El sacerdote operario Francisco Cástor Sojo y sus tres compañeros mártires ya son beatos

“En Cristo la vida nunca se pierde. Más bien se encuentra, porque él es la vida y la resurrección”, ha dicho en su homilía el prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos, Marcello Semeraro

Los sacerdotes operarios Francisco Cástor Sojo López, Millán Garde Serrano, Manuel Galcerá Videllet y Aquilino Pastor Cambero han sido beatificados hoy en Catedral Basílica de Santa María de Tortosa, en una ceremonia presidida por Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Estos cuatro sacerdotes son, de hecho, el último grupo por beatificar de un total de 30 mártires de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos durante la persecución religiosa del siglo XX en España.



“Jesús decía que quien quisiera seguirle cogiera su cruz y le siguiera”, ha apuntado Semeraro en su homilía. “Sus palabras eran claras, no había lugar a engaños, y entre sus discípulos se dirige a todos, sin excepción”, ha recordado. “No al mejor ni al más santo. A todos. Negar esto sería negar al maestro. Sin embargo, no es una imposición. Si alguno quiere, dice. Pero, ¿de qué manera? Negarse a sí mismo, dice”.

Pero, negarse a sí mismo, “desprenderse del ego, es aun más difícil que desprenderse de lo que se tiene”, ha reconocido Semeraro. “Inmediatamente Jesús habla de una cruz que hay que asumir, y la imagen del Gólgota viene inmediatamente a nuestra mente”, ha continuado.

Resurrección y vida

“Jesús llevó la cruz una sola vez, pero al dar su vida, la cruz ha adquirido un valor eterno”, ha afirmado el purpurado. “Pero nosotros necesitamos tomarla cada día, porque nadie sube al cielo con facilidad”. Y es que “Jesús nos muestra que su vía es la del amor, y que no existe el amor sin sacrificio”.

Los nuevos beatos, tal como ha señalado Semeraro, “aceptaron esta enseñanza de Jesús con el corazón abierto, y lo hicieron realidad en sus vidas”. Ellos “no buscaban el martirio, porque el martirio no se busca, sino que se sufre”, pero, cuando llegó “el momento de dar con su sangre testimonio de Cristo, lo hicieron con amor”. “En Cristo la vida nunca se pierde. Más bien se encuentra, porque él es la vida y la resurrección”, ha concluido el cardenal.

Causa de martirio

El 29 de septiembre de 2020, el papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto concerniente al martirio de estos cuatro sacerdotes operarios diocesanos. Dieron su vida por Cristo durante la Guerra Civil.

Francisco Cástor Sojo López nació en Madrigalejo (Cáceres) y murió en Ciudad Real el 12 de septiembre de 1936, cuando tenía 55 años. Millán Garde Serrano era originario de Vara del Rey (Cuenca). Murió en Cuenca el 7 de julio de 1938, a la edad de 62 años. Manuel Galcerá Vidallet nació en Caseras (Tarragona). Murió en Ibros (Jaén) el 3 de septiembre de 1936, con 59 años. Aquilino Pastor Camberos era natural de Zarza de Granadilla (Cáceres). Murió en Úbeda (Jaén) el 29 de agosto de 1936, con tan solo 25 años y tras haber cumplido uno como sacerdote.

Son los cuatro operarios que quedaban por beatificar de un total de 30. Los primeros mártires operarios fueron beatificados por San Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995. Se trata del grupo de Pedro Ruiz de los Paños y 8 compañeros mártires. El segundo grupo, compuesto por Joaquín Jovaní Marín y 14 compañeros, fue beatificado en la gran ceremonia de Tarragona el 13 de octubre de 2013. Dos operarios más fueron beatificados el 25 de marzo de 2017, dentro de la causa de José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 compañeros, de la diócesis de Almería.

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