Los obispos argentinos, reunidos en la 199º Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, enviaron un mensaje, titulado: “Transformar los signos de los tiempos en signos de esperanza”, inspirados en Rom 5, 5 “La esperanza no será defraudada”.
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Afirmaron que no pueden estar ajenos a las realidades que viven los argentinos. Seguidamente, expresaron su dolor ante los que perdieron a sus seres queridos y los que se quedaron sin casa ni bienes en la tragedia de Bahía Blanca: “En un abrir y cerrar de ojos se derrumbó el fruto de años de trabajo, esfuerzo y sacrificio… y sus sueños. La expresión de nuestra gente es muy fuerte: ¡Perdimos todo!”.
“Compasión que baja a las manos”
Sin embargo, y contrastando con este inmenso dolor, resaltaron que no deja de ser un signo de esperanza la reacción espontánea del pueblo, una compasión que baja a las manos, se hace gesto de ternura, “llegando incluso hasta el heroísmo de dar la vida”.
Después de destacar que la solidaridad es una muestra evidente de la necesidad del otro, los obispos acentuaron: “Valoramos agradecidos cómo en medio de la catástrofe, las distintas instituciones, al organizar seria y delicadamente la solidaridad, rescatan, salvan y ayudan a sostener empecinadamente viva la esperanza”.
Rescatar la persona y su dignidad
Los prelados reunidos en la Comisión Permanente afirmaron: “Qué bueno sería que esta actitud de cuidar la dignidad de la persona humana, sobre todo cuando se muestra más vulnerable, ayude a dar respuesta a la otra realidad que se advierte tristemente en nuestra sociedad y en la dirigencia”.
De esta manera, se refirieron a actitudes y expresiones que lastiman, con lenguaje despreciativo, y momentos no exentos de crueldad. Creen que estas cosas atentan contra la unidad que tanto necesita la gente para ponerse la Patria al hombro y salir adelante.
La salud del Papa
Asimismo, los miembros comentaron que, a través de la oración, han rezado por la salud del papa Francisco porque además del cariño que le tiene, necesitan de sus palabras y gestos, testimonio para el mundo del cuidado de la dignidad de cada ser humano y de la casa común: “Su inspiración y su coherencia nos ayudan a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno”.
Para concluir, recordaron la Bula convocatoria en la que se destaca que “estos ‘signos de los tiempos’ positivos de humanidad y compromiso, fuentes de esperanza y de paz, destierren a los de deshumanización e indiferencia, fuentes de división y resentimiento (Cf. BCJ, 7), y desearon que la patrona de la Argentina, la Virgen de Luján, ayude a mirar con el corazón, y a cuidar con nuestras obras la fragilidad de nuestro pueblo.