Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Cómo ha sido la Semana Santa de 2025 en el Vaticano?


Compartir

Desde que el papa Francisco fue ingresado en el hospital, las celebraciones de la Semana Santa ha estado en el punto de mira. Hace un mes era dado de alta y se anunciabas al menos dos meses de reposo, sin embargo, con solo un mes el pontífice ha hecho algunas apariciones aunque ha delegado en cardenales todas las grandes celebraciones. No es la primera vez que otros leen las homilías papales. A pesar de las limitaciones de velocidad y en voz, el Papa ha acudido el Jueves Santo a la cárcel o recorrido toda la plaza en papamóvil el Domigno de Pascua tras la dención Urbi et orbi.



Domingo de Ramos, 13 de abril [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

La Semana Santa vaticana arrancó esta mañana con la participación final del papa Francisco en la Plaza de San Pedro al concluir la eucaristía del Domingo de Ramos, pero sí con una presencia latente a través de la homilía firmada por él que entonó el vicedecano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Leonardo Sandri. “¡Feliz Domingo de Ramos! ¡Buena Semana Santa!”, exclamó el Pontífice desde el altar, que llegó en su silla de ruedas y sin la cánula para el oxígeno. Durante los minutos que permaneció en el lugar, saludó a algunos fieles, religiosos y cardenales.

Hermanos, hermanas, para experimentar este gran milagro de la misericordia, decidamos durante la Semana Santa cómo llevar la cruz; no al cuello, sino en el corazón. No sólo la nuestra, sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor”. Fue el encargo que hizo el Papa a cuantos participaban de la misa de Ramos, tanto en la plaza como al otro lado de las pantallas. A partir de ahí, Francisco instó a los católicos a convertirse en “cireneos los unos para los otros” por voluntad propia, esto es, en el hombre que ayudó a Cristo a llevar la cruz,  que en su caso lo hizo por obligación. “Este es precisamente el modo, inesperado y desconcertante, en el que el Cireneo se ve involucrado en la historia de la salvación, donde ninguno es extranjero, ninguno es ajeno”, apostilló el Papa.

Celebración del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro del Vaticano. EFE

Celebración del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro del Vaticano. EFE

Jueves Santo, 17 de abril [Lee la crónica completa de la misa crismal en Vida Nueva]

El presidente emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el cardenal italiano de 82 años Domenico Calcagno, ha sido el delegado del papa Francisco para presidir, en la mañana del Jueves Santo la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro.

“Al renovar el Jueves Santo las promesas de la ordenación, confesamos que sólo podemos leer esa historia desde Jesús de Nazaret”, señaló Francisco en la homilía dirigiéndose a los sacerdotes y obispos. Jesús, prosiguió, “abre también el libro de nuestra vida y nos enseña a encontrar los pasajes que nos revelan su sentido y misión” “un ministerio de esperanza, porque en cada una de nuestras historias Dios inaugura un jubileo, es decir, un tiempo y un oasis de gracia”. “Es todo un pueblo el que encuentra consuelo cuando el jubileo comienza en nuestra vida”, reclamó el Papa deseando que esto no sea solo cada 25 años, “sino en esa cercanía cotidiana del sacerdote con su gente, en la cual se cumplen las profecías de justicia y paz”.

Por ello pidió una “conversión” para ser “peregrinos de esperanza, para salir del clericalismo y convertirnos en anunciadores de esperanza”. “El pastor que ama a su pueblo no vive en búsqueda de aprobación y consenso a toda costa”, añadió, sino que “la fidelidad del amor transforma: los primeros en reconocerlo son los pobres; luego, lentamente también inquieta y atrae a los demás”. Además, recordó que “nuestra casa común, tan herida, y la fraternidad humana, tan negada pero imborrable, nos llaman a tomar posición. La cosecha de Dios es para todos: un campo vivo, donde crece cien veces más de aquello que fue sembrado. Que nos anime, en la misión, la alegría del Reino, que recompensa todo esfuerzo”. Por ello pidió a todos los fieles que “recen hoy por la alegría de los sacerdotes”.

Misa Crismal Baldaquino

Jueves Santo, 17 de abril [Lee la crónica completa de la oración en la cárcel Regina Coeli de Roma en Vida Nueva]

“El papa Francisco ha llegado de visita a la cárcel Regina Coeli, recibido por la directora, Claudia Clementi, y está entrando en la rotonda principal, donde mantendrá un encuentro con unos 70 reclusos”, ha señalado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, que ha distribuido alguna imagen de esta salida privada del pontífice en la tarde este Jueves Santo.

Tras un breve saludo de la directora, que expresó el agradecimiento de toda la comunidad del centro por la visita, el Papa manifestó su deseo de estar presente entre los internos: “Me gusta hacer cada año lo que Jesús hizo el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel”. Y añadió: “Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros. Rezo por vosotros y por sus familias”. Francisco no ha podido presidir la celebración, por su salud, pero ha tenido un momento de oración y saludó personalmente a cada uno de los presos presentes. Por último, rezaron juntos el Padre Nuestro e impartir su bendición. La visita duró unos 30 minutos, según el Vaticano.

Cq5dam Thumbnail Cropped 1000 563

Viernes Santo, 18 de abril [Lee la crónica completa de los oficios en Vida Nueva]

El papa Francisco, eViernes Santo delegó la presidencia de los oficios en el cardenal Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales. El delegado papal, que preside la celebración, en cambio no hace la homilía. Ha sido, como es habitual, el predicador de la Casa Pontificia el fraile capuchino Roberto Pasolini el encargado de hacerlo, estrenándose así en este sermón tras haber predicado los Ejercicios Espirituales a la Curia romana. El capuchino reflexionó sobre “la inteligencia de la Cruz” al contemplar “no el fracaso de Dios, sino su misterioso triunfo en una forma paradójica, la de la cruz, como ya anunciaban las Escrituras proféticas”. “En un tiempo como el nuestro, tan rico en nuevas inteligencias –artificiales, computacionales, predictivas–, el misterio de la pasión y muerte de Cristo nos propone otro tipo de inteligencia: la inteligencia de la Cruz, que no calcula, sino que ama; que no optimiza, sino que se da. Una inteligencia que no es artificial, sino profundamente relacional, porque está totalmente abierta a Dios y a los demás. En un mundo en el que parecen ser los algoritmos los que nos sugieren qué desear, qué pensar e incluso quién ser, la Cruz nos devuelve la libertad de una auténtica elección, basada no en la eficacia, sino en el amor que se da”.

“Hoy, en el corazón de este Jubileo, los cristianos elegimos el camino de la cruz como la única dirección posible de nuestras vidas. Somos muy conscientes de que nuestras fuerzas no serán suficientes para hacer este camino, pero el Espíritu Santo, que ya ha llenado nuestros corazones de dulce esperanza, vendrá en ayuda de nuestra debilidad para recordarnos lo más importante: así como hemos sido amados, así seremos capaces de amar, a nuestros amigos e incluso a nuestros enemigos”, concluyó el predicador.

Postracion Vs

Viernes Santo, 18 de abril [Lee la crónica del Via Crucis completa en Vida Nueva]

El papa Francisco ha seguido desde su residencia en el Vaticano –y no es la primera vez– el Via Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma de este año. Sin embargo, ha estado muy presente ya que ha sido el autor de las meditaciones que han orientado el itinerario en el que ha estado representado por el vicario general para la diócesis de Roma, el cardenal Baldo Reina.

En sus meditaciones, el Papa trae ante el Crucificado algunas de las preocupaciones de su pontificado, situaciones de dolor en las que aparece el amor de Dios, la reconciliación y la salvación. Así, para Francisco, en el camino de la Cruz se expresa la encarnación de Dios hasta las últimas consecuencias y que muestra como ese Jesús “clavado” hace que su “cruz derriba muros, cancela deudas, anula juicios, establece la reconciliación”. Un Cristo desnudo que, este Viernes Santo, se revela “íntimo incluso con los que le destruyen” y mira a todos, incluso a sus enemigos, “como personas queridas que el Padre” le ha confiado, como quien  quiere salvar “a todos, a todos, a todos”.

Ante la cruz, el Papa invita a abrirse a “la economía de Dios” que “no mata, no descarta, no aplasta. Es humilde, fiel a la tierra” y “no destruye, sino que cultiva, repara, custodia”, como Jesús proclamó en las Bienaventuranzas. Frente a las economías humanas “de cálculos y algoritmos, de lógica fría e intereses implacables”, Jesús pide que estar abiertos al Espíritu “que es Señor y da la vida”. Para el Papa, señala en la introducción, el camino de la cruz pasa por nuestras calles de todos los días” y “nosotros, Señor, por lo general vamos en dirección opuesta a la tuya.

Via Crucis Coliseo Interior

Sábado de Gloria, 19 de abril [Lee la crónica completa de la Vigilia Pascual en Vida Nueva]

Como ya ocurriera en 2020, el papa Francisco no ha presidido este Sábado Santo la Vigilia Pascual, dejando esta tarea al cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. Aunque el pontífice hizo una pequeña escapada para rezar, a las 17:30 h., ante el Altar de la Confesión y, según la Oficina de Prensa del Vaticano, “estar cerca de los fieles que en las próximas horas celebrarán la Vigilia de la Noche Santa de Pascua”. 

En la homilía preparada por Francisco, se recalcó con esta celebración la luz divina de la Resurrección se enciende y la Pascua del Señor ocurre cuando el sol aún está por salir” ya que, antes del alba “la oscuridad envuelve la confusión y el temor de los discípulos. Todo sucede en la noche”. Así, “la Vigilia pascual nos recuerda que la luz de la Resurrección ilumina el camino paso a paso, irrumpe en las tinieblas de la historia sin estrépito, resplandece en nuestro corazón de manera discreta. Y a esta luz corresponde una fe humilde, desprovista de todo triunfalismo”.

“En Jesús Resucitado tenemos, en efecto, la certeza de que nuestra historia personal y el camino de la humanidad, aunque todavía inmersos en una noche donde las luces parecen débiles, están en las manos de Dios; y Él, en su gran amor, no nos dejará tambalear ni permitirá que el mal tenga la última palabra”, añadió. Por ello invitó a “reproducir la Pascua en nuestra vida y convertirnos en mensajeros de esperanza, constructores de esperanza mientras tantos vientos de muerte aún soplan sobre nosotros”. Esperanza, destacó el Papa, “para quienes carecen de fe en el Señor, para quienes se han extraviado, para los que se han rendido o caminan encorvados por el peso de la vida; para quienes están solos o encerrados en su propio dolor; para todos los pobres y oprimidos de la tierra; para las mujeres humilladas y asesinadas; para los niños que nunca nacieron y para aquellos que son maltratados; para las víctimas de la guerra”. “¡Hagámosle espacio a la luz del Resucitado! Y nos convertiremos en constructores de esperanza para el mundo”, concluyó.

Vigilia Pascual Procesion Entrada

Domingo de Resurrección, 20 de abril [Lee la crónica de la misa completa en Vida Nueva]

Con motivo de la Pascua la Plaza de San Pedro se convierte en un jardín florido. Una vez más, el atrio de la basílica ha contado con adornos florales de los Países Bajos que han hecho una composición inspirada en el Jubileo 2025. El cardenal Angelo Comastri, arcipreste emérito de la Basílica de San Pedro y vicario general emérito de la Ciudad del Vaticano, ha presidido la misa de la resurrección de Cristo por delegación del papa Francisco. En esta ocasión la liturgia papal remarca la coincidencia de fecha con la primera luna nueva de primavera para celebrar el día de la Pascua con el canto, tras el evangelio del “Stichi” y “Stichirá”, unas alabanzas de la liturgia bizantina de Pascua.

En la homilía preparada por el papa Francisco para esta misa, ha proclamado: ¡Cristo ha resucitado, está vivo! La muerte no lo ha podido retener, ya no está envuelto en el sudario, y por tanto no se le puede encerrar en una bonita historia que contar, no se le puede reducir a un héroe del pasado ni pensar en Él como una estatua colocada en la sala de un museo”. “Debemos ponernos en movimiento, salir a buscarlo: buscarlo en la vida, buscarlo en el rostro de los hermanos, buscarlo en lo cotidiano, buscarlo en todas partes menos en aquel sepulcro”, apeló.

Cristo resucitado, apeló, “abre nuestra vida a la esperanza. Él está vivo, Él quiere renovar también hoy nuestra vida”. “En el asombro de la fe pascual, llevando en el corazón toda esperanza de paz y de liberación, podemos decir: contigo, Señor, todo es nuevo. Contigo, todo comienza de nuevo”, concluyó el Papa en su homilía leída por el cardenal Comastri.

Misa De Pascua Aspersion

Domingo de Resurrección, 20 de abril [Lee la crónica del ‘Urbi et Orbi’ completa en Vida Nueva]

El papa Francisco ha aparecido en el balcón central de la Basílica Vaticana para, rompiendo su reposo prescrito por los médicos, ofrecer su mensaje de Pascua y dar la bendición ‘Urbi et orbi’ a todos los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y conectados por todo el mundo. Un solemne acto, tras la misa del día, en el que el pontífice ha estado acompañado por el cardenal protodiácono Dominique Mamberti. Francisco con su propia voz ha dicho :“Queridos hermanos y hermanas, ¡Buena Pascua!”.  Ante el aplauso, acto seguido ha pedido directamente al Maestro de las Ceremonias Pontificias, Diego Ravelli, que lea el mensaje. Al concluir el Papa hizo un recorrido en papamóvil por toda la plaza y el inicio de la Via de la Conciliación, donde se han reunido unos 50.000 fieles, según las fuentes vaticanas.

En su mensaje el Papa reclamó especialmente que “la paz es posible”. “Que desde el Santo Sepulcro —Iglesia de la Resurrección—, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”. También pidió por “las comunidades cristianas del Líbano y de Siria”, tuvo “un recuerdo especial al pueblo de Yemen” y la “martirizada Ucrania” y lo demás lugares con violencia.

Más allá de los conflictos concretos, el Papa hizo “un llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas a no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo. Estas son las “armas” de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte”. Además, con motivo del Año jubilar, deseó que “la Pascua sea también ocasión propicia para liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos”, una amnistía propia de este tiempo de gracia.

Bendicion Urbi Et Orbi Balcon