Francisco en el ángelus: “La fe sin gratuidad es como un buen partido sin goles”

El Pontífice pidió “deshacerse de una fe comercial y mecánica, que insinúa la falsa imagen de un Dios contable y controlador, no de un padre”

Tras la celebración de la eucaristía con la que se ha abierto el proceso del Sínodo de la sinodalidad, que culminará en el otoño de 2023, y antes de un encuentro con un grupo de personas sin hogar, el papa Francisco ha presidido la oración mariana del ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El pontífice ha recordado, además, que se celebra la Jornada Mundial de la Salud Mental –el Papa ha tenido un recuerdo especial a los jóvenes en esta situación que recurren al suicidio– y ha celebrado la proclamación de dos nuevos beatos, los italianos Maria Lorenza Longo y Francesco Mottola.



La fe es un don

Comentando el relato evangélico del hombre que no siguió a Jesús porque era muy rico (cf. Mc 10,17-30), llamado por el dato de Mateo la perícopa del joven rico, destacó que “su encuentro con Jesús, de hecho, nos permite poner a prueba nuestra fe”. Para Francisco el hombre tiene “una relación comercial con Dios, un ‘quid pro quo’”, cuando “la fe, en cambio, no es un ritual frío y mecánico, un ‘deber ser’. Es una cuestión de libertad y amor”. “¿Qué es la fe para mí?”, invitó a preguntarse el Papa. Si la fe, insistió Francisco “se trata sobre todo de un deber o de una moneda de cambio, estamos equivocados, porque la salvación es un don y no un deber, es gratuita y no se puede comprar. Lo primero que hay que hacer es deshacerse de una fe comercial y mecánica, que insinúa la falsa imagen de un Dios contable y controlador, no de un padre”.

“Jesús ayuda al hombre ofreciéndole el verdadero rostro de Dios”, continuó el Papa. En la mirada del Señor “es donde nace y renace la fe: no de un deber, no de algo que hay que hacer, sino de una mirada de amor que hay que acoger”. “Así es como la vida cristiana se vuelve hermosa, si no se basa en nuestras propias capacidades y planes, sino en la mirada de Dios”. Por eso invitó a preguntarse el Papa: “¿Está tu fe cansada y quieres revigorizarla? Busca la mirada de Dios: siéntate en adoración, déjate perdonar en la confesión, ponte ante el Crucificado. En resumen, déjate amar por Él”.

Necesaria gratuidad

Finalmente, el pontífice invitó a la “donación”, a la “gratuidad”. “A menudo hacemos lo mínimo, mientras que Jesús nos invita a hacer lo máximo posible. ¡Cuántas veces nos contentamos con nuestros deberes –los preceptos y algunas oraciones– mientras Dios, que nos da la vida, nos pide chorros de vida!”, reclamó. “La fe no puede limitarse al no, porque la vida cristiana es un sí, un sí de amor”, añadió.

“Una fe sin don y gratuidad es incompleta. Podríamos compararlo con una comida rica y nutritiva a la que le falta sabor, o con un partido bien jugado sin gol. Una fe sin don, sin gratuidad, sin obras de caridad, al final nos entristece”, reclamó.

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