Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Puede un sínodo revitalizar la pastoral juvenil?


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La casa

El santuario más famoso de la región italiana de las Marcas está situado en Loreto. Un templo con un atractivo tal que ha merecido una especie de diócesis especial –una prelatura– que vele sobre su entorno. La clave, la actual basílica contiene dentro de sus muros una pequeña edificación traída desde Tierra Santa por los cruzados, patrocinados por la familia Angeli –que en la leyenda ha hecho equiparar a los cruzados con los propios ángeles–, para evitar que las invasiones musulmanas acabasen con la venerada como la casa de Nazaret de la Sagrada Familia.

La casa llegó a Loreto en el siglo XIII tras recalar en Croacia y la no muy lejana Ancona. El traslado sigue arrojando elementos misteriosos porque las evidencias que aporta la propia construcción son escasas y hasta casi milagrosas. Ante la Virgen, que por todas estas tradiciones es la patrona de la aviación, se han compuesto las letanías lauretanas o han rezados papas y cristianos de toda clase y condición.

En la casa de María resuena de forma especial, según la tradición, las palabras de Gabriel anunciando a María su próxima maternidad. Por ello, el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación parece un día idóneo en el que peregrinar a la que para los del lugar es “la mayor reliquia de la cristiandad” (el menos, en tamaño). En esta casa de piedras unidas sin argamasa medieval el papa Francisco confiará a la Virgen María los resultados de los trabajos del Sínodo de los jóvenes. Aunque el programa es más completo, la singularidad del lugar puede dar impulso a la necesaria renovación de la pastoral juvenil.

Precisamente en 1962 Juan XXIII acudió a Loreto –junto con Asís– para encomendar los trabajos del convocado Vaticano II. Ahora Francisco vuelve a la Santa Casa y tras la misa en tan recogido entorno puede dar un paso decisivo en el rejuvenecimiento del rostro de la Iglesia con la firma de la nueva exhortación.

El proceso

Se corre el riesgo de que la firma de esta mañana ponga punto final a la necesaria reflexión de los jóvenes en la Iglesia y de qué Iglesia estamos ofreciendo a los jóvenes de hoy. Si como los organizadores se han encargado de proponer, el sínodo es un proceso y no solo una reunión puntual de unas semanas, esto no pasará. La primera nota aclaratoria del documento final señala que por sínodo se entiende desde los cuestionarios, el presínodo, la participación a través de las redes sociales o las voces de los padres sinodales o los auditores.

Curiosa esta palabra del proceso, que en la prensa española –y no digamos catalana–, se cuela cada día dándole una duración temporal y unas implicaciones que van mucho más allá de lo acontecido en un día. En el juicio al ‘procés’ por el referéndum y la declaración ilegal de independencia de 2017 se habla de la preparación, la organización, la argumentación, las visiones y las consecuencias que llegan hasta el día de hoy. No solo los 12 líderes catalanistas juzgados toman voz en lo ocurrido sino que muchos otros actores salen a su encuentro y se confrontan las versiones…

¿Por qué no se vibra y hasta se desconoce la nueva propuesta de la Iglesia para con los jóvenes? ¿Por qué la sinodalidad redescubierta en este tiempo no abre nuevos caminos y propuestas y solo alienta cerrazones y temores?

El documento

Desde que se clausuró la asamblea sinodal el 28 de octubre, hubo quien desde bien dentro de la organización apostó porque el documento final al que se había llegado podría quedar como texto magisterial sin la necesidad de una exhortación apostólica del Papa que posteriormente pudiese marcar algunas insistencias dentro de la línea magisterial del pontífice. Hay quien, incluso desde dentro de la asamblea, imaginaron una posible firma de Francisco sobre el propio documento o que la preceptiva –al menos hasta ahora– ‘exhortación apostólica postsinodal’ transitase hacia nuevas formas literarias más creativas, directas o sugerentes.

En cualquier caso, hoy Francisco se va a Loreto y en estos días la Oficina de Prensa del Vaticano ha adelantado algunas cosillas sobre el nuevo texto papal cuyo desarrollo ha apurado los plazos que se marcaron desde el anuncio de este viaje del 25 de marzo. El día 20, un comunicado avanzaba que el comienzo del texto era la frase “Vive Cristo, esperanza nuestra”, que el texto original estaba escrito en español y que la forma del texto es una “Carta a los Jóvenes”. Detalles de novedad sobre un texto en el que los más críticos no esperan nada, cumpliéndose aquello que Francisco ya señaló el primer día del sínodo al poner como objetivo el conseguir “no solo un documento, que generalmente lo leen pocos y lo critican muchos, sino, sobre todo, propuestas pastorales concretas”.

Ciertamente el documento final –cuyas tardías versiones oficiales en varios idiomas han podido apagar los rescoldos intensos de la asamblea– y lo que implica tras todos el proceso de participación de esta reunión en concreto es una clave de lectura para la exhortación que esperamos conocer hoy.