Catequistas, nuevo ministerio laical: apóstoles de hoy

Francisco pone en valor la figura del catequista con la instauración de un ministerio para los laicos que desarrollan este papel indispensable en la transmisión de la fe desde los inicios de la Iglesia católica.



Con el motu proprio ‘Antiquum ministerium’, publicado el 11 de mayo, el Pontífice reconoce la labor de esos hombres y mujeres seglares que “en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”, una labor que, como ya advirtió el Concilio Vaticano II, tiene “una importancia extraordinaria”.

Al institucionalizar el servicio que brindan en sus diócesis, el Papa ofrece unas normas claras sobre cómo deben desarrollar su tarea, establece la formación y otros requisitos que deben cumplir y les invita a una mayor implicación, pues la presencia de los laicos resulta “urgente”  debido a “la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo” y la imposición de una “cultura globalizada”. Deben responder al “compromiso misionero propio de cada bautizado” sin caer en la tentación del clericalismo.

Antiquum ministerium ofrece un ‘retrato robot’ de quienes están llamados al ministerio del catequista. “Hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis”.

También destaca el documento magisterial que se les requiere ser “fieles colaboradores de los sacerdotes y los diáconos” y que deben estar dispuestos a “ejercer el ministerio donde sea necesario” y dejarse llevar por un “verdadero entusiasmo apostólico”.

Testigos de santidad

El motu proprio fue firmado por el Papa el 10 de mayo, memoria litúrgica de san Juan de Ávila, doctor de la Iglesia, patrón del clero español y autor de un destacado catecismo, La Doctrina Cristiana (1554), célebre por su lenguaje sencillo y accesible. Francisco recordó en su texto precisamente a los catequistas que, desde las primeras comunidades cristianas, contribuyeron de manera decisiva en la evangelización, destacando especialmente a los “innumerables laicos y laicas”.

Se trata de hombres y mujeres “animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida”.

Toda la historia de la evangelización de estos dos milenios “muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas”, destacó Jorge Mario Bergoglio, reconociendo cómo también hoy muchas comunidades cristianas están lideradas por “catequistas capaces y constantes”, que “desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe”. Esta situación se produce principalmente en lugares remotos de América Latina, África o Asia donde hay escasez de sacerdotes.

Transformación misionera

El apostolado laical, con su “valor secular indiscutible”, se ve reconocido con la instauración de este nuevo ministerio, que para Francisco no supone “ningún menoscabo” a la labor del obispo, que sigue siendo “el primer catequista”, y del presbiterio. Al plantear que la “fidelidad al pasado y la responsabilidad por el presente” son las “condiciones indispensables” para que la Iglesia lleve adelante su misión, también reclama el Pontífice un “auténtico encuentro con las jóvenes generaciones, sin olvidar la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido”.

El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, destacó en la presentación del motu proprio cómo la creación del ministerio del catequista, que ayuda “al crecimiento de la comunidad cristiana”, responde tanto a las necesidades presentes de la Iglesia como a sus raíces, pues el concepto del ministerio está “fuertemente asociado” a los primeros grupos de cristianos.

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