Los obispos argentinos celebran una misa de acción de gracias por el ministerio del papa Francisco

El presidente del Episcopado, Marcelo Colombo, pidió salir al encuentro de las verdaderas llagas sociales, como testimoniaba el Pontífice

Los obispos argentinos celebran una misa de acción de gracias por el ministerio del papa Francisco

“Queremos aquí testimoniar públicamente nuestra acción de gracias a Dios por la vida y el ministerio del papa Francisco“, dijo el arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Marcelo Colombo, en la Misa celebrada hoy en la Iglesia argentina en Roma.



Estuvo acompañado por los cardenales Ángel Rossi sj, arzobispo de Córdoba, y Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, entre otros obispos y sacerdotes que se reunieron en gratitud por la fecunda entrega pastoral del Papa, con el sueño y la esperanza de una Iglesia en salida al encuentro de los más pobres y alejados.

Luego, referenció las lecturas del día y valoró de la primera Lectura la alegría de la Pascua lleva a los discípulos a vibrar por su testimonio apostólico: “Aquella tristeza por la crucifixión del Hijo de Dios se veía ahora desbordada por el cumplimiento de las promesas del Señor a través de los signos y prodigios… Nada los va a detener”. El texto del Apocalipsis que da razón a tanta esperanza: “Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo la llave de la muerte y de la vida”. Y el Evangelio que ofreció un testimonio vivaz, lleno de detalles sobre la llegada del Señor entre ellos, y mencionó los tres encuentros de Jesús con los apóstoles.

Comentó que Francisco había hablado de este encuentro entre Jesús y Tomás en los primeros meses del Pontificado. Sostuvo, en aquella oportunidad, que el Señor sabe cuándo y por qué hace las cosas. A cada uno da el tiempo que él cree más oportuno. A él les concedió ocho días, y Tomás, al ver al Señor, expresó: “Señor mío y Dios mío”, y agregó es el primero de los discípulos en confesar la divinidad de Cristo tras la Pascua. Para encontrar a Dios, tuvo que meter el dedo en las llagas, meter la mano en el costado. Este es el camino.

Iglesia Argentina En Roma

Las llagas de Jesús, hoy

Durante la reflexión, Colombo preguntó: ¿Cómo puedo encontrar yo las llagas de Jesús? Y aseguró que las llagas de Jesús se encuentran en las obras de misericordia, como decía Francisco. No es suficiente constituir una fundación para ayudar porque sería solo un comportamiento filantrópico. En cambio, debemos tocar las llagas de Jesús, acariciarlas y sanarlas con ternura.

Afirmó que las obras de misericordia expresan una atención a las necesidades más urgentes y elementales de los pobres que piden respuestas concretas ante el hambre, la sed, la intemperie, la desnudez, la enfermedad, la falta de libertad, el dolor, la ignorancia.

Además, mencionó que hay verdaderas llagas sociales con graves consecuencias para la comunidad: la tragedia de la guerra, la pérdida del deseo de transmitir la vida, la prisión sin horizonte de vida ni posibilidad de realización social, la fragilidad de la atención de salud de los enfermos y de las personas con discapacidad,  la juventud sin futuro ni horizonte, el drama de los refugiados, desplazados, inmigrantes, la situación de ancianos solos y abandonados, la escandalosa regularización del número de pobres y la extensión del problema del hambre. “Estamos llamados a ir a su encuentro, para transformarlas, para poner señales de esperanza”, como nos pide el Papa Francisco en la Bula convocando al jubileo, insistió Colombo.

Francisco pidió, frente a esos signos de los tiempos, que nos animemos a poner señales de vida y esperanza. La muerte de Francisco invita a tocar las llagas de Cristo. Como creyentes no hay que dejarse abatir, sino que llenos de esperanza, lanzarse al encuentro de la vida verdadera para amarla y servirla.

El presidente de la CEA sostuvo que, como argentinos, hay que reconocer el llamado a no mirar a otro lado, a interpretar ese paisaje tan potente de vida y esperanza, no dejar de hacer lío. Contó que en estos días aquí en Roma escuché innumerables anécdotas de Francisco: conectando gente, creando lazos, tejiendo amistad entre personas que se desconocían, pero se necesitaban, que parecía que que no tenían nada en común y empezaban a sintonizar de un modo maravilloso. Pidió, entonces, que prevalezca esta cultura del encuentro y del cuidado, para tocar las llagas de Cristo, haciendo concreta la Pascua del Señor.

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