El Papa a Bartolomé I: “La unidad plena que anhelamos es un don de Dios”

Francisco ha enviado un mensaje al Patriarca de Constantinopla con motivo de la fiesta del apóstol Andrés

El papa Francisco, en una audiencia con el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I

“Con motivo de la fiesta del Apóstol Andrés, primer llamado y hermano del Apóstol Pedro, y santo patrón de la Iglesia de Constantinopla y del Patriarcado Ecuménico, mi pensamiento se dirige a usted, amado hermano en Cristo, y a la Iglesia que nuestro Señor Jesús, “el gran pastor de las ovejas”, ha confiado a su ministerio”, así ha comenzado el papa Francisco su mensaje al patriarca Bartolomé I.



“Amado hermano en Cristo, en el camino hacia la plena comunión entre nuestras Iglesias, nos sostiene la intercesión de los santos hermanos Pedro y Andrés, nuestros santos patronos“, ha escrito el Papa, señalando que esa “unidad plena que anhelamos es, por supuesto, un don de Dios, mediante la gracia del Espíritu Santo”.

Francisco, tal como ha señalado en el mensaje, ha escrito sus líneas “no sólo en vista de nuestra propia amistad fraterna, sino también del antiguo y profundo vínculo de fe y caridad entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla”.

Caminar juntos

“Fue una fuente de alegría para mí que durante su reciente visita a Roma pudiéramos no solo compartir nuestras preocupaciones con respecto al presente y el futuro de nuestro mundo, sino también expresar nuestro compromiso compartido de abordar cuestiones de importancia crucial para toda nuestra familia humana”, ha reconocido el Papa, “incluido el cuidado de la creación, la educación de las generaciones futuras, el diálogo entre las diferentes tradiciones religiosas y la búsqueda de la paz”.

Así, “unidos en la fe”, Francisco ha apuntado su deseo de que “busquemos decididos hacer visible nuestra comunión”. De esta manera, si bien ha reconocido que siguen existiendo “cuestiones teológicas y eclesiológicas en el corazón del trabajo de nuestro diálogo teológico en curso”, ha asegurado que tiene la esperanza de que “católicos y ortodoxos trabajen juntos cada vez más en aquellas áreas en las que no solo es posible, sino también imperativo que lo hagamos”.

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