La pandemia dispara la pobreza: 11 millones de excluidos bajo la lupa de Cáritas

El informe FOESSA denuncia que el coronavirus ha generado dos millones más de personas en situación de vulnerabilidad

Más de 11 millones de personas en situación de exclusión, dos más respecto a 2018, antes de que el coronavirus irrumpiera en el mundo. La pobreza se dispara en España, según el informe de la fundación Foessa, el estudio de Cáritas Española que, a través de 700 páginas, se convierte en el primer estudio estadístico que analiza con rigurosidad los efectos de la pandemia en la sociedad.



La pobreza severa ha pasado del 9,5% al 11,2%,  que Cáritas presenta como un “cambio importante para haberse producido en un tiempo tan corto” y puede desembocar en “una sociedad fracturada” en tanto que se incrementa la desigualdad por género, por edad y por origen. En cuanto a las zonas del país donde más afecta la pobreza, se constata una mayor exclusión social en el eje Sur-Mediterráneo.

Precariedad laboral

“Llevamos décadas naturalizando el sufrimiento y la exclusión social”, denunció la secretaria general de la plataforma eclesial, Natalia Peiro, durante la presentación en Madrid de la investigación ‘Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España’. En 2020, Cáritas salió al rescate de 1,4 millones de personas solo en España, con un incremento del 26% con respecto a 2019.

Peiro estuvo acompañada de Raúl Flores, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas y secretario técnico de FOESSA, que denunció cómo se está cronificando la precariedad laboral y alertó de caer en el error de “pensar que la crisis socioeconómica ha terminado porque se ha recuperado el empleo”. “Los ERTES no ayudado a los más vulnerables, sin restarle de un gramo de importancia para el resto de la población”, especificó Flores.

Un paro perpetuo

Prueba de ello es que casi dos millones de hogares depende del dinero que ingresa una única persona con una situación de inestabilidad laboral grave, lo que se traduce en que en el último año ha tenido tres o más meses de desempleo, tres o más contratos diferentes en tres o más empresas diferentes.

A esto se une otros dos millones de núcleos familiares no hay un empleo ni se le espera y 80.000 parados de larga duración. Es más, un tercio de estos hogares con todos sus miembros en paro -unas 600.000 familias- carecen de un mínimo ingreso predecible. Además, se ha acrecentado la desigualdad de género: la exclusión ha crecido más del doble en los hogares cuyo pilar es una mujer.

Jóvenes sin oportunidades

Tampoco los jóvenes se escapan de la losa pandémica: hay 2,7 millones de jóvenes entre 16 y 34 años afectados por procesos de exclusión social intensa. Y los migrantes, se sitúan en el subsuelo: la pobreza en los hogares de extranjeros es casi tres veces mayor que las casas españolas.

En relación a la brecha digital, hasta 1,8 millones de hogares sufren este apagón, lo que se traduce en el caso de los más pequeños, la imposibilidad, por ejemplo, de seguir las clases online, pero también en el caso de los mayores, por sus dificultades para acceder.

Este aumento de la pobreza se traduce también en lo cotidiano, tal y como refleja el informe FOESSA. Así, tres de cada diez familias han tenido que reducir sus gastos habituales en alimentación, ropa y calzado.

Más desigualdad

Haciendo balance de los datos, la secretaria general de Cáritas solicitó a las administraciones públicas que “protejan realmente” a los más vulnerables. “El todo no puede sanar si una parte está enferma”, lamentó Peiró, sabedora de que “cada crisis está incrementando la desigualdad” y que “quien se ha quedado fuera tiene casi imposible volver a entrar” situándose en “un espacio olvidado”. Para la responsable de la entidad eclesial, el coronavirus también marca “un punto de inflexión para las condiciones de vida y de integración en  muchas familias”.

“El contrato social no se está respetando y los jóvenes lo están pagando con limitaciones vitales”, advirtió Flores que reconoció que las familias más castigadas “se levantan cada mañana, no se quedan bloqueados y pasivos”. Ocho de cada diez hogares desfavorecidos toman medidas para salir del hoyo, con formación, búsqueda de empleo… “Demostramos así la falsedad del efecto desincentivador de las ayudas”, certificó.

Escudo social

Sobre las políticas púbicas implementadas, la plataforma de la Iglesia reconoce “un esfuerzo notablemente mayor que en la crisis anterior”, pero insuficiente.  Por eso, Cáritas establece una hoja de ruta para paliar la crisis, se encuentra el fortalecimiento del “escudo social” desde un Estado de Bienestar que desvincule el acceso de los derechos con la pertenencia a mercado laboral, acabar con la precariedad del empleo en los sectores esenciales como la limpieza o la agricultura, complementar los salarios escasos con otros incentivos retributivos, incrementar la inversión en sanidad, especialmente en salud mental, más recursos para la dependencia, reformar la política de vivienda, afrontar la brecha digital y  mejorar la cobertura del Ingreso Mínimo Vital puesto que solo hay llegado a dos de cada diez personas en situación de pobreza severa.

“Necesitamos un plan de recuperación que no deje a nadie atrás y que actúe sobre la exclusión severa”, reiteró el coordinador del informe FOESSA. Peiro reconoció que “todavía nos estamos adaptando” al aumento de las peticiones de ayudas, que ha pasado por poner en marcha teléfonos 24 horas, aumentar los voluntarios, adaptarse a las ayudas a las plataformas digitales, implementar formación… En paralelo, también están trabajando con programas para generar “una transformación para lograr cambios a medio y largo plazo”.

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