México

Sacerdote mexicano ofrece consuelo a víctimas de un crematorio de Ciudad Juárez en el que se hallaron 383 cuerpos sin incinerar

| 29/07/2025 - 17:42

En entrevista para Vida Nueva, José Alberto Medel, analiza el caso que ha desatado dolor e indignación, pues las familias de cientos de difuntos habrían recibido urnas con un contenido que no correspondía al de restos humanos





Dolor, indignación e impotencia es lo que se vive en México a casi un mes del hallazgo en Ciudad Juárez (estado de Chihuahua), de 383 cuerpos almacenados en un crematorio de nombre Plenitud, el cual entregaba a los deudos urnas cargadas de tierra y piedras, en lugar de las cenizas de sus difuntos.



Se sabe que, de los casi 383 cuerpos, 213 son hombres, 165 mujeres y 8 indeterminados, y hasta el momento solo 27 han sido identificados. Las investigaciones continúan a partir de varias denuncias presentadas por algunas familias que dudan haber recibido los restos de sus seres queridos. Otros más han preferido ni siquiera abrir las urnas para conocer el contenido.

En entrevista para Vida Nueva, el padre José Alberto Medel, canciller de la Diócesis de Xochimilco y licenciado en Teología Sacramentaria, reflexiona sobre este drama que, dice, tiene su raíz en la deshumanización que se vive en México, y que se deja ver en los asesinatos, las desapariciones y las graves violaciones a los derechos humanos, así como en la ineficiencia de las autoridades con respecto a la criminalidad y el “ensordecedor silencio de la sociedad”.

El doble dolor de los familiares

El sacerdote mexicano llama a colocar la mirada en quienes sufren ahora un doble duelo: “Ya un día lloraron la pérdida del ser querido fallecido; ahora lloran porque tal vez su cuerpo está embolsado allí en una bodega y porque, aquello que veneraron como los restos mortales de su familiar, no es más que polvo de la tierra y ceniza de cualquier otra cosa”.

Para ellos -continúa el sacerdote- la fe ofrece una palabra de aliento y de esperanza. “Y es que, si bien es cierto que la Iglesia enseña a resguardar honrosamente y con veneración los cuerpos, por el simple hecho de ser personas, y más aún porque fueron marcadas con el don salvador de la gracia bautismal, lo más importante no está allí”.

Agrega: “Esto no quiere decir que el fraude que han sufrido sea menos importante. Lo que quiero decir es que, para un creyente, el valor mayor está en honrar en la fe y en la oración a quienes ya no están”.

Crematorio en Ciudad Juarez. Foto: EFE

PREGUNTA.- ¿Qué pasa con las personas que veneran los restos mortales de sus seres queridos, pero ahora tienen la incertidumbre de que verdaderamente lo sean?

RESPUESTA.- Deben saber que Dios siempre escuchó sus plegarias, y en su divina providencia permitió que, aunque tarde, pudiera conocerse este acontecimiento que las autoridades están llevando adelante con cierta lentitud. Dios siempre acogió las plegarias de quienes, con fe, pedían por el eterno descanso de sus difuntos, aunque lo que en sus manos llevaban era sólo un puñado de tierra. La oración es la única capaz de lograr aquello que anhelamos para nuestros seres queridos difuntos.

“Dios hará surgir los cuerpos de la tierra”

P.- ¿Y para quienes han resguardado los restos de sus familiares confiando en que, al final de los tiempos, éstos serán transformados en un cuerpo glorioso?

R.- Hemos de decir que, si miramos hacia atrás, hace 100, hace 300, hace 500, hace 1000, 2000, 3000 años, pues no sabemos dónde están los restos de tantos difuntos, los cuales han cumplido ya con las leyes de la naturaleza, con las leyes biológicas, de manera que sus restos están ya integrados a la materia, según las leyes de la física, recordando aquella famosa ley de Newton de que la materia o la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma.

Nosotros creemos firmemente en que, el día glorioso en que Cristo nos haga resucitar, hará resurgir de la tierra los cuerpos, y transformará nuestro cuerpo frágil en un cuerpo glorioso como el suyo; lo llamará de la tierra, de donde esté, en lo que se haya integrado en este vasto mundo nuestro, en este tercer planeta del sistema solar. Y Dios lo hará surgir de la tierra y lo hará resucitar glorioso y victorioso para la vida eterna.

“Sus difuntos están en la presencia de Dios”

Para aquellos que creyeron tener en sus brazos los restos de sus seres queridos, el sacerdote insistió en que Dios sabe dónde están verdaderamente, “y en su infinita bondad, un día los hará resucitar… A quienes miramos estas escenas tristes y dolorosas desde lejos, nos toca acompañar en la oración a estos hermanos nuestros para que encuentren los cuerpos de sus seres queridos y justicia”.

Confió en que pronto los deudos puedan tener la certeza en torno a los restos mortales de sus familiares pues -dijo- es importante, como parte de todo proceso tanatológico, el depositar a los difuntos en los lugares reservados para ellos, pues ayuda a cerrar el proceso de duelo y a continuar adelante.

“Y si esto fuera imposible, los creyentes deben saber que sus plegarias nunca serán desoídas. Y si no tienen, como se dice popularmente, un lugar donde llorarles a sus seres queridos, que sepan que en el corazón de Cristo encontrarán ese lugar de reposo para hallar la serenidad que necesitan y la certeza de que sus difuntos están en la presencia de Dios”, concluyó.

Noticias relacionadas