Francisco en el Regina Caeli: “Las armas no son el camino para la paz”

El pontífice reivindica en el domingo del Buen pastor que los cristianos “somos hijos de la escucha” en tiempos en los que casi no hay oportunidad para el silencio

El 4º domingo de Pascua, el del Buen Pastor, es tradicionalmente un día de ordenaciones sacerdotales en San Pedro coincidiendo con la Jornada Mundial de las Vocaciones. La reducción de la agenda del papa Francisco por su dolencia en la rodilla las ha trasladado este año a la basílica de san Juan de Letrán este 8 de mayo –para los que el pontífice tuvo palabras de felicitación–. El pontífice sí ha presidido la oración mariana del Regina Caeli con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Con motivo de la jornada vocacional invitó a todos a pedir el don de las vocaciones al sacerdocio, la vida consagrada, la misión o la vocación matrimonial. “Este es el día en el que todos nos sentimos, como bautizados, llamados a seguir a Jesús, a decirle sí, a imitarle para descubrir la alegría de dar la vida, de servir al Evangelio con alegría y entusiasmo”, apuntó el Papa.



El Papa recordó la beatificación en Perú de María Agustina Rivas, sor Aguchita, la primera asesinada por Sendero Luminoso que llega a los altares como mártir. Bergoglio destacó su testimonio como una mujer comprometida con las mujeres y los indígenas. También se unió a las celebraciones de la Virgen del Rosario de Pompeya (Italia) y pidió por la paz para todos los pueblos, especialmente por el ucraniano por el que invitó a rezar a diario el rosario. A los dirigentes políticos les recordó que las armas no llevan al camino de la paz.

También se mostró cercano a las víctimas de la explosión de un hotel en La Habana (Cuba). Puesto que en Italia y en otros países del mundo se celebra el día de la madre el segundo domingo de mayo, el Papa pidió recordar con afectos a las madres –incluyendo las que “no están con nosotros, pero sí en el corazón”–, para las que pidió un aplauso. 

La escucha de Dios

Comentando el evangelio del día (cf. Jn 10,27-30), sobre el “vínculo entre el Señor y cada uno de nosotros” a través de la imagen del “buen pastor”; Francisco destacó cómo “las ovejas escuchan la voz del pastor”. Esto implica, explicó, que “la iniciativa viene siempre del Señor; todo parte de su gracia: es él quien nos llama a la comunión con él. Pero esta comunión se produce si nos abrimos a la escucha. Escuchar significa disponibilidad, docilidad, tiempo dedicado al diálogo”. Pero, lamentó que muchas veces se habla sin escuchar al otro, “hoy estamos abrumados por las palabras y por la prisa de tener que decir y hacer siempre algo. ¡Qué difícil es escucharnos a nosotros mismos! En la familia, en la escuela, en el trabajo, ¡incluso en la Iglesia! Pero para el Señor es necesario sobre todo escuchar”, añadió.

“Él es la Palabra del Padre y el cristiano es un hijo de la escucha, llamado a vivir con la Palabra de Dios a mano”, reivindicó Bergoglio. Francisco invitó a los fieles a preguntarse “si somos hijos de la escucha, si encontramos tiempo para la Palabra de Dios, si damos espacio y atención a nuestros hermanos –dejándolos hablar, sin interrumpirles–. Quien escucha a los demás también escucha al Señor, y viceversa. Y experimentan algo muy hermoso, a saber, que el Señor mismo escucha: nos escucha cuando le rezamos, cuando le confiamos, cuando le invocamos”.

Conocer y amar

De la escucha, prosiguió el Papa, se pasa al conocimiento. “Conocer en el sentido bíblico significa amar. Significa que el Señor, mientras nos ‘lee’, nos ama. Si le escuchamos, descubrimos esto, que el Señor nos ama. Entonces nuestra relación con Él ya no será impersonal, fría o cosmética. Jesús busca una cálida amistad, una confianza, una intimidad”, apuntó. Para Francisco, Dios “quiere darnos un conocimiento nuevo y maravilloso: el de sabernos siempre amados por Él y, por tanto, nunca abandonados a nosotros mismos”.

El pontífice insistió que “especialmente en los sufrimientos, en las dificultades, en las crisis: nos sostiene pasando por ellas con nosotros. Y así, precisamente en las situaciones difíciles, podemos descubrir que somos conocidos y amados por el Señor”. Por ello invitó a pensar en la “veces en las que he experimentado su cercanía, su compasión, su ternura” y cuál es el conocimiento que tienen los cristianos de Dios: “¿Sigo pensando en él como un Dios lejano y distante, indiferente a mis asuntos, o lo conozco como mi buen pastor, que me conoce y me ama?”, preguntó ante la plaza llena de fieles.

Este conocimiento, concluyó el Papa, lleva al seguimiento de Cristo. El que lo sigue “va donde Él va, en el mismo camino, en la misma dirección. Va a buscar a los perdidos, se interesa por los que están lejos, se toma a pecho la situación de los que sufren, sabe llorar con los que lloran, tiende la mano al prójimo, lo carga sobre sus hombros”, concluyó mientras incitaba a pedir a María para que “nos ayude a escuchar a Cristo, a conocerlo cada vez más y a seguirlo en el camino del servicio”.

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