Antonio Gómez Cantero ya es (definitivamente) el obispo de Almería

Antonio Gómez Cantero es desde hoy a mediodía el nuevo obispo de Almería. El Papa ha certificado el relevo de la diócesis andaluza después de que el pasado mes de enero nombrara al hasta entonces obispo de Teruel como coadjutor ante ciertas irregularidades en la gestión, en principio financieras, del ahora jubilado Adolfo González Montes, que ha permanecido en el cargo durante 19 años. 



Según adelantó ‘Vida Nueva’, González Montes habría buscado la manera de alargar su pastoreo, con viaje incluido a Roma, y desde el convencimiento de haber llevado el timón de forma eficaz la diócesis. Sin embargo, Francisco ha frenado en seco estas pretensiones, al cesarle de su cargo apenas dos semanas después de cumplir 75 años, la edad preceptiva para presentar la renuncia.

Auditoría global

Gómez Cantero, cántabro de 65 años, aterrizó en marzo con su toma oficial de posesión con el encargo de la Santa Sede de llevar a cabo una auditoría global ante las denuncias llegadas al Vaticano desde hace más de una década sobre su manera de proceder, no solo en materia económica, sino también en el ámbito pastoral.

Las primeras investigaciones del recién llegado, que se unían al trabajo previo realizado por diferentes observadores romanos, corroboraron las dificultades por las que atraviesa Almería. Es más, la resistencia con la que se topó el ahora obispo obligó al Papa a concederle en mayo, solo dos meses después de su llegada, “los derechos, oficios y facultades” para el gobierno de la diócesis. De esta manera, se apartaba de facto al obispo ‘titular’ para otorgarle a su coadjutor ‘exclusivamente’ la capacidad de “proveer gobierno” al obispado “teniendo presentes las peculiares” circunstancias que se dan en este territorio eclesiástico.

A partir de ese momento, Gómez Cantero puso en marcha una renovación de la Curia diocesana, además de apostar por integrar el seminario de Almería en el de Cartagena. En ese momento, no dudó en explicar que tomaba “esta difícil decisión” como consecuencia de “la premura económica” por la que atraviesan.

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