Rafael Salomón
Comunicador católico

La paz que solo Dios nos da


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Ahora que estamos más tiempo en casa, hemos perdido la paciencia, las estadísticas indican que se ha incrementado la violencia y las rupturas de parejas van en aumento. ¿Cómo hacer para que regrese la tranquilidad a nuestros hogares?



Parece que el efecto del confinamiento no ha sido positivo, por lo menos para algunas relaciones familiares. Es momento de recobrar la calma, volver a encontrar la paz que solo Dios nos da, regresar a la fuente de vida que nos ofrece el amor.

Una decisión personal y consciente

Mucho ha cambiado desde el año pasado todo nuestro mundo, la pandemia nos fue moldeando y modificando hasta nuestro carácter. Hay quienes decidieron saturarse de actividades, tal vez a manera de protección o verdaderamente por el rigor que les exigía su carga laboral, muchos más, perdieron su única fuente de trabajo y el estrés causante de esta situación los ha llevado a la angustia, desesperación y por consiguiente a vivir con mal humor.

Muchas personas han perdido la esperanza en este periodo, del que debemos reconocer, ha sido en algunos momentos de desolación e incertidumbre, pero también, un tiempo para reflexionar acerca de todo aquello que tiene verdadero valor, como la salud, la amistad, el permanecer conectados por algún medio digital y para encontrar la sencillez del amor.

No hay recetas infalibles, tampoco encontrarás los diez pasos para alcanzar la tranquilidad, lo que sí te puedo compartir con sinceridad, es que se trata de una decisión personal y consciente.

persona en bosque

Buscar la tranquilidad no significa evadirse de la realidad, más bien, nos centra entre la angustia y la despreocupación. Es vivir convencidos de que cerca, muy cerca está el Padre esperando le abramos nuestro corazón.

Descubrir su protección

Para algunas personas, esto parecería un tanto romántico e infantil, pero solo repito lo que Jesús invitaba frecuentemente a quienes querían cambiar su vida.

Lo expresaba con una confianza plena en Dios, confiar en todo momento, ante cualquier situación, como el hijo lo hace con su padre.

El mensaje es poderoso y simple, pero nuestra razón, esa que todo lo analiza y teoriza, a veces nos impide sentirlo y comprenderlo en su magnitud.

La paz que solo podemos vivir en la confianza de Dios, nos lleva a descubrir su protección.

“Fíjense en las aves del cielo; ni siembran ni cosechan ni guardan en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” Mateo 6, 26.

Somos sus hijos, nos ama y debemos sentirlo, creerlo, expresarlo y no dudarlo. ¿Seremos capaces de comprender cuánto valemos para Nuestro Padre Eterno? Tal vez seguiremos dudando de su amor y poder, perdiendo la tranquilidad tan necesaria en estos momentos. Busquemos a Dios: “Como busca la cierva corrientes de agua, así, Dios mío, te busca todo mi ser” Salmo 42 (41).

Busquemos la paz y tranquilidad que Dios nos da.