“Dios nos quiere vulnerables”

Abordar el sufrimiento en clave cristiana centró la mesa redonda de las IX Conversaciones PPC

Mesa redonda de las IX Conversaciones PPC

El sufrimiento y el acompañamiento fueron el eje central de la mesa redonda vespertina que se celebró en el marco de las IX Conversaciones PPC, organizadas en Madrid por la editorial y el Instituto Superior de Pastoral. Moderado por la periodista Ana Medina, en el coloquio participaron Ana María Cantizano, psicóloga del Centro Psicológico de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER); Javier Barbero, psicólogo clínico en la sanidad pública; y Victoria Morán, especialista en acompañamiento humano y espiritual.



“Hay sufrimientos que se pueden resolver, pero otros solo se pueden acompañar, como el hecho de que alguien joven se pregunté el porqué de su enfermedad terminal”, compartió Barbero al arrancar este foro de encuentro. Para Ana María Cantizano, “vamos demasiado de prisa, nos vivimos a nosotros mismos atropellándonos, cuando necesitamos parar, necesitamos pensar”. “Además, la sociedad nos manda el mensaje del ‘sálvese quien pueda’ y de la necesidad de estar bien porque hay que estar bien, lo que nos lleva a ser la sociedad más medicada”, complementó Barbero, que denunció que España está a la cabeza del consumo de ansiolíticos. “Dios nos ama como seres vulnerable”, sentenció.

Ser escuchados

Por su parte, Victoria Morán apuntó que “estamos metidos en nosotros mismos de tal manera, que nos cuesta empatizar con los demás”. Desde ahí, expuso que “de lo que más estamos necesitados es de ser escuchados, ser comprendidos y que no tengas que estar midiendo palabras porque al otro le importas”. “Necesito que haya otro que me recoja, que no me deje a la intemperie”, completó Cantizano.

Mesa redonda de las IX Conversaciones PPC

Mesa redonda de las IX Conversaciones PPC

“A mí a veces me piden que les quite el miedo, pero no puedo ni quiero. El miedo nos protege, el problema es cuando nos invade”, planteó Barbero, que reclamó la necesidad de generar comunidades, funcionar desde el modelo del ‘sanador herido’, así como “devolverle la capa a Superman”.

El peaje misionero

“Evidentemente hay sufrimiento en la vida religiosa, porque allí donde hay relaciones, donde hay historias, se generan heridas y conflictos”, expresó en otro momento con naturalidad la psicóloga vinculada a la CONFER. De la misma manera puso en valor cómo los consagrados son aquellos que están siempre en esos márgenes de descartados donde el sufrimiento humano y mental es más acuciante: “Atienden a alumnos con dificultades en el aula, a ancianos solos en residencias, a mujeres víctimas de trata…”. Y apostilló: “Nos ha encantado ver a León XIV ver pisar barro en Chiclayo, pero ser misionero tiene un peaje en lo que a la salud mental se refiere, porque deja todas sus seguridades….

Noticias relacionadas