El nuevo obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, confía en que “las dificultades nos unan cada vez más aún” para “abrir nuevos caminos”. Así se lo ha manifestado a la diócesis a través de una carta que se ha dado a conocer después de que la Santa Sede le haya reconocido oficialmente como pastor de este territorio eclesiástico andaluz.
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“Nueve meses es toda una gestación, a veces dolorosa”, admite Gómez Cantero en la misiva sobre esta etapa de toma de contacto en Almería, a la vez que ensalza cómo ha sido “un tiempo significativo para pisar tierra, para un primer discernimiento, no demasiado profundo, y para sentir los latidos de algunas de nuestras comunidades cristianas, de los presbíteros, los diáconos, y de muchas personas laicas y de la vida consagrada, tanto contemplativa como apostólica”.
Lo cierto es que el aterrizaje forzoso de Gómez Cantero en el obispado andaluz por una crisis que va más allá de la financiera ha sido algo compleja. La resistencia manifiesta brindada por el ya jubilado Adolfo González Montes a su sucesor ha generado en esta Iglesia local un clima de tensión y desconfianza. Además, la delicada situación económica ha obligado al pastor llegado de Teruel ha tomar decisiones urgentes y no gratas.
Por encima de toda adversidad
“Solo juntos y unidos podemos avanzar”, subraya Gómez Cantero, consciente de la peculiar coyuntura en la que asume definitivamente la mitra y el báculo echando mano de la fe “por encima de toda adversidad”. “Sé que ninguna transición es fácil, pues todo cambio genera cierta incertidumbre y provoca nuevas expectativas”, plantea el nuevo obispo: “Confiemos y construyamos comunidad”, propone como reto.
Agradecido al equipo de gobierno que ha nombrado para solventar el trance que atraviesa esta Iglesia local, asegura que ha comenzado a “amar esta comunidad diocesana”. “El Espíritu me trae en un momento de ilusionante en el que la Iglesia busca la sinodalidad y nos invita a caminar siempre juntos”, añade en el texto. Desde ahí, se compromete con los almerienses a ser “pastor y guía, consuelo y alimento, ternura y caricia de Dios, padre y hermano mayor, y todo en Cristo.
