Seis kilómetros ha recorrido el cortejo fúnebre con el ataúd del papa Francisco desde la basílica de San Pedro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde ya ha sido enterrado siguiendo sus propios deseos.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Su tumba está situada en el nicho del pasillo entre la Capilla Paulina (capilla de la ‘Salus Populi Romani’) y la Capilla Sforza. Además, el sepulcro está en la tierra; simple, sin decoración particular y con una única inscripción: Franciscus. Ni siquiera se añade el “pontifex” que suele introducirse en todas las tumbas papales. Tampoco se incluye su nombre de pila, Jorge Mario Bergoglio, ni los años de nacimiento y muerte. Otro detalle esencial es que, en la parte superior, sobre la pared, se ha reproducido en grande la cruz pectoral que llevaba siempre el Pontífice.
Y hay un detalle especialmente emotivo: la pizarra negra que rubrica su nombre en la lápida proviene de la región italiana de Liguria, de donde era originario su abuelo, Vincenzo Girolamo Sívori, que emigró en los años 70 del siglo XIX a Argentina, donde ya nació su hija Regina María Sívori, la madre de Bergoglio.

Funeral del papa Francisco
Entierro privado
El cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, ha presidido el rito previsto en el ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’, que se ha celebrado en privado, aunque el Vaticano ha mostrado la entrada del féretro a la basílica. A las 13:00 horas ha dado comienzo y concluyó media hora más tarde.
Han asistido nueve cardenales, incluido el propio Farrel. El resto irá mañana domingo para rezar ante la tumba y celebrar juntos las vísperas. Los otros ocho cardenales presentes han sido Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio; Roger Michael Mahony como cardenal presbítero; Dominique Mamberti como cardenal protodiácono; Stanisław Ryłko, arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor; Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de Santa María la Mayor; Pietro Parolin, ya ex secretario de Estado de la Santa Sede; Baldassare Reina, vicario general de la Diócesis de Roma; y Konrad Krajewski, limosnero del Papa.

Funeral del papa Francisco
A ellos se ha sumado el sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra; Ilson de Jesús Montanari, vicecamarlengo; Leonardo Sapienza, regente de la Casa Pontificia; canónigos de Santa María la Mayor; penitenciarios, los secretarios del Papa y algunos familiares.
Los preferidos del papa Francisco
Tras un cortejo por las calles de Roma, donde miles de fieles y turistas aguardaban pese al calor de hoy en la Ciudad Eterna, la comitiva ha llegado hasta Santa María Mayor. Allí, en la escalinata, unas cuarenta personas de esos que Jorge Mario Bergoglio tenía como preferidos (migrantes, personas pobres, transexuales, presos…) le recibieron con rosas blancas.

Funeral del papa Francisco
El rito de inhumación ha comenzado con un responso rezado por el camarlengo. Concluido, el féretro ha sido atado con un listón rojo en el que están impresos los sellos de la Cámara Apostólica, de la Prefectura de la Casa Pontificia y de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas.
Una vez atado, se ha colocado en una caja de plomo, que es soldada, y sobre la que se graban los tres sellos. Ya cerrada, esta caja se coloca dentro de un féretro de robre que tiene grabado una cruz y el escudo del difunto papa.
Con el ataúd ya cerrado, se ha depositado en la sepultura mientras se ha entonado la Salve. Luego, se ha cerrado la sepultura. Tras este proceso, el notario del Capítulo de la Basílica de San Pedro ha elaborado el acta en el que consta la sepultura del Pontífice, que ha leído frente a todos, antes de que el camarlengo y el prefecto de la Casa Pontificia firmaran el acta.