José Luis Retana ya es obispo (también) de Salamanca

El nuevo prelado apostó por “una renovación espiritual, pastoral y de las estructuras de nuestra diócesis, discerniendo sinodalmente lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia”

Al día siguiente de tomar posesión en Ciudad Rodrigo, José Luis Retana ha toma posesión como nuevo obispo de Salamanca en la tarde de este domingo, 9 de enero. La Catedral Nueva de la capital charra ha acogido la celebración que ha contado con la presencia del nuncio en España, Bernardito Auza, y una veintena de obispos entre los que han estado todos los de Castilla y León y algunas regiones cercanas.



Las restricciones sanitarias han impuesto que sean distribuidas invitaciones para 1.100 personas repartidas entre la seo y la Catedral Vieja donde se ha instalado una pantalla. Además de representantes de las diferentes realidades diocesanas, el nuevo obispo ha estado acompañado por más de 300 presbíteros procedentes de Salamanca, y otros procedentes de Plasencia, Ciudad Rodrigo, Segovia o Madrid. Diferentes autoridades locales y regionales se han sumado a la celebración.

Hermandad fortalecida

En su alocución el obispo saliente, como administrador apostólico, Carlos López, destacó que para la continuidad de la sucesión apostólica “nos envía hoy el sucesor de Pedro a monseñor José Luis Retana Gozalo como Pastor común de las Diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, cuya hermandad geográfica y social va a ser fortalecida con la más intensa hermandad de vida y misión en Jesucristo”. López le dio la bienvenida y le recordó que “en tu persona y ministerio reconocemos un elemento esencial de nuestra vida y misión en Cristo. El Señor ha querido que seas nuestra Cabeza y Pastor visible en esta porción de su pueblo, que le confiesa y le anuncia con gozo como Vida del mundo y Luz de las gentes. Somos contigo el mismo y único Cuerpo de Cristo: Tú en nosotros y nosotros en ti”.

El nuncio, Bernardito Auza, fue el encargado de la lectura del nombramiento papal y agradeció la labor del obispo saliente durante los últimos 19 años. Reiteró la continuidad de las diócesis de Salamanca y de Ciudad Rodrigo y deseo al nuevo obispo lo mejor para su tarea de enseñar, santificar y regir la Iglesia local.

La pobreza y la humildad

Ya en la homilía, el nuevo prelado, en el día del Bautismo del Señor, destacó que “no es un mal espejo la figura de Juan para el comienzo del pontificado del obispo en Salamanca. El ministerio episcopal consiste también en ser precursor del Señor, encaminando las personas al encuentro con Jesucristo; transparentar al que vino no a ser servido sino a servir y entregar la vida por todos; retirando nuestro “ego” del centro, pasando al último puesto”. “El bautismo de Jesús en el Jordán, como esta celebración para mí, marca el inicio de su ministerio público por los caminos de Palestina; un acontecimiento importante en la vida de Jesús, que formaba parte de la predicación apostólica, ya que constituía el punto de partida del conjunto de los hechos y de las palabras de las que los Apóstoles debían dar testimonio en su predicación”, añadió.

“Como Jesús, también yo me siento llamado por el Señor y cogido a su mano deseo que derrame su Espíritu para saber ofrecer su luz para nuestras cegueras, su libertad para nuestras esclavitudes, sin gritar, sin vocear, sin cascar la caña quebrada y sin apagar el pábilo vacilante. Poniendo el bálsamo del Señor en todas nuestras heridas. Ciertamente no hay esperanza pastoral sin este sacrificio de nosotros mismos, sin la ofrenda de nuestra pobreza y humildad para que el Señor, a través de nosotros, multiplique su gracia”, declaró el nuevo obispo. “La sacramentalidad de un sacerdote y de un Obispo implica hacerse “nada” para que el Señor lo sea “todo”, “menguar” –como el Bautista – para que Él “crezca”. Desde esa actitud vengo a Salamanca a trabajar generosamente y a entregar la vida”, añadió.

Renovación de la Iglesia

Como el día anterior en Ciudad Rodrigo, reiteró que “Plasencia que, huérfana de nuevo (perdón, Sr. Nuncio), espera pronto un pastor, que el Señor, a través del eficaz trabajo de la Nunciatura, a buen seguro, enviará sin tardar”. Imploró para “que mi modo de gobierno sea el servicio humilde y sencillo del lavatorio de los pies y que sepa cuidar de todas las ovejas del rebaño que se me ha confiado”. “Todos formamos esa única Iglesia de Jesús; con osadía y sin miedo debemos hacer visible al Señor y a su Iglesia en la tarea de la evangelización que se nos encomienda. Poniendo en el centro de nuestros desvelos a los pobres, por los que Cristo mostró tan clara predilección y la Iglesia mira con amor preferencial; pido que yo sepa ser con ellos acogedor y misericordioso”.

“Esta responsabilidad que hoy se me confía no puedo realizarla yo solo, y deseo contar con todos vosotros. De modo especial con los sacerdotes, queridos hermanos y estrechos colaboradores en el cuidado del pueblo santo de Dios; valoro y aprecio de veras vuestro trabajo tantas veces silencioso y la fidelidad con que lo lleváis a cabo”, destacó. También mostró su deseo de “estar cercano al Seminario y a la Pastoral Juvenil y Universitaria, de la pastoral familiar” y de continuar los las “propuestas de la Asamblea Diocesana”. “Intentaremos una renovación espiritual, pastoral y de las estructuras de nuestra diócesis, discerniendo sinodalmente lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia en estos momentos de la historia, de modo que sepamos alentar la vida y la esperanza de las personas de nuestra Iglesia diocesana”, sentenció.

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