nuestros tiempos especiales para que no dejen de serlo. Si os sirve, me parece una gran pista: todo el bien que hagas, todo el mal que evites… Y así, miles de hombres y mujeres repartidos por el mundo, empujando la historia en una dirección y no en otra. Contárnoslo y compartir caminos ya es un bien, sin duda. Porque también así, hablando más de lo realmente importante y menos de otras naderías, nos vamos ayudando a ser un poco más humanos, mejores-nosotros-mismos.