La felicitación del cardenal Omella: “Aprovechemos la Navidad para fortalecer los vínculos de comunión”

El presidente de la Conferencia Episcopal Española destaca en su tradicional mensaje que “en el contacto con los más necesitados crece nuestra alegría, porque tenemos un encuentro con Jesús, que vive en ellos

El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha felicitado la Navidad en nombre de todos los obispos españoles a través de un mensaje emitido por Trece televisión. Un gesto que ya se está volviendo tradicional y que los medios del episcopado transmites tras la Misa de Nochebuena del papa Francisco y el mensaje institucional del rey Felipe VI pasadas las nueve de la noche.



Luz en la oscuridad

Omella ha destacado que en Navidad se cumple la promesa del Niño que ha nacido “y que tenemos que difundir con una mirada con una sonrisa con un gesto de caridad y de amor”. “Una vida que empieza es siempre motivo de alegría y esperanza de una vida mejor, de un mundo mejor ,de un reino que no es de este mundo”, añadió. Para el cardenal “Jesús es la luz que ilumina tantos lugares oscuros de nuestro tiempo y de nuestra historia, tantos corazones, que están rotos por la tristeza por la amargura, por la enfermedad y por el dolor, tantos lugares azotados por la guerra, el hambre y el sufrimiento”, lamentó.

El presidente destacó que también “estos son días de reencuentros familiares de recuerdo y añoranza por los seres queridos que ya nos han entre nosotros. Estos días notamos ausencia más que nunca son fechas para encontrarnos espiritualmente con ellos en la oración. El recuerdo de los que nos faltan nos hace nos hacen pensar también en los seres queridos que están lejos o nos vemos hace tiempo nos invade un profundo sentimiento de nostalgia y deseamos tenerlos cerca”, apuntó. Y es que, añadió “en Navidad aflora también el deseo de comunión plasmado por el creador en nuestro corazón. En estas fechas, la luz de Jesús ilumina y enciende nuestro corazón nos hace dirigir la mirada hacia los que están a nuestro lado y hacia aquellos más necesitados se dientes de una mirada amorosa”.

Rezar al Príncipe de la paz

El cardenal ha insistido en que “la luz de Navidad nos invita a vivir la caridad, el amor fraterno y el amor filial. En esta noche de paz quisiéramos que la paz reinará en el mundo y sin embargo no es así. Miramos con tristeza hacia Belén y toda la Tierra Santa vemos a los que sufren en Israel y en Gaza, porque sus seres queridos padecen la guerra nos desconsuela también ver lo que pasa en Ucrania, en Yemen, en Sudán y en tantos lugares en los que falta la paz”. Lamentó que “esa paz no está en nuestras manos, pero la pedimos con insistencia al Señor para que cambie el corazón de los que están en guerra, para que ellos, sus familias, sus pueblos puedan vivir en paz. Comprometámonos con la paz, que si están nuestras manos, la paz más cercana, la paz de nuestras familias, en nuestros trabajos y en nuestras sociedad que el Príncipe de la paz que es Jesús que nacen Belén nos ayude en esta exigente, misión”, invitó.

“Antes de la tentación de la crispación, de la polarización, de considerar al que piensa diferente como un enemigo aprovechemos este tiempo de Navidad para fortalecer los vínculos de comunión, que brotan del amor fraterno que nos dan coraje para alcanzar metas nuevas y que nos sostiene cuando la vida se tuerce, se agita o se rompe”, añadió. En este sentido mencionó una idea del papá Francisco que repite que “si quieres llegar rápido vete solo, pero si quieres llegar lejos vete acompañado. ¡Qué bonito es siempre ir acompañado con amor¡”.

“¡Ojalá que estos días de Navidad podamos vivir la alegría de un triple encuentro! En primer lugar, un encuentro con Jesús, el Salvador, el encuentro personal con Él, sostiene nuestra vida”, deseó. También invitó a “un encuentro más profundo con los más cercanos, con la familia, con los amigos, con los miembros de la parroquia o de la comunidad” para aprovechar los días de descanso compartiendo tiempo “con los demás, fortalecer la relaciones y engrandecer las amistades”. Finalmente propuso “un encuentro con los que sufren cerca de nosotros, con los pobres, con los que están solos, con los que están enfermos, con los que están tristes o con los que no tienen esperanza. Llevémosle la alegría de la Navidad, la esperanza de que con Jesús la vida tiene sentido y los duelos, las dificultades y las injusticias e incluso el pecado y la muerte no tienen la última palabra”. Para Omella “en el contacto con los más necesitados crece nuestra alegría porque tenemos un encuentro con Jesús que vive en ellos. Os pido que no dejéis que nadie pase solo estos días, que haya una silla y un plato siempre en vuestros hogares, y sobre todo en vuestros corazones”, imploró. “No dejemos de mirar a Jesús, de encarnar su ternura, de mirar a los demás con sus ojos, no dejemos de hacer presente a Jesús en nuestra vida”, reclamó. “Dios ha decidido entrar en nuestra historia para rescatarnos desde la ternura de un recién nacido” concluyó a la vez que deseaba que “el Año Nuevo esté lleno de la bendición de Dios“.

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