Rafael Salomón
Comunicador católico

Mi relación con Dios


Compartir

Nos falta recogimiento, nos sobra dispersión y distracciones para dedicar nuestro tiempo a Dios. La sociedad nos ofrece tantos estímulos que es muy sencillo dejarnos llevar por la inercia de una vida sin tiempo para orar, siempre de prisa, casi sin momentos para responder de manera consciente, todo apremia, todo se realiza rápido.



Despertamos para cumplir una agenda y actividades que nos agobian, organizamos compromisos para justificar un trabajo, nos reunimos con personas que a veces nos cuesta comprender su manera de pensar y de vivir, aún así les dedicamos parte de nuestro tiempo. Comemos con prisas porque las actividades no se detienen, marchamos del trabajo rápido para llegar a casa y descansar un poco, en algunos casos a seguir trabajando.

Así llegamos al fin de semana y nuestro teléfono tiene más batería que nosotros (disculpen el ejemplo, pero las baterías de nuestro dispositivo tienen más carga que nuestra energía), intentamos reponernos de una semana intensa y lo que menos hacemos es dedicar tiempo a quien nos ha dado la vida. Una gran cantidad de personas no pueden dedicar un poco de su atención al crecimiento espiritual.

El amor de Dios

“Dediquen siempre tiempo a la oración, y den gracias a Dios. Oren también por nosotros, y pídanle a Dios que podamos anunciar libremente el mensaje y explicar el plan secreto de Cristo. Precisamente por anunciarlo estoy ahora preso. Pídanle a Dios que yo pueda explicar ese mensaje con toda claridad”. Colosenses 4, 2-4.

Zac Durant _6HzPU9Hyfg Unsplash

Foto: Unsplash

Hay quienes ofrecen todo su tiempo a Dios y las dificultades tampoco se hacen esperar, son aquellos que han respondido al llamado para dedicar su vida entera, su tiempo completamente a Dios, cada momento, en cada oración, en cada acción, buscan su presencia. Sin hacer un comparativo y siendo un tanto realista, hay personas que carecen de este tiempo de calidad para relacionarse con el amor de Dios.

Muchas son las razones y justificaciones para no hacerlo; sin embargo, la carencia de esta relación, nos está llevando a una sociedad carente de valores y de respeto por la vida. Tiene una razón tanta violencia y deshumanización en nuestra actualidad, la cual es: No tener tiempo para Dios. Alejarlo de nuestra sociedad, darle la espalda en nuestras vidas.

Conexión con Dios

Qué necesario y vital es creer, tener fe y relacionarnos con un Dios amoroso que nos ha dado libertad para amarle y seguirle, pero los tiempos de hoy no tienen espacio para Él, viven con ligereza, sin compromiso real, relativizando los valores y defendiendo sus opiniones aunque carezcan de sustento. “Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará”. (Mateo 6, 6).

Cerremos la puerta y oremos, volvamos a tener ese encuentro tan necesario con nuestro Padre Celestial, quien nos entiende y comprende, nos está esperando pacientemente. Es esencial recordar que la conexión con Dios no debería ser una opción secundaria, sino una prioridad. Volvamos a tener tiempo para dialogar y sentir su paz, sentirnos acompañados por un amor que solo quiere lo mejor para quien de manera libre quiere estar en su presencia.