Francisco: “Mi familia también emigró a Argentina desde Italia”

El Papa ha participado en la Conferencia europea de misiones católicas italianas, que se celebra con el tema ‘Los italianos en Europa y la misión cristiana’

El Papa Francisco, en los Palacios Apostólicos

El papa Francisco ha reconocido su especial vinculación con la realidad de la migración. “Es una realidad a la que me siento particularmente unido, pues mi familia también emigró a Argentina“, ha explicado el Papa en su discurso a los participantes en la Conferencia europea de misiones católicas italianas, que se celebra estos días en Roma sobre el tema ‘Los italianos en Europa y la misión cristiana. Raíces que no se rompen pero que se estiran para abrazar lo que encuentran’ y que ha sido promovida por la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana.



“A menudo vemos a los migrantes solo como ‘otros’, como extraños”, ha dicho el Papa. “Pero, en realidad, incluso leyendo los datos del fenómeno, descubrimos que los migrantes son una parte significativa de ‘nosotros'”, ha subrayado.

Asimismo, ha apuntado que “la emigración italiana al continente europeo debe hacernos cada vez más conscientes de que Europa es una casa común”. Es, tal como ha subrayado el Papa, “un hermoso mosaico que no debe estar marcado o corrompido con prejuicios o con ese odio velado a la respetabilidad”. Por este motivo, “Europa está llamada a revitalizar hoy su vocación de solidaridad en la subsidiariedad”.

Dar testimonio

Por otro lado, Francisco ha señalado el gran valor en lo que se refiere al “testimonio de fe de las comunidades de emigrantes italianos en los países europeos“. Ya que, “gracias a su religiosidad popular profundamente arraigada, comunicaron la alegría del Evangelio, hicieron visible la belleza de ser comunidades abiertas y acogedoras, compartieron los caminos de las comunidades cristianas locales”.

En esta línea, el Papa ha recordado que “los migrantes también son una bendición para nuestras Iglesias”, porque “si se integran pueden ayudar a respirar el aire de una diversidad que regenera la unidad; pueden nutrir el rostro de la catolicidad; pueden dar testimonio de la apostolicidad de la Iglesia; pueden generar historias de santidad”. Al mismo tiempo, “las migraciones han acompañado y pueden apoyar, a través de encuentros, relaciones y amistad, el camino ecuménico en los distintos países europeos donde los fieles pertenecen en su mayoría a comunidades reformadas u ortodoxas”.

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